Me perteneces 1.1

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"El ser humano puede soportar una semana de sed, dos semanas de hambre, muchos años sin techo, pero no puede soportar la soledad."
Paulo Coelh

Mi puño iba directo a su cara, pero me detuvo aprisionando mi muñeca. Con la otra mano acercó mi cintura.

-¿Y ahora intentas golpearme?
-se rio gravemente. Su sonrisa se torció de medio lado. -¿Como deberia castigarte?

-Intenta cualquier cosa y tu amigo no acabara bien. -lo amenacé.

Enredo sus piernas con las mias y ambos caímos desiquilibrados al suelo.

-Ahora no puedes hacer nada.
-volvió a sonreir.

-¡Quitate de encima! ¡Pesas tus kilos no creas que no!

- Tu siempre arruinas el momento. - comenzó a reirse.
-Eso.. -hablaba en medio de risas. -Ha sonado tan... -seguía riendose. Y contagiandome eventualmente con su risa perfecta. Era fuerte pero no molesta.

-Si bueno, creo que ya te divertiste lo suficiente. -espeté finjiendo estar molesta.

-¿Todo para no decirme Te amo? -me miro con una expresión confusa.

-Todo para no decirtelo. -lo mire a los ojos. Tan azules como el mar, moteados por tonos celestes que parecian hielo dentro de sus irises.

-Bueno, no digas nada. -presionó sus labios suavemente en mi mejilla. Y siguio hablandome con su aliento en mi piel.
- Pero, tu realmente me provocas.. -movió su boca a mi otra mejilla, su contacto me causaba escalofríos, yo solo queria que me besara. Él continuo hablando: - Quedate conmigo, Al. -su boca estaba a centimetros de la mia, yo me fundí con el primer roce de sus labios.

Era una prisión sin escapatoria, y lo mejor es que no quería escapar.

-Alana. Despierta. Alana. Regresa. Alana. -esa era la voz de Laia.

Abrí mis ojos de par en par y me percate de que todo lo que estuve viviendo minutos antes era un sueño.

"Comprende que esto no es un sueño, Alana."

Era cierto, Thanos dijo que no era un sueño. Y le creí.

Laia no se veía bien, parecía como si alguien por fin hubiera logrado darle una paliza. Estaba recostada en una pared de piedra en medio de la oscuridad, sujetando con una mano su costado, y con la otra el lugar donde permanece su corazón muerto. De pronto mi cuerpo comenzo a vibrar con palpitaciones fuertes y dolorosas, retorcí mi mano sobre mi corazón, ese maldito dolor era insoportable.

-¿Laia que sucede? Este corazón no es.. quiero decir.. no soy yo.
-espeté asustada por la fuerza con que ese corazón queria latir, una fuerza que dolia.

-Alana. Toma el control. En estos momentos es mejor que seas tú. Yo no me encuentro bien. -toció sangre. Corrí a su lado, por alguna razón no queria verla así. A pesar de todo.

-Laia.. tu corazón esta latiendo.. puedo sentirlo. Nose como... o porque, pero lo siento. -ella me tomó por el cuello y chocó lentamente nuestras frentes, y dijo: "Porque somos una sola, y dos al mismo tiempo." -me apartó y me revolvió el cabello.
-Dejame descanzar. Largo de aqui. -hizo un ademan con la mano señalando la lejanía. Sabía que no habia nada que yo pudiera hacer por ella.
Me puse a caminar lejos de ella para tomar el control de este cuerpo que alguna vez fue mio.

-y Alana... perdoname. -dijo ella.

Sin voltearme le contesté.

-¿Por qué de repente eres buena y pides perdón? ¿Qué se supone que debo perdonar? -me desesperaban sus cambios de personalidad.
Todos eran frívolos, aunque en algunos parecia ser buena.

Irizel: el hilo de la vida. (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora