Ascenso 1.3

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Se acercó a mi y mi sangre se heló, aún así sentí el vacío del alma en Laia. Esa fue la peor parte, se sintió como caer en un agujero. Mi cuerpo continuó actuando a su voluntad.

-Huuuh, solo eres un cobarde.
-hablé entre dientes.
-Dime más cosas hirientes, amo cuando lo haces. -su boca frente a la mia.
-¿Te gusta el masoquismo? Pideselo a otra asquerosa humana. -mi fuerza era sobrehumana y con ella lo sujeté por el cuello a pesar de mi altura menor a la suya.
-Es hora de jugar querido Layle, he estado esperandote demasiado tiempo. -una sonrisa perversa brilló en mi.

Su piel comenzaba a verse morada pero la expresión de su rostro seguia siendo serena. Él sabia que ella lo soltaría pero no por compasión ni misericordia sino porque el ascensor estaba apunto de abrirse.

- Eres molesto. -lo solté y el ascensor se abrió, yo salí, no solo del ascensor sino tambien de la impotencia y me apresuré a encontrar la habitación, atrás quedo Layle desapareciendo con Laia. No me interesaban esos dos, apenas y me permitió recordar lo necesario. Que conocía a Ryu, que alguna vez realice un atentado gigantesco contra un pueblo oscuro y que yo realmente no existía.
No deberian importarme.

El numero 407 estaba a la izquierda en una fila de 15 habitaciones por pasillo, era más espaciosa de lo que esperaba. Después de todo nunca habia estado en un hospital.
Un bulto sobre la cama se retorcia levemente como si tuviera espasmos de malos sueños.

- J..e..s...s -cada letra cortada en mi voz.

Ella se levanto, ¡estaba perfectamente bien!

-Jess! -corrí hacia ella y me colgue de su cuello. La abrace fuerte y le pedí perdon unas mil veces. Ella solo me miraba como si no entendiera nada.

-Durante un instante pude escuchar a Laia decir "este es mi regalo para ti", justo después de eso Jessie me miro con desdén y dijo:
- ¡Alejate de mi monstruo! ¡Nose quien seas pero te recuerdo golpeandome! ¡Vete antes de que llame a la policia!
-De que hablas? ¡Soy yo Alana!
-pude ver el dedo de la chica que conocia mis secretos tocar el botón de ayuda. Lo mejor era salir de ahi o tendria problemas.
-Jessie.. yo.. -una enfermera entró y me apresure a desaparecer.
Seguí mirando sobre mi espalda hacia la habitación antes de tomar las escaleras, el ascensor seria más dificil o eso pensé.

-¿Porque huyes Al? Ahora sabes que puedo safarme muy fácil de esto. -la imagine limando sus uñas mientras yo me movia rápido para salir de ahi.
-¡Que le hiciste a Jess maldita!
-Nada malo. -ese tono me hizo pensar en su áspera sonrisa, y luego prosiguió su monólogo:
-Ella te olvido. Fue divertido, primero le mostre la verdadera primera vez que nos conoció. Luego sane sus heridas y la hice recordar solamente que tú la golpeabas.
-¿Curaste sus heridas? ¿Dañaste su memoria?
-¿No soy tan mala cierto? Ella solo era un móvil y la deje perfectamente bien. -su risita sínica me golpeo peor que si mi hubieran dado un bofetón.
- No, no eres mala eres una comple... -detuvo mi habla con su poder.
-Ya te lo dije. Si me insultas solo te insultas tu.

Desapareció de mi pensamiento y mi cuerpo recibió una extraña sensacion de libertad. Salí del hospital para escapar de la alerta que fue emitida por los altavoces. Caminé lo más normal que pude antes de ser emitida la alerta y corrí de vuelta a casa, pasando por callejones oscuros como atajos.
Deberia tener miedo de las calles nocturnas pero en ese punto no me interesaba seguir con vida.
No queria ver a Ryu. Seria más desconcertante que cuando salí corriendo de casa, ahora él me miraria con sus verdaderos ojos y acabaria conmigo. Ahora solo tendria ojos para a quien realmente ama, en mi no vio nada.
Continué mi estrecho sendero directo a casa, me moví sin pensar y la sangre me burbujeaba. Los ojos los tenia rojos e irritados por las lágrimas y el frío. Mi piel se habia puesto más pálida y mis labios se volvieron de un color lila muy claro.
El frío me estaba entumeciendo el cuerpo, salí de casa con lo que tenia puesto y todo para obtener la sorpresa de que habia perdido a mi mejor amiga. Ya no habrian peleas por mis llegadas tardias a clase, no tendria nadie con quien salir a clubes ni nadie con quien gritar como loca al ver una película, ya no habria chistes narcolepticos ni sonrisas sinceras, ya no podria acercarme ni un metro a ella porque la única forma en que me reconoce es como su agresora. Ya no habrian empujones juguetones ni secretos a media noche. Ya no habrian mensajes ni llamadas, no habria ojos serios ni tranquilos. Ya no habria nada.

Por un momento pense en los momentos felices, Jess y yo viajando solas por primera vez hace un año, fuimos a la playa y disfrutamos de la feria. Las luces, el agua salada que mezclaba su olor con el aire, los chicos guapos que estudiamos detalladamente solo para jugar, la rueda de la fortuna a la que subimos e hicimos un alboroto por el que nos betaron del juego. Por lo menos ese recuerdo era real, tenia que ser... ahora sabia que la mayoria de nuestro tiempo juntas fue otra gran mentira. Talvez era mejor asi, si no me recordaba no me extrañaria ahora que iba a desaparecer. Ya lo sabia bien, no habia libertad.

Mire hacia la luna, ya estaba cerca de casa pero decidi ir directo a Westpark para darle a mis recuerdos un lugar donde ser enterrados.
Los árboles derramaban pequeños puntos con luces por todo el parque, y habia bancas de material negro metálico. Algunas ardillas corrian apresuradas entre árboles y el viento balanceaba suave sus ramas llenas de hojas verdes y pequeñas.
Ese lugar fue testigo de mi tiempo con ella, aunque pareciera extremista Jessie era muy importante para mi y queria darle un buen final a todo si ya no podia verla. Ahora ella estaria a salvo de Laia o eso esperaba.

Encontre una pequeña estatua con la figura de un fuerte y veloz caballo y a su lado un caballo un poco más grande y viejo. Cada detalle de las mismas habia sido minuciosamente tallado y la inscripción en la tabla siempre nos gusto a ambas.

Contaba la historia de "Dos caballos"..

"Cerca de mi casa hay un terreno de pasto.
Dos caballos viven allí.
De lejos, parecen caballos normales...pero, cuando uno se acerca y mira con detenimiento,
puede observar que uno de ellos está ciego.
Aún así, el dueño no se deshizo de él y le consiguió un amigo, un caballo más joven.
Esto es de admirar.
Y si prestas atención oirás el sonido de una campana.
Buscando de donde viene el sonido, verás que cuelga del cuello del caballo joven.
De esta manera, el caballo ciego sabe siempre donde está su compañero y sigue tras él.
Ambos pasan el tiempo comiendo brotes tiernos de hierba, al finalizar el día, el caballo ciego sigue a su compañero hasta el establo,
donde se guarecen de la noche.
El caballo que porta la campana vuelve de vez en cuando la cabeza, como si quisiera asegurarse de que su compañero ciego le sigue.
Mientras el caballo ciego, que se guía por el sonido de la campana, avanza confiado de que va por buen camino."

Derrame unas lágrimas más al terminar de leer la inscripción, mientras pensaba en la falsedad de mi memoria.
Siempre ame la historia, Jess y yo aveces veniamos a visitar este sitio solo para leer la inscripción. Debido a que hacia 5 años cuando teniamos 13, ella usaba lentes y el doctor dio muy malos diagnósticos de su vista, en ese tiempo ella estaba segura que quedaria ciega. Un dia de tantos caminé por el parque y encontré las estatuas. Corrí sin detenerme a casa de los Allen y saque a Jessie de su habitación. Tuvo que seguirme el paso hasta Westpark gritando durante 40 min desde atras: -¿Qué sucede? ¡Recuerda que llevo vestido! No corras tan rápido.

En efecto llevaba vestido y era gracioso verla correr asi. Era un vestido rosa con unas rayas blancas en los bordes, algo casual.

Cuando por fin llegamos hasta las estatuas fije mi mirada en ella y sus colosales anteojos.

-Te prometo cuidar tus ojos para siempre! Si no puedes verme nunca más, encontrare la forma de ser tu bastón. Tomare tu mano para que no tropieces y guiare tu camino. No llores por lo que diga un doctor, aqui estoy, mi vista ahora es tuya.

Ella eventualmente asintió y lloró hasta que no pudieron salir más lágrimas. Me abrazó y murmuró:

-Yo prometo hacer lo posible por protegerte, te despertare cuando te quedes dormida y cuidare tu corazón tambien.

No hace falta decir que desde pequeña me dormia en cualquier parte, sin embargo, no soy narcoleptica.

Esa noche juntamos nuestros meñiques y los pulgares de nuestras manos se tocaron tambien. Con el paso del tiempo la vista de Jessie mejoró y pudo dejar los feos anteojos, le otorgamos el acontecimiento a un milagro.

Para mi era uno de mis mejores recuerdos pero, de seguro era falso. Nose ¿desde cuando vivo?¿desde cuando fui creada? Podria haber sido hace un año o hace quinientos y yo todo lo olvide, jamas ocurrió. ¿Que sentido tiene haberme creado?
Me calme.

Este era el lugar donde debia enterrar a la única persona que estuvo conmigo desde siempre. Aún si no era verdad nada, para nosotras fue real.

Arranqué de mi mano derecha una pulsera morada con un dije plateado que decia: "Here I Am." Y lo enterre en la tierra blanda junto a la estatua, mis falsos recuerdos al menos vivirian en ella.
Al menos una parte de lo que fuera que yo era, al menos algo.

Adiós, Jessline Allen.

Irizel: el hilo de la vida. (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora