Capítulo 4

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No lo soporto, no lo aguanto. Bueno, más bien lo que no aguanto es a ella. ¿Por qué se tiene que meter en mi vida? Podría quedarse a un lado como una madre normal y al final del día decir -¿qué tal el día hija?- pero no. Es demasiado para ella.
Llego a mi cuarto y al darme cuenta de que no tengo nada que hacer decido dar una vuelta y conocer la ciudad.
Al salir, mi primera reacción es mirar hacia los lados y me doy cuenta de que hay demasiada gente en una misma acera.
«Sí tienen dinero para rascacielos y esmoquins pero no para aceras más grandes, cómo no» .
Me decido a ir hacia la derecha que se ve un parque bastante bonito. Hay un estanque y una bonita fuente en él. Es precioso. Me decanto por ir a por un perrito caliente y sentarme.
Ya sentada me como el perrito.
«Qué frío está el banco»
-Disculpe señorita, ¿le importa si me siento?-
Es un chico de pelo marrón, joven, ojos negros, camiseta blanca y pantalón negro ceñido. Es increíblemente atractivo.
Creo que nota cómo lo estoy mirando ya que sonríe sonrojado y se sienta sin yo decir nada.
-Hace un día precioso ¿no crees?- me pregunta mirando hacia los árboles que nos cubren.
-Emm...yo...sí...no se está mal- tartamudeo.
Se ríe y me mira.
-Perdona, no me he presentado, me llamo Jack. -me dice con una sonrisa mientras me extiende la mano.
-Clara, encantada. -al fin consigo decir más tranquila.
Su mano es súper suave y está caliente, al contrario que la mía, que está helada.
-Vaya, bonito nombre Clara, ¿te has mudado hace poco?-pregunta.
«¿cómo lo sabe?»
-Eh...sí, esta mañana- odio decir eso de haberme mudado.
-¿Te apetece que te enseñe la ciudad un día?-me mira directamente a los ojos.
–Llevo aquí prácticamente desde que nací.-añade.
-Yo...tengo sólo dieciséis años, ¿lo sabes?-pregunto, ya que no me apetece que un extraño por muy atractivo que sea me lleve a donde él quiera.
Se empieza a reír muy fuerte. No lo entiendo. ¿He dicho algo gracioso?
-Oye, puedes tranquilizarte, tengo sólo dieciocho, cumplo diecinueve en enero- suspiro aliviada, pero no sé si fiarme aún.
-Clara - llama mi atención fijada en el suelo y le miro.-No voy a hacerte nada, lo juro- me extiende el meñique.
-Está bien, ¿mañana me la enseñas?- se sonroja y yo abro los ojos como platos al darme cuenta lo raro que ha sonado-Yo eh me refería a la ciudad perdona, no me he dado cuenta -intento arreglarlo con esta respuesta tan nerviosa y apartando la mirada de él.
Entonces él coge mi cara entre sus manos y me obliga a mirarle.
-Mañana a las 17:30 aquí, ¿vale?- sonríe.
-Vale- afirmo.

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