Lágrimas sin dolor 1.2

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Estaba comiendo galletas de mantequilla mientras esperaba a que alguno de los dos se dignara a aparecer. El sol entraba pesadamente por una ventana, el sillon estaba frío y lleno de pelos blancos... como si algún perro durmiera ahi. Osea, la mota blanca de Alana.

-Brillante idea Ryu. Comprarle un perrito a la niña. -es estúpido.

Encendí el televisor y me encontre con un especial de Glee, no era un buen programa pero era lo mejor que habia. Era eso o ver el canal de hormigas porque en todos estaban dando tonterias de amor. Desde "titanic" hasta "post data te amo."

-Definitivamente la humanidad
esta perdida. -me toque la cabeza en desaprobación a todas las ideas tontas.

El amor no es más que una condición creada por los humanos.

Justo cuando el programa parecia tomar un rumbo inteligente. Me interrumpieron.

Escuche la manija de la puerta traquetear, una bolsa caer y un cuerpo apoyarse en la misma, y gire mi cabeza lentamente para ver a un Niall lastimado.

-¿A ti que te paso? -lo mire nuetra e inquebrantable.
-Al parecer Suscario sintió tu presencia en mi y quiso darte un mensaje. -se desplomó en el suelo y yo me acerque haber lo que probablemente peleo por conseguir.

Era la copia maligna pero perfecta de Dalian, por la forma en que sus dedos lo sujetaban daba la impresión de que era el tesoro más importante de su vida y quien se lo arrebatara tendria problemas incluso después de matarlo.

Me tomo 3 minutos sacarselo porque lo sujetaba muy fuerte, sus dedos estaban rígidos sobre el arco.

-Has sido un buen perro. Ahora descanza, no te matare ni dejare que lo hagan, aún.

Tenia hematomas por todo el cuerpo, cortadas profundas en sus extremidades, la boca rota en una de sus comisuras junto a un labio reventado, cuatro costillas rotas y un pulmón casi perforado.

No era capaz de entender como logro llegar a casa y sobrevivir a Suscario. Lo lleve al cuarto de los falsos padres y lo deje caer sobre la cama. Moverlo no fue dificíl gracias a mi fuerza inhumana.

Le saque la camisa y observe los hematomas más visibles en su abdomen, si no hacia algo moriria de una hemorragia interna.

¿Suscario me odia tanto? Es un rencoroso. JA.

-Este es tu premio por ser un buen perro. -me acerqué y bese su boca. Toque los labios supercialmente, los labios inconcientes de Niall.

Todo el dolor, todos los golpes, todas las sensaciones, todo el ardor, todo, todo lo que podria haberle estado doliendo se traspaso a mi.
Mi nariz sangró de nuevo formando un torrente de veneno que bajaba de mi nariz a mi cuello, y la mano que descanzaba en su pecho sano la hemorragia interna.

Cuando termine me sentí un poco mareada pero no importaba, era conciente de ese dolor, el único problema de poder sanar... ese dolor, que me alcanzaba a puntos críticos e imposibles. Tocí un poco de sangre, al parecer Suscario hizo de las suyas lastimandolo.

Malditos humanos. ¿Acabo de curar a uno de una muerte inminente por cuenta propia?

Vaya, talvez se me esta pegando su estupidez.

Cerré la puerta tras de mi y lo deje dentro a oscuras con solo un pequeño y débil rayo de los últimos que da el sol ardiendo al atardecer.
Me encamine a mi habitación para dormir.
Ryu no habia llegado y comenzaba a anochecer.

Esa noche viví uno de mis recuerdos más preciados y más dolorosos.
Seguramente Alana lo veria pero ¿eso que? La muy tonta aún no capta nada.

Irizel: el hilo de la vida. (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora