La vuelta a su departamento había sido la más cálida, más que nada por las galletitas de chocolate que Linda Iero le había cocinado para el viaje. Con una sonrisa totalmente renovada en su rostro miró el cartel iluminado que anunciaba su llegada a el centro de New Jersey. Era de noche, casi amanecía pero él no tenía sueño, al contrario, esperaba con ansias el medio día para hablar con Jephareé, y quizás en la noche iría al bar para hablar finalmente con Bob.
La charla con su madre le había hecho muy bien, más que nada porque Linda siempre le dio a entender que podría ir allí cada vez que quisiera, estaba también más tranquilo sabiendo que Cheech Iero, su padre, había viajado oficialmente a Hoboken. Linda Iero le despidió con una sonrisa y unas cuantas lágrimas en sus ojos avellana.
Mirando por la ventana, visualizó que estaba bastante cerca de la terminal acomodó el pañuelo negro que adornaba su cuello, tapando sus tatuajes y aquella herida que Gerard le había hecho, había quedado horrible; las pequeñas grietas que los afilados dientes le habían hecho, todavía dolían, y cuando se miró en el espejo de su antiguo cuarto lo maldijo hasta el cansancio, parecía que un animal le había desgarrado o arañado con saña, eran lineas moradas con algo de sangre seca, se excusó con su madre diciendo que aquello era un error de cálculo a la hora de afeitarse, ella simplemente asintió en silencio. Escuchando el ruido del motor cesar, sin meditar mucho cargó en su hombro la mochila que llevaba a todos lados, una vez el micro había parado su marcha Frank bajó los últimos escalones del bus con la mirada perdida chocando inmediatamente con una espalda que le doblaba el tamaño.
Sus cejas se arquearon en sorpresa al ver que la persona que tenía enfrente era Matt, quien al verlo expandió una gran sonrisa sobre su boca. - ¡Frankie! - el castaño atisbó solo a sonreír en un intento de felicidad porque ha decir verdad, él no quería encontrarse tan rápido con lo que ahora era su hogar. Al parecer se perdió en sus pensamientos, porque cuando pudo pestañear sus labios eran apresados con ferocidad, su barbilla pinchando por la creciente barba castaña del otro, - ¿Dónde estabas? - preguntó el más alto una vez que se separaron, Frank dedicó tiempo a mirarlo, llevaba una camisa de la empresa de micros, y unos jeans negros, sus ojos marrones le penetraron con violencia en los suyos, dándole a entender la presencia que éstos tenían. Frank parpadeó algo perdido y todo pareció moverse de nuevo en el mundo.
-Fui a la casa de mi madre. - alzó sus hombros con una sonrisa mirando por a través del hombro del más alto, el amanecer le estaba saludando en tonos algo grises por lo nublado que Jersey se presentaba cada vez, con más ocurrencia.
-Pensé que te había pasado algo Frankie, fui a tu departamento... - los ojos avellana se encontraron con los de Matt en una clara diferencia de altura. A la cabeza castaña solo volvió la imagen de Matt casi huyendo de su hogar, Frank guardó ambas manos en sus bolsillos sin dejar de escuchar la voz rasposa del mayor, - y uh, solo vi al tipo ese...
Frank mordió sus labios ante la atenta mirada de Matt inventándole decir que aquella situación había sido bastante incómoda. - Oh... sí, es un pesado. - murmuró intentando restarle algo de importancia, importancia que Frank no podía restar. Vio a Matt asentir lentamente, y aquello se había vuelto malditamente incómodo. La última vez que se habían visto, hacia ya tres días, siquiera pasaron a despedirse, y aquello rondaba en la cabeza de Frank como si fuese lo único que le causaba curiosidad.
Los ojos de Matt se desviaron a un tipo que lo llamaba insistentemente, al parecer la semana comenzaba con mucho trabajo. - ¿Haces algo ésta noche? - la pregunta de Matt le hizo sacar la vista del hombre que andaba a los gritos por el parqueadero de buses, había sonado algo desesperado e ilusionado.
Frank lo pensó un momento sin detenerse mucho, era lunes y quizás debería descansar mucho más después de todo lo que su madre le había dicho sobre buscar algo que le haga bien.
- No, en absoluto, ¿tienes planes? - la pregunta salió con una sonrisa que Matt borró con sus labios, Frank volvió a sonreír ante la compañía y la sensación de bienestar que le recorrió el cuerpo al sentir los cálidos labios del moreno frente a él.El nuevo grito seguido del nombre entero de Matt le hizo carcajear un poco, destensándose al ver que el más alto rezongaba entre dientes, - Te mando un mensaje, ¿está bien?
Frank asintió y con un último beso, vio a Matt arribar a uno de los micros para después alejarse, como la primera vez que lo vio. Miró a todos lados encontrando que la terminal comenzaba a llenarse de personas moviéndose con rapidez, abordando y bajando de los trasportes, con una última mirada a las ventanillas donde los pasajes se vendían dio media vuelta para encontrar la avenida principal del Jersey Shore.
La llegada silenciosa a su departamento le trajo aquella melancolía que tanto odiaba, porque quisiera aceptarlo o no, extrañaba la sonrisa de Gerard, al entrar a su hogar lo primero que hizo fue calentar café, entonces los ojos de Gerard le inundaron de nuevo, con el recuerdo de aquellas dos tazas.
Si bien la universidad era un lugar algo más frío para independizarse y conocer otras personas, sin Ray aquello era monótono y aburrido, más que nada porque economía no era una materia que le gustase, mucho menos materia que tenga que ver con el arte, pero bueno, era algo que debía hacer. El tipo de anteojos explicaba el ciclo que cumplía la economía general de un país cuando su celular comenzó a vibrar en el bolsillo trasero de su pantalón. Con una mueca de disculpa hacia la mujer que estaba a su lado sacó el aparato para nada tecnológico y apretando al azar sus botones abrió el mensaje de un número desconocido.
"¿Podríamos ir a aquél bar por unas cervezas?"
Apoyando su frente en el banco mirando despreocupadamente como sus dedos tomaban el aparato pensó en que quizás podría ser una buena oportunidad para finalmente hablar con Bob sobre el contrato que aún tenía pendiente.
*
Los labios algo ásperos de Matt le saludaron efusivamente una vez que se encontraron en aquella fuente del falso Central Park de New Jersey. El viento soplaba fuerte haciendo que sus brazos tatuados abrazaran su propio cuerpo ante la tierna mirada marrón junto a él. Frank no pudo no acordarse de la noche que viajó con Gerard hacia Hoboken, esa misma noche estaba helando y quizás un abrazo como el que Gerard le había dado no le hubiese venido nada mal, miró a Matt de reojo para ver si venía algún gesto que acaparara el frío, pero nada llegó y el castaño solo se dedicó a mirar los pasos de sus propios pies. Después de unas cuadras en pleno silencio, ambos escucharon la estrepitosa música que aquél conocido bar les ofrecía. Frank no sabia bien si era alguna decrépita canción de Madonna o de ABBA, asique aún abrazándose y mirando sus zapatillas se acercó hasta la entrada viendo al rubio junto a Mikey Way, ambos apoyados sobre un mostrador negro en el pasillo previo al bar.Su corazón pegó un salto, toda la valentía se le había ido al carajo cuando Matt había tomado uno de sus brazos mientras se acercaban a la pareja que hablaba entre sonrisas.
Pronto la vista del castaño con lentes pasó a su cuerpo mirándolo con sorpresa y emoción, emoción que se fue cuando su mirada miel pasó a su acompañante.
Los ojos de Mikey le miraron, acusadores y llenosde preguntas, que Frank no sabría como responder.
Una vez entraron al bar, las pocas mesas ocupadas delataban que sin dudar era lunes en la noche, sin embargo Dancin' Queen, no paró de sonar.
En un abrir y cerrar de ojos Mikey Way ya no estaba, Frank miró a su costado y tampoco vio a Matt pasó su vista a las mesas pero ninguno de los dos estaban ahí, en ese entonces Bob se acercó a él con una cerveza en la mano, ofreciéndosela pero el castaño solo se dedicó a mirarlo.
- Tenemos que hablar Frank.
La voz del rubio salió decidida haciéndole reaccionar, y la charla comenzó.
Subo mañana, que no cunda el pánico. ¿alguien sigue leyendo ésto?
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El odio hace al amor |Frerard| Terminado
FanfictionTodos tenemos un vecino molesto, ya sea por los gritos, olor a alcohol o fiestas, ladridos, humedad en la puta pared, televisión muy fuerte o en este caso golpes de cama hacia la pared. Frank no hacía más que dormir cuando un fuerte golpe en la cabe...