CAPÍTULO 6

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Día 1

Mi primer día despierta en el hospital; eran la 1:15.

Cogí mi móvil y me puse a ver vídeos del Rubius en youtube.

Me encantaba este hombre.

A la una y media vinieron a traerme la comida, tenía tanta hambre que me comía a San Pedro por los pies.

Cuando me pusieron la bandeja vi algo muy raro.

Era un pan con un plato de una cosa verde líquida.

Y de postre tropezones de color amarillo inundados en agua turbia.

Me daban ganas de vomitar.

- Es puré de acelgas con melocotón en almíbar. -Dijo la enfermera antes de irse.

No probé el puré; solo me comí el pan seco. Y el melocotón estaba blandísimo.

A los diez minutos vinieron a llevarse la comida.

- No has comido nada. -Me dijo la misma mujer de antes.

- Es que no tengo mucha hambre. -Mentí.

La mujer se fue y rápidamente llamé a mi hermana.

Un pitido, dos pitidos, tres pitidos...

- Lucía.

- Dani. -Me corrigió éste al otro lado de la línea.

- ¿Que haces con el móvil de mi hermana?

- Este es mi móvil tonta el bote.

Vale, me había equivocado de número.

- Bueno, la cuestión es que alguien venga y me traiga comida, por favor.

Dani solo se limitó a reír.

- Ahora voy yo, tranquila.

-Muchísimas gracias, te amo, te amo, te amo. -Dije muy feliz.

- ¿Te gusta la lasaña?

- Si por dios. Pero tráela sin que nadie del hospital te vea, no se puede traer comida.

- Sí, tranquila, que tan tonto no soy.

- Hasta ahora. -Colgué.

Estuve esperano como quince minutos. Parecía que me iba a desmayar del hambre que tenía.

Abrieron la puerta y me encontré a Dani con un niño y mi hermana.

- Aquí tienes pesaína. -Dani me ofreció una bolsa blanca.

- ¿Te he dicho ya que te amo? -Lo abracé.

- Muy pocas veces creo yo. -Dijo Dani con ironía.

- Hola Lucía. -La abracé muy fuerte.- ¿Y tu eres? -Le pregunté al niño extraño que se encontraba allí.

Parecía que era mayor que yo; era alto y tenía un cuerpo muy bien trabajado. El pelo era castaño y era guapo.

- Me llamo Pedro. -Me dijo él.

- Y es nuestro primo segundo. -Continuó Lucía.

-Encantada. -Le sonreí y me dio dos besos.

Estuvimos todos hablando hasta las tres y Pedro se tuvo que ir a su casa.

- No te para de mirar. -Me dijo Dani.

- ¿Quién?

- Mi vecino. ¿Pues quien va a ser? Tu primo.

- Muy bien, me da igual. -Reí.

- Muy bien, a mi no me da igual. -Dijo Dani serio.

-Zeñóh quéh eh lo que le pasa a uthe. -Dije intentando que se riera.

-Po quéh no conohco mu bien a tu primo, ¿sae? -Me contestó de la misma manera.

-Ese acento andalú que se note. -Dijo Lucía metiendose en la conversación.

- No enserio. Que si quiere mirar que mire, no se puede resistir a mis encantos. Y encima con lo guapa que voy con la bata del hospital. -Reí.

-Echaba de menos que te rieras de esa forma. -Dijo mi hermana.

- Una pregunta. -Dije cambiando de tema.

-Cuando me dices eso me entra pánico. -Dijo Dani.

- Esta vez estate tranquilo. ¿Quién me vino a visitar mientras estaba "dormida"?

- Pues los de siempre; papa, los abuelos, nuestro primo, los padres del primo, Dani y yo.

- ¿Y Jesús?

Dani y Lucía se miraron sin comprender nada.

- Llamarme rara. Pero mientras estaba así escuché por unos momentos. Esuché a Jesús decirme 'despierta cuanto antes' y pude apreciar el olor de su colonia y como me acaricisba la cara. -Sonreí como una tonta.

-Que yo sepa mi hermano no me dijo nada de ir a verte.

- ¿Él sabía que estaba así?

- Claro, se lo contamos. -Dijo mi hermana.

- ¿Pero le dijisteis que me cortaba... -me quede callada.- por él?

- Le dijimos que te cortabas, pero no por él. -Me tranquilizó Dani.

- A lo mejor lo he soñado. Da igual, es un tema sin importancia.

A las cinco o cosa así se tuvieron que ir, Dani había quedado con su hermano para jugar un partido. Y mi hermana iba a ayudar a mis abuelos a limpiar a fondo la casa.

Seguí viendo vídeos del Rubius, hasta que llegó la hora de dormir.

Apagaron todas las luces y yo no conseguía coger el sueño.

Menos mal que no compartía habitación.

Abrí la gran ventana de mi cuarto.

Me senté en el bordillo, dejando así mis pies en el aire.

Me lo pensé varias veces; ¿salto?

Mis lágrimas corrían por mis mejillas pero alcé la vista y vi algo muy bonito.

Se veía todas las luces de los pueblos de Sevilla.

Hacía bastante tiempo que no veía algo asi.

Decidí dejarlo, no valía la pena hacer esto.

Si he podido con todo esto, puedo con algo más.

Bajé de la ventana cuidadosamente.

Me tumbé en la cama y respiré hondo.

- Quedan 6 días para salir de aquí... -Pronuncié antes de dormirme.

En las buenas te quiero y en las malas también. {Gemeliers}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora