31. The Kiss

564 67 29
                                    

Love me love me love me
You nail me to the floor
And push my guts all inside out.
The Kiss, The cure.

Las cosas iban bastante bien, la Universidad le había dado un tiempo de descanso o más bien él se había dado un tiempo con los estudios y Linda le había llamado la anterior semana diciéndole que Cheech había salido del país y debido a sus antecedentes violentos ya no podría ingresar al menos, al estado de New Jersey. Ella había vuelto a Belleville después de dejar a su hermana en Ohio, Frank había prometido ir a visitarla con Gerard y Jamia.

Su madre aceptó que él estaba en una relación seria de algo así como un mes y medio desde el viaje a la costa en Monmouth al sudeste de Jersey.

Jamia seguía trabajando en la playa del Jersey Shore como guardavidas y seguía viviendo con él en su departamento en el centro. En realidad Frank pasaba más tiempo junto a Gerard en el bar y en su cama. Se habían vuelto muy unidos y no había mañana que aquél tradicional café no se haya compartido, aún así Gerard tuviese sus ojos achinados por el cansancio y eso era algo para subrrayar en Gerard. Su mismo cuñado lo decía, porque después de volver de aquellas vacaciones hubo una gran cena donde Mikey y Bob asistieron, al igual que Jephareé y Raymond ya que era su viejo amigo de secuandaria volvería a Belleville. Jamia habia cocinado su comida favorita en el mundo y Frank no pudo ser más feliz. Estaba con sus amigos, su novio y su mejor amiga. Pensó que jamás podría ser más feliz.

Excepto cuando Gerard puso sus manos suaves sobre sus ojos tapándole la vista de la ventana que mostraba la lluvia en medio de la noche, y Frank sonrió dando una vuelta para verlo. Gerard estaba arrodillado con una pequeña cajita negra en sus manos, destapó el delicado terciopelo y le mostró aquél anillo de compromiso.

-¿Quisieras..? - ante sus ojos verdes aguados le dejó hablar, Frank sentía que su pecho iba a estallar en latidos. -No te estoy pidiendo casamiento, yo... quiero saber si quieres, uh.

Frank notó como las mejillas del pelinegro se volvían rosas de color furioso y tomó una de sus manos para levantarlo del suelo dejándolo frente a él. -Si, Gerard. -Frank solo le besó con ansias deborando su boca con propiedad.

Una semana después

Caminaba con una sonrisa en su rostro por la Avenida del Jersey Shore ahí donde conoció a Jamia y donde pasó toda la mañana para remodelar su hogar o más bien, el de ambos. Estaba cansado, sus pies dolían y su boca estaba seca por el frío que le golpeaba la cara. Jersey cuando se nublaba era de lo peor, en una punta o en la otra del Estado. Parado en una de las esquinas para cruzar la Avenida en pleno movimiento, sacó la mano izquierda del bolsillo de su saco gris, solo para ver aquella alianza plateada que le hacía tan feliz. Y es que ambos se conocían del todo. Gerard sabía que su padre era un violento que le hizo la vida imposible a él y a su madre, por eso había dejado su hogar para ir al Centro de Jersey, a comenzar una nueva vida. Tanto así lo sabia él mismo sobre Gerard, el pelinegro había tenido problemas con la infidelidad de su madre hacia su padre, Donald, por eso su trato con los demás, por eso era el usar el cuerpo del otro. Frank lo sabia y aún le apoyaba por más que el pelinegro se negase rotundamente a perdonarla ya que, por Donna Way, él habia perdido a su padre.

Cruzó finalmente la calle pensativo, escondiendo su cuello sano en una bufanda oscura de Gerard y divisó su apartamento con una sonrisa.

No pensó en pasar a visitar a Jamia, ella estaba con negocios en el puerto y prefirió no molestarla, sacó la llave de sus jeans y escuchó algunos ruidos venir de la puerta veintidós y rió. Últimamente Gerard quería aprender a cocinar pero solo quedaba un gran desastre, con una negación en su cabeza abrió la puerta despacio mirando sus pies.

El odio hace al amor |Frerard| TerminadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora