¿Quieres jugar? 1.3

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Note como Laia se tensaba.

Una delgada línea en su cuello se marcaba, y su expresion amenazo con volverse brusca.

Algo de ahi la molestaba. Ella conocía este lugar. Talvez incluso, a las personas que bailaban sin rostro, todos con sus trajes chillones y apelotados. Alguna vez estudie sobre el tiempo en la historia cuando las personas se vestian con trajes chillones, pero, no recuerdo el nombre. Definitivamente amo mis vaqueros... jamás podria caminar o bailar con uno de esos vestidos.

En un instante.

Volvio a quedar totalmente fría, inexpresiva, malvada. Una sonrisa que de seguro se asemejaria a la del diablo salio de su boca.

Las personas sin rostro se movian alrededor mecánicas como un carrusel dando vueltas al salón.

Aquel salón era inmenso y todo estampado con algún tipo de flores finas en sus paredes azul pálidas. Las ventanas tenian forma de espejos, casi parecian serlo, habia muchas rodeando el salon. Ademas de las curvas arriba de las paredes, donde terminaban estas y comenzaba el techo cuyo color blanco estaba salpicado con las mismas flores. Terminando en su centro una araña de cristales tornasol.

Me sentia abrumada.

-¿Qué.. sucede aqui? -ahora era yo quien jalaba sus manos.
-Observa el espectaculo. -habló con ironía. -Sigueme, este es tu día de suerte.
-¡Espera, no contestaste mi pregunta! ¡Porque me salvaste si quieres destruirme!

No me contestó y se encaminó al balcon caminando descuidadamente entre aquellas espeluznantes personas. Parecia que no le importaba lastimar a alguna ni que estas se percataran de su prescencia. Casi llegando al balcon golpeo con su hombro a un hombre que impedia su paso y este se limito a mirar hacia ella con su rostro blanquecino sin fondo y sin estructura.

La seguí sin nada mejor que hacer. El balcon era espacioso, pintado con el mismo azul palido, su borde era grueso y todo de roca rojiza, tenia masetas con gardenias en cada borde para decorarlo como una ocasión especial, asi lo deduje.

Ella me daba miedo cada vez que la veia, incluso inexpresiva era capaz de producir escalofríos.

Vimos a una pareja, estaban de espaldas a nosotros. El chico era rubio y llevaba un chaleco azul marino, la mujer tenia un largo cabello ne.. gro. Laia, esa era ella.
Ese debia de ser Sean.. o como ella lo habia llamado Layle.
Él la tenia pegada a él de espaldas. Su cabeza se relajaba sobre el pecho de Layle. Su boca sonreia, dientes perfectos y blancos, letales y hipocritas.
Un vestido azul, con mangas anchas que caian como cascada y un bordeado blanco.

-Mira esto te va a gustar. -Laia me mostro una sonrisa ¿complice? Y flotó hasta la chica de ojos amarillos y se introdujo como humo en ella de la misma forma que habia hecho conmigo en el club. Se giro hacia él, poniendo sus manos en su pecho y le pidio la besara. Él no dudo y la apreto contra si.

¿Cual seria el odio que estas personas se promulgaban entre si? Justo ahora, aunque nadie me creyera.. podria asegurar que son sinceros. Aunque ella parece igual de sincera con ... Ryu...
¿Eso deberia molestarme? ¡Claro que no!

Después de besarlo salio de nuevo hecha humo y regreso a mi lado.
Lamio su labio inferior y me miro a los ojos.

-¿Qué piensas? -la oscura y maliciosa sonrisa regresó. Talvez me equivoque en pensar que era sincera hace un momento.
-¡Solo contesta mis preguntas!
- grite y la abofetee tan rápido que ni ella pudo evitarlo. Estaba enojada, necesitaba gritar.
-Maldita sea ya se desperto.
-me jaloneo y corrimos fuera de la casa hasta un jardín, pasando en medio de un laberinto verde y dificil, luego de 5 minutos ya habiamos llegado a una fuente.

-¡Mierda! ¡Justamente aqui! ¡Que ironia! -vocifero con disgusto.
-¡Tu!, ¡maldita sea!, ¡todo es tu culpa! ¡Quien te dijo que podias visitar mi corazón! Eres una intrusa, no deberias haber venido. -se acercó y se colocó frente a mi, teniamos la misma altura y sus ojos me miraban con asco.
-¡Creo que ya tengo tu atención! ¡Asi que respondeme de una vez! ¡Y que es lo que dices! Tambien es mi corazon, aunque lo quieras negar. ¡Se que tambien me pertenece!
-chille sin creer mis propias palabras y ella me abofeteo con una fuerza inhumana.
-No te atrevas a tocarme de nuevo. -escupió las palabras.

Toque mi mejilla con la ira comenzando a crecer.

-Deshazte de mi. ¿No es lo que quieres?
-Aun no puedo hacerlo. Tendras que esperar. -una repentina y autentica voz neutra.
-¿Que quisiste decir con eso?
-Nada que te deba importar. -me levanto y volvimos a movernos con la intención de salir de aquel extraño lugar. La seguia por el único motivo de que yo tambien tenia un sentimiento intranquilo alli dentro. Aunque si ella se sentia de la misma forma (lo que dudaba totalmente) no lo demostraba.

Junto a ella logre regresar por el camino que habia tomado hasta la pequeña niña. Cuando estabamos apunto de pasar la entrada ella grito llena de dolor y me empujo. La puerta se cerró y yo temi lo peor. No sabia que pasaba pero no podia dejarla allí dentro.

Intente abrir la puerta pero mis posibilidades eran nulas, la puerta media casi 20 metros y era tan gruesa como un árbol.
Sabia que Laia no se encontraba segura y por alguna razón ella no podria abrir la puerta, lo sentia, ella no podria, algo me decia que no.

Mis ojos se iluminaron más escarlatas que antes y mire directo a la puerta con la palabra "abrete, por favor" en mi mente.

Sorprendentemente se abrio y corri dentro.

No podia ver nada, un humo negro se extendia por el lugar y una fuerza paralizante comenzó a arrastrarme por el suelo, tirando de mis pies hacia la oscuridad. Era Aderyn, no tenia rostro. Una pequeña niña me arrastraba con una fuerza colosal y determinada. Sus manos parecian garras incrustadas en la carne.
A lo lejos pude ver una silueta familiar antes de perder el conocimiento.

-Menuda idiota. -fue lo último que escuche.

Cuando desperte Laia y yo estabamos fuera de ese extraño sitio.

-Eres una gran idiota. -sonó casi como una madre enojada al decirlo. Si, claro, una madre extremadamente terrorifica y sanguinaria. Una madre que de seguro entraria a tu cuarto por las noches con la intención de razgar tu cuello. Si ella fuera mi madre, de seguro me suicidaria.
-Sin embargo. -tomo aire y continuo: - Tu deuda fue pagada.
-¿A que te refieres?
-Te salve, tu me ayudaste. La deuda fue pagada.

Se levanto y comenzo a caminar perdiendose en la oscuridad.

-¡Espera! ¿Quien es Aderyn?
-grite lo más fuerte que pude para que me oyera pero fue en vano, Laia me ignoro o talvez no me escucho.

Mire a mi alrededor esperando lo peor. Nada ocurrio.

Seguia intrigada en ¿porque me salvo?, ¿porque se arriesgo alli dentro empujandome fuera mientras ella quedaba atrapada?
¿Esta vez no abrian cadenas ni humo? Simplemente me dejo sola, en las sombras.

Estuve vagando un tiempo en la oscuridad. No habia nada, solo vacíos. Nose cuanto tiempo transcurre aqui dentro, solo se que pareciera que llevara solo 10 segundos, como si el tiempo no avanzara. Me volveria loca... ¿como ella pudo estar aqui dentro?

Esta soledad es enloquecedora. Siento mucho frío.
¿Como pudo ella vivir tanto tiempo asi?
Sola, abandonada, fria.
No entiendo nada a mi alrededor y las dudas no paran de crecer.

¿Quien es Aderyn? ¿Que ocurrio en el pasado? ¿Porque tanto odio? ¿Desde cuando conosco a Drake..? ¿Porque existo?

Cuanto más tiempo pasa más me siento cómoda, este lugar parece acojedor desde un punto de vista retorcido, pero es así.
Hay una especie de paz, un silencio ensordecedor pero pasivo, una ceguera distorcionada pero con un sentido de tranquilidad. Una oscuridad apacible. ¿Podre descanzar aqui?

La oscuridad sigue llamandome. Los ecos de sus susurros me alcanzaron. Quiero escucharla, quiero dejarla actuar.

Algo me lo impide. Aún puedo.. talvez...

Aún no puedo morir. No dejare que destruya mi mundo. El sol no deja de brillar solo porque la noche cubra la mitad del mundo. Debo saber que es lo que Laia desea hacer. Hasta que punto sus deseos llegaran.
Debo saberlo todo. Si ella no me lo dice tendre que descubrirlo yo misma.

Irizel: el hilo de la vida. (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora