Capítulo 3✨

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-¿Te duele mucho? -pregunté a Alejandro.

Seguíamos a aquel chico llamado Aaron. Aunque nos hubiera sacado de un aprieto no le quitaba ojo de encima.

-Voy bien. -respondió.

-¿Cuánto falta para llegar? Alejandro necesita comer algo, está perdiendo mucha sangre.

-No mucho. Tal vez unos quince minutos. -respondió nuestro guía.

Ayudaba a mi amigo a caminar. Su brazo rodeaba mi cuello y yo le sujetaba por la cintura. Él miraba al suelo y lanzaba pequeños gemidos de dolor.

-Tranquilo, Alex, aguanta un poco más. -le animé.

-Ahí están las paredes que rodean nuestra Comunidad. -señaló Aaron.

Unos enormes muros se alzaban ante nosotros.

-¿Vosotros vivís aquí? -pregunté perpleja.

-Sí, desde que esto empezó. Ahora cuando entremos llevaremos a tu compañero a la enfermería y tú vendrás conmigo a ver a Deana.

-¿Quién?

-Deana, la persona que hizo posible todo esto.

Llegamos a la entrada de aquel sitio. Un chico que estaba de guardia nos abrió la puerta.

Las casas blancas y las calles tranquilas me traían bonitos recuerdos de mi infancia.

-Wow... -susurró el herido.- ¿Esto es real?

-Sí, Alejandro. -le sonreí.

-Por aquí chicos. -nos dijo Aaron.

Pasamos una manzana y nos acercamos a una de aquellas casas.
Había camillas y medicamentos. Una mujer acudió a mí y tumbó al chico en una de las camillas.
Me despedí con un beso y salimos de allí.

Seguimos por la calle. Yo iba detrás a unos cuantos pasos, observando todo a mi alrededor. Algo chocó conmigo.

Un niño pequeño se había topado con mi pierna intentando coger una pelota.

Subió la mirada hacia mi cara y me miró por unos segundos.

-P-perdón. -musitó.

-Tranquilo, cielo. -acaricié su cabeza. -Corre, que se te va el balón.

Aquella personita de unos seis años desapareció corriendo. Suspiré con tristeza y volví a andar.

(...)

-¡Deana! -volvió a tocar a la puerta.- ¿Estás?

Esperaba sentada a que a Aaron le abrieran la puerta. Por fin, una mujer mayor apareció y yo me levanté de repente.

-¿Qué ocurre, Aaron? -habló con seriedad.

-Tenemos dos nuevos integrantes. -respondió el chico con una sonrisa.

-¡Estupendo! -dijo ilusionada.- Pasa, querida. -se dirigió a mí.

-Hasta luego, ___. Ya nos veremos por aquí. -se despidió mi guía.

Pasé el umbral y cerré tras de mí. Anduve por el pasillo de madera siguiendo a la líder. Llegamos a un salón bien decorado. Las paredes estabas llenas de estanterías y había cuadros por todos lados.

-Siéntate, por favor. -indicó.

Tomé asiento en una butaca azul. Ella se sentó en frente, con una cámara a su lado.

-Te haré una pequeña entrevista, si no te importa. Lo hago con todos, por seguridad, ya me entiendes.

-¿Y la cámara?

Everything's going to be okay. II | Carl Grimes. |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora