XXVII

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La mujer que había cantado anteriormente parecía no tener una buena noche, volvió a cantar Hotel California de los Eagles, en un estilo de bossa, y Gerard no podía con la desafinación de esa morena. Iba a acotar algo a Mikey que apoyaba sus brazos con vageza sobre la barra iluminada por el neón azul, pero Bob le ganó de mano, palmeando con fuerza su espalda llamando su atención.

-¿Lo invitaste? - aún en la oscuridad el rubio pudo ver las mejillas de su mejor amigo tomar un carmín fuerte al momento que asentía. La situación sobre la cabaña no era complicada de entender, Mikey le había reservado una pequeña casita en la costa de Jersey sin su permiso, ya estaba a su nombre y al parecer su sueldo del bar también estaba ahí metido. No había otra.

-¿Estás listo? - preguntó el rubio en su oído cuando la mujer del escenario finalizaba su canción y dejaba lugar allí a un hombre con un saxofón que pronto comenzó a sonar.

Gerard no era idiota, sabía lo que vendría de estar solo con Frank, porque ya todo se sentía en el aire y en lo dilatadas que sus pupilas con las del castaño se ponían al verse y besarse. Más allá de no ser idiota -o al menos en su totalidad- estaba nervioso. Su corazón aceleró con fuerza.

Los ojos azules le miraron mientras una mano iba a su hombro izquierdo, y él solo levantó los hombros. - No quiero pensar en eso, Bob.

-Gee... - escuchó a su hermano y volteó su cabeza a Mikey que seguía apoyado sobre la barra pero ahora en su dirección. - Ese chico te quiere mucho y..

Mikey cerró su boca al momento que veía a Bob hacerle señas exageradas con sus brazos, Gerard volvió a voltear su cabeza al rubio que intentaba llamar su atención.

-Si en serio estás enamorado, no lo tires todo a la mierda.

*

-¿Entonces?

Jamia volvió a preguntar ya que el castaño no había respondido la simple pregunta que ella le hacia con una taza de café en la mano.

-Se llama Matt, lo conocí cuando no tenía dinero para volver desde Hoboken, - pero en vez de tranqulizar a su mejor amiga ella solo alzó una ceja, golpeando algún ritmo en el suelo con uno de sus pies.

-¿Qué hacias en Hoboken? - Frank rodó los ojos, cerrando la puerta del baño en la cara de Jamia solo para comenzar a vestirse.

-Fui a ver a una banda y fui con Gerard.. - explicó al momento en que la toalla era dejada sobre el lavamanos azul y el castaño miraba su reflejo, - entonces pasó algo y no pude volver con Mikey y Bob.

El silencio fuera del baño le dio tiempo a terminar de vestirse y salir hacia el living. Una vez que colgó su toalla en la baranda del balcón y la luna le saludó, Jamia llegó a su lado pidiendo más explicaciones pero ahora, con un semblante mucho más calmo.

-Salgo pasado mañana hacia la playa.

En el caso de que no hubiese sido más obvio, Jamia entrecerró sus ojos marrones hacia la pequeña ilusión que iluminaba los ojos de Frank. Ella no quería decirle que era muy difícil que alguien cambie, pero no iba a hablar, porque era nada más ni nada menos que la felicidad de Frank. Y ella no se podía meter en ello.

-¿Por cuánto?

Frank miró hacia las estrellas que brillaban con fuerza sobre su cabeza y habló - Solo el fin de semana.

Ella asintió suspirando y Frank inmediatamente volteó a verla. - ¿Qué pasa Jam?

-¿Estás seguro de ir?

Frank frunció el seño pestañeando rápido, arrugando entre sus puños tatuados la toalla blanca y húmeda.

-¿Porqué no debería de estarlo?

Ella le miró trasmitiendo lo que sin palabras tenía para decir, pero parecía que Frank estaba a la defensiva. - ¿Has estado con un hombre, Frank?

El castaño frunció el seño pronto soltando un poco la toalla y sus ojos avellana viajarona hacia ella. -Estuve con Matt.

Ella asintió pero pronto su voz salió de nuevo. -¿Te ha cuidado ese tipo?

-Yo me cuidé.

Jamia volvía a parecer preocupada pero no habló, ella sabía que algo había detrás, que algo Frank no estaba contándole, pero no refutó, no hizo nada, solo besó la mejilla de Frank y musitó un pequeño "buenas noches", para ir directo a la habitación principal que ambos compartían.

Cuando con la vista fija en la media luna que brillaba al parecer, solo para él, sintió en su estómago todas esas mariposas revoloteando su estómago. Una gran sonrisa abordó sus disparejos dientes y mordiendo su labio de inferior decidió que era hora de ir a dormir, temprano tendría que empacar.

*

Con la mochila gris que lo acompañaba a todos lados sobre su hombro izquierdo golpeó con su puño la puerta veintidós, sintiendo sin dudas, el corazón en su garganta. Sí, ese era su desbocado corazón.

Los pasos apresurados y lo que parecía algo pesado arrastrarse por el suelo, un suspiro y Gerard estaba frente a él abriendo la puerta con un gran sonrojo en su pálido rostro y una maleta oscura en su mano derecha.

-¿Estás listo? - la voz de Frank salió con dulzura mezclada con pocas horas de sueño, sin prestarle atención a las cinco y media de la mañana que eran, ambos sonrieron cuando tomados de las manos comenzaron el rumbo hacia la terminal de Jersey.

*

El olor a salado del mar les hizo suspirar, tenían para ambos dos días de descanso, para conocerse y Frank pensaba porqué no, amarse como era debido como los que están enamorados lo hacen.

Todo pasó rapido, y ya estaban frente a la cabaña bastante grande y de madera en medio de lo que parecía un pueblo pequeño lleno de pequeñas casas rodeadas de árboles que seguro tenían vida dentro, unos escalones que daban a un porche con una pequeña luz iluminando la puerta de entrada.

Apenas y cerraron la puerta detrás de sí, Gerard le acorraló contra la sensible puerta que resonó con fuerza por el golpe que dio su mochila, y cuando el pelinegro con ambos brazos a los lados de su cabeza castaña solo rozó sus labios con los suyos propios, todo el cuerpo le comenzó a quemar.




Buenas madrugadas! Publico ahora porque en la mañana me voy a olvidar. Ya no faltarán más de cuatro capítulos para el final.

Comentarios y todo aquello que quieran expresar son bienvenidos. Nos leemos <3

El odio hace al amor |Frerard| TerminadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora