Capítulo 25

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Me doy la vuelta.
No puedo ni mirarlo a la cara.
¿Acaso se avergüenza de mí? Pues que sepa que en mi pueblo a esas personas ni se las mira.

Es realmente idiota.

—¡Clara! ¡Espera!–

No quería escucharle, pero sabía que si no le decía algo me iba a arrepentir. Así que, le grito girándome de golpe.

—¡¿Qué espere a qué?! –histérica.

—Yo...yo...–se calla.

Hay un pequeño silencio. Esto es increíble.
Niego con la cabeza a la vez que miro al suelo.

—Lo sabía –me mira confuso– No sabes qué decir– le explico.

—Déjame explicartelo–

—No–le corto— Ya te he dicho que no hay nada que explicar–.

—Pero yo...Clara...–

Niego con la cabeza. Me doy de nuevo la vuelta. Mi trabajo aquí ha terminado.

Me agarra del brazo. Sabía que era él. Como siempre.

—Clara déjame que te lo explique–

Sacudí mi brazo y sin siquiera girarme me fui.
No iba a caer en la misma trampa otra vez. En el mítico:

+déjame explicarte

-Adelante

+yo...bla bla bla

-Claro, totalmente comprensible

+¿me perdonas?

-por supuesto

Y todos felices y hubo beso y perdices. Pues no. No iba a entrar en ese jueguecito. Lo mejor era irme. Huir de ahí. Una vez leí en un libro una frase que se me quedó grabada:

~Tú decides lo que te daña.~

Y esto, no. Esto no me iba a dañar.

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