Everything's going to be okay. II | Carl Grimes. |

Capítulo 29✨

Con amor para: @NatsukiStars , @WalkerLynch21 , @GarnesxBravo y @Blue_Wish99

Las personas hablaban entre ellas, reían y algunas incluso se iban a pasear con el fin de asustar a la gente de la comunidad.
Mientras los demás se ocupaban de sus cosas, uno de los hombres de Negan se acercó y se sentó a mi lado.

-Hey, ¿cómo te llamas?- preguntó el desconocido con voz dulce.

Era un hombre de no más de treinta años, musculoso, de pelo negro y ojos azules. Me recordaba en cierta manera a Jesús, aunque su mirada me intimidaba un poco.

-____ -dije con cierto miedo.

-Yo soy Ian. -mostró su mano esperando al saludo.

La tomé y me dio un apretón.

-¿Vives aquí?

-Solía hacerlo. -contesté mirando la calle.

-Tranquila, no te hará daño.

Solté una carcajada irónica.

-¿Es una de las nuevas putitas de Negan? -interrumpió otro hombre intentando ser... ¿gracioso?

-Venga, Carlos, no actúes como un niño de cinco años. -defendió Ian levantándose y poniéndose delante suya.

-Solo preguntaba, tranquilo, hermano.

-Pues no ayudas. Déjala, es solo una cría.

La boca de Carlos casi tocó el suelo. Parecía estar muy indignado.

-¿Así que ahora vienes de héroe? ¿Te recuerdo para quién trabajas? ¿Cuántas personas has matado? Apostaría lo que fuera a que si la niña supiera que no eres tan buenazo como intentas aparentar, evitaría tu presencia sin dudarlo dos veces.

-¿En serio vamos a hacer un numerito?

Miraba asombrada la escena. Allá donde iba, había problemas.

-El único numerito es el tuyo ocultando lo que eres: un asesino.

-No quiero discutir, Carlos. -Ian se disponía a sentarse de nuevo pero aquel latino le agarró del hombro.

-¿Huyendo? ¿Cómo de costumbre?

Hubo un segundo de tensión, el cual se rompió cuando Carlos lanzó un puñetazo al rostro del hombre de ojos azules.

El labio de Ian empezó a sangrar. Se llevó la mano a la boca para comprobar lo que salía de ella y su mirada tomó un aire de ira.
Empezó así una guerra de puños, patadas y embestidas, la cual se volvió más violenta cuando Carlos sacó una navaja de su bota.
Apuntó a Ian con ella, mientras ambos intentaban que sus respiraciones tomaran el ritmo normal.
Al cabo de un instante se lanzó a por él, con el afilado instrumento por delante. Ian fue más rápido y se tiró al suelo de inmediato, evitando que le apuñalara, pero la inercia hizo que Carlos siguiera su trayecto hacia mí. Yo, todavía sentada, rodé por el suelo instintivamente, aunque el cuchillo alcanzó mi brazo y mi camisa empezó a tomar un color rojo.
Empecé a temblar. Con mi mano presioné la herida que no dejaba de sangrar y no había nadie allí que pudiera parar la hemorragia. Nadie que no trabajara para Negan y que se preocupara por mi muerte.
Para mi suerte, o mi desgracia, las siluetas de dos personas corriendo aparecieron calle arriba.