Si alguien pudiera poner nombre a una situación cualquiera, ¿cuál sería? Claro, depende de la situación en sí, de lo que fuera lo que esté pasando, pero entonces entraba la relatividad y el ruido desamparante que sonaba en aquella ciudad. Era algo así como una sirena de bomberos mezclada con voces, era aterrador el simple hecho de estar allí, no veía a Matt pero sorprendentemente aquello no le preocupaba pero sí le preocupaba su madre, Linda Priccolo más aún cuando los únicos susurros eran los de su madre diciéndole que todo iba a estar bien. ¿Pero qué era lo que estaba pasando? En aquella situación no podría poner otra palabra que; confusión.
Estaba caminando en una calle gris y desolada, los edificios a sus costados estaban de un color ocre, sumando el sucio que daba aquella ceniza que caía del cielo desde alguna parte. Se paró en aquella esquina tan diferente a sus ojos que antes tenía pequeñas luces desde los departamentos y ahora solamente veía el fondo de la calle lleno de neblina, era como la boca de un lobo pero con algo de luz, proveniente de un sol redondo que se posaba sobre su cabeza, pero era amarillento y contorneado, la neblina blanca hacía del sol un foco de luz penetrante para sus ojos. Apretó los ojos y pestañeando confundido miró sus manos, se asustó al notar que sus tatuajes no estaban pero aquellos eran sus dedos, su forma, esas eran sus uñas, ¿y sus tatuajes? Miró a sus costados intentando buscar respuestas en la soledad entre aquellos edificios, pero entonces sin saber porqué giró todo su cuerpo y en medio de la calle ahí estaba. El tipo que le había cambiado la vida, Gerard estaba frente a él. No hizo que más que parpadear y pronto pudo divisar sus vestiduras; llevaba lo que alguna vez vistió frente a él en aquella cena, aquella remera de los Misfits, sus jeans de color oscuro y Frank reconoció sus converse. Se miró a sí mismo y él vestía de la misma manera, pero frunció el seño al reconocer los tatuajes que nuevamente estaba en su piel. Era como si nada le hubiese reclamado, como si nada hubiese puesto en conflicto su relación, si es que alguna existía. Frank estaba feliz de verlo ahí.
Un suspiro repentino del viento le hizo estremecer, más aún cuando vio los puños de su acompañante apretarse, elevó la mirada cuando escuchó a Gerard murmurar algo que realmente no entendió, y pronto sintió los delicados labios sobre los suyos.
Eran los labios más dulces que había probado.
Frank revoloteó sus ojos rápidamente algo asustado y confundido, aquél era su techo pero no recordaba haber llegado a casa, ni tampoco ir a la universidad, entonces pensó en el momento en que acudió a Matt, -¿Qué..? - revolvió sus castaños cabellos con una de sus manos libres ya que la otra estaba debajo de su propia espalda que notó desnuda. Cuando sintió un peso cálido en su costado derecho, frunció el seño ante el dolor que lo invadió, entonces con el dolor de cabeza vino todo lo que había hecho pasado en las últimas diez horas. Tragó en seco sentándose con rapidez en la cama al ver la luna saludándolo desde la ventana. Miró a su alrededor y toda su habitación estaba desordenada. Había ropa que no reconocía como suya sobre el suelo, su corazón comenzó a desesperarse, - No... - corroboró sus dudas cuando levantó las sábanas dejando su cuerpo desnudo ante la oscuridad de su habitación. Pasó sus ojos hacia su acompañante que llevaba en su rostro nada más que calma. Lo miró detenidamente y ya no sintió la misma comodidad que alguna vez le trasmitió aquél moreno. Su corazón comenzó a latir rápido, algo asustado y sin hacer mucho ruido se paró alejándose de la cama que ahora rebozaba en tranquilidad. El cuerpo de Matt estaba semi oculto entre las azules sábanas, Frank se maldijo por dentro al momento que comenzó a caminar por su habitación buscando con la mirada su propia ropa.
Recogió su bóxer gris agachándose y sintiendo un leve dolor en su entrepierna. Frunció el seño al ver que Matt se removía entre las sábanas y aún en cuchillas llevó una de sus manos con delicadeza hasta su propia entrada pero nada dolió ahí, suspiró fuertemente algo más tranquilo, bajando la mirada hacia el suelo tanteó su miembro con un leve roce que le hizo estremecer, al parecer había sido una tarde-noche agitada.
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El odio hace al amor |Frerard| Terminado
FanfictionTodos tenemos un vecino molesto, ya sea por los gritos, olor a alcohol o fiestas, ladridos, humedad en la puta pared, televisión muy fuerte o en este caso golpes de cama hacia la pared. Frank no hacía más que dormir cuando un fuerte golpe en la cabe...