Capítulo 30✨

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"Buenos días, Carl.
Este es mi quinto día en esta prisión y parece que han pasado meses desde la última vez que nos vimos.
Estoy bien. Cansada, pero bien. Negan se porta mejor conmigo de lo que esperaba, pero nada comparado con el amor de tu padre.
Eugene se ha convertido en la mano derecha del jefe. No parece él. Y respecto a mí, me he hecho algunos amigos.
Os echo de menos a todos. Espero que Rosita me perdone por lo que he hecho.
Te quiero, mi vaquero."

Dejé el cuaderno en la mesilla. Escribirle era lo más cerca que podía sentirme de él y de todos.
De repente llamaron a la puerta.

-Pasa. -dije.

Dwight apareció tras el umbral con mi arco en la mano.

-¿Practicamos?

Sonreí y me levanté de la cama de un salto.
Caminamos hasta la entrada principal y salimos al exterior. Dwight me guió entre los árboles hasta un claro, en el que normalmente hacíamos la actividad.

-Hoy haremos algo distinto.

Arqueé una ceja y ladeé la cabeza.

-Vamos a aprender a hacer flechas.

Bufé.

-No rechistes. Imagina que estás sola y con sólo dos flechas. ¿Qué haces? ¿Tirar el arco?

-No, pero... -me quedé sin palabras.

El rubio sonrió victorioso.

-Busca palos medianamente largos.

Ambos nos pusimos manos a la obra. Mientras recogíamos ramas, hablamos de algo más serio.

-Ahora que estamos en lugar seguro, mañana iré a Alexandria a por algunas cosas. He hecho un mapa del edificio para Rick. Espero que esto acabe pronto.

-¿Por qué nos ayudas? -pregunté con curiosidad.

-El reinado de Negan tiene que acabar. Ya tenemos muertos, no hace falta que los vivos también maten.

-¿Podrías darle otra cosa? Es una carta. Para su hijo.

-Claro.

Acerqué al medio del claro el monto cito de palos que había recogido. El hombre hizo lo mismo y nos sentamos alrededor.

Sacó hilo blanco de la mochila que había traído, dos navajas y plumas.

-Tranquila, es más fácil de lo que parece.

Estuvimos toda la tarde haciendo flechas y cuando las tuvimos todas hechas las pusimos a prueba.

-Y si tengo que fabricar mis propias flechas, ¿de dónde saco las plumas? Los pájaros vuelan, no andan. -dije apuntando a un árbol.

-Por eso tienes que comprobar que tu pequeño almacén de plumas no esté vacío.

Solté la cuerda y la flecha no rozó ni la madera. Suspiré.

-La práctica hace al maestro. -animó Dwight.

Estuvimos así horas, pero llegó el momento de la cena. Recogimos las cosas y volvimos por el sendero de vuelta a mi nueva casa.
Cuando llegamos a las puertas, una pareja de un hombre y una mujer nos pararon. La mujer hizo que abriera las piernas y pusiera las manos sobre mi cabeza. Tocó mi cuerpo esperando encontrar algo que no debiera estar ahí. A Dwight no le tocaron.
Después del cacheo nos dieron vía libre para seguir nuestro camino.
Los pasillos de aquella prisión estaban llenos de hombres babosos y alguna mujer con cara de muy pocos amigos.
Antes de ir al comedor, quise pasar por mi habitación para asearme. El rubio que me acompañaba, al ver que me desviaba de su camino, paró en seco y me habló:

Everything's going to be okay. II | Carl Grimes. |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora