Capítulo 16

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En cuanto el teléfono móvil en el bolsillo de sus pantalones comenzó a vibrar nuevamente, suspiró cansado. No otra vez, pensó. Su hermana le había estado llamando todo el día desde que él la envió a correo de voz la primera vez aquella mañana. No es como si Harry no conociera lo insistente que Gemma podía llegar a ser, pues desde que él era un niño pudo ser testigo de aquella, a veces irritante, faceta de su hermana mayor, la cual solo se había incrementado a medida que se convertía en mujer. Por consecuente, también era consciente de que ella no dejaría de intentarlo a menos de que él se dignara a contestarle aunque sea una vez.

No habían hablado desde aquella "discusión" que tuvieron por teléfono hacía un tiempo, y no tenía ganas de comenzar otra en estos mismo momentos. Además estaba seguro de que ella volvería a reclamarle sobre algo que ni siquiera era del todo concreto aun.

A medida que se apresuraba a contestar, se alejó lo suficiente de cualquier persona que pudiera oír la conversación.

— Gemma, no puedo hablar ahora. Estoy trabajando...

—  No, Harry. Estoy cansada de este juego tonto en el que tú te ocultas y yo te busco como una idiota. Ahora me escucharás...— Su hermana sonaba enojada. Lo que era totalmente entendible, razonó Harry. Él había estado siendo muy inmaduro al evitar sus llamadas y mensajes, y no tardó en darse cuenta que si le hubiesen hecho eso a él, hubiese estado igual o más enojado de lo que estaba ella. Sin embargo, la preocupación en el tono de su voz era aún más evidente cuando estaba enojada— Quiero... no. Necesito que termines con lo que sea que tu mente este tramando. Sabes que...

—  Gemma, es enserio, no puedo hablar ahora. Yo... estoy en el trabajo y no quisiera repetir la misma charla, al menos no aquí.— Le contestó mirando para ambos lados. No eran simples nervios, solo no quería ser oído mientras hablaba con la hermana de Harry.— Pero si quieres podemos... puedo llamarte esta noche. ¿Te parece?

La mujer al otro lado de la línea suspiró.

— Prométemelo, Harry.

La expresión de Harry se endureció.

— Sabes que odio las promesas.— no le diría a su hermana el recuerdo fugaz que cruzó por su mente al oír sus palabras.— Las personas nunca las cumplen y terminan decepcionando a los demás. Yo te llamaré.

— Ya.— la voz de Gemma se quebró levemente.— Eres mi hermanito, Harry. Sé que ya no eres un niño, pero no olvides jamás que yo te amo ¿sí? — ¿Acaso ella estaba llorando? — Estaré esperando tu llamada.

— Te hablo luego.

Finalizó la llamada y continuó con su labor. Su ánimo había disminuido considerablemente, pero no podían culparlo. Por suerte había hablado con Mabel para que le diera un permiso especial y así poder irse antes de lo habitual.

Harry quería estar listo para su cita a tiempo, y Mabel pensaba que nadie querría que un mesero con una cara larga le atendiera, por lo cual se le permitió terminar un par de horas antes, que sería cuando Austin fuera por él,  como acordaron, al restaurante.

— ¿Te sientes bien, cariño? — le preguntó la mujer cuando lo vio entrar en la cocina con mala cara.— Te ves... decaído.

Harry negó.

— No es nada.— trató de sonreír para hacer más creíble su respuesta, más no funcionó.— Iré a cambiarme. Gracias por el permiso, Mabel. Sé que he sido un problema todo este tiempo, pero...

Ella le sonrió.— Descuida, cariño. Todo está bien, solo ve a hacer lo tuyo.

Harry asintió aliviado y se dirigió al cuarto de empleados.

Vendetta - Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora