Take my hand♔

Capítulo VI

Natasha ya se encontraba en su cama repasando algunos apuntes que no lograba entender muy bien, cuando su cabeza instaló la imagen de Steve sonriéndole y no la apartó hasta que fue demasiado tarde, y ella ya no podía echarla a un lado. Recordaba cómo sus labios suaves se amoldaban a los propios; cómo sus manos rozaban los rubios cabellos de él; cómo de, alguna manera, sus cuerpos encajaron en cuanto él la acercó y, lo más fascinante de todo, era su rostro sonrojado, sus ojos azules con ese brillo extraño y melancólico que no parecía abandonarle. Sentía un hormigueo en el estómago cuando pensaba en él, el corazón le daba un salto cuando recordaba su sonrisa de lado y una sonrisa se estampaba en su cara cada vez que su imagen se hacía presente.

¿Qué le estaba pasando? Apenas conocía al apuesto hombre amable, de ojos azules y cabellos rubios con cuerpo de modelo, y no dejaba de pensar en él y en su manera de tratarla; como nadie nunca -excluyendo a Thor y a Clint- lo hizo. No desde aquel niño de ojos oscuros que su padre, Drakeov Romanoff, apartó en cuanto supo del cariño que existía entre ellos, si tan solo hubiesen escapado cuando se lo propuso...

Las imágenes de Steve se empañaron en la memoria de Natasha, al igual que sus ojos. ¿Volvería a llorar a causa de su padre o, mejor dicho, el hombre al que le llamaba así? ¿En lo miserable que le hizo la niñez y parte de la adolescencia? De no ser por su abuela, Natalia, Clint y su madre, Francine Barton, ella posiblemente estaría en cualquier otro lugar y no en esa casa, con su hermano en la habitación vecina; en un lugar donde parecía encajar, no completamente, pero lo hacía lo suficiente como para sentirse a gusto.

Un sollozo un poco demasiado fuerte escapó de ella. Sí, volvería a derramar lágrimas por un pasado que seguía doliendo y no tenía remedio; que le partía en miles de pedacitos cada vez que podía; que le arrebata el presente. Odiaba cuando todos esos recuerdos le caían encima, odiaba cuando se convertía en la chiquilla llorona que no merecía tener una gota de cariño, en la niña que solo daba lástima por tenerlo todo y no un abrazo de su padre, o al menos, una mirada cariñosa ¿Acaso no tenía derecho? ¿Era ella tan desagradable como para no merecerlo? ¿Por qué habían acabado con esa niña dulce que era? ¿Por qué la habían dejado morir? ¿Por qué se había convertido en eso; en una joven que poco le importaban los sentimientos, que solo buscaba alguien que la deseara? ¿Y el cariño, dónde estaba? ¿Y el amor, se había muerto?

Cinco segundos después, Clint se encontraba a su lado, abrazándole y consolándole, como cada noche que tenía una pesadilla o no podía conciliar el sueño. ¿Qué haría sin su "Hawkeye", su superhéroe personal, su hermano?

-Todo estará bien -le murmuró, acariciándole el cabello y la espalda-. Estoy aquí.

♔

Steve se sentó a la mesa, en solitario, para comenzar a engullir el delicioso plato italiano que se había preparado: pasta con salsa bologna; sabia el secreto de su madre y lo preparaba cuando estaba de humor, como en ese momento, que no dejaba de ver su nuevo boceto donde la protagonista era ella, Natasha Romanoff, esta vez era su rostro el que estaba dibujado a lápiz y sus ojos a color, dentro de ellos, se encontraba dibujado un trozo de la selva amazónica. Le parecían fascinantes, y en su obra, intentó hacerlos lo más similares posible.

Recordó lo sucedido esa tarde, le intrigaba el hombre este le había amenazado con llevarla a la cárcel, ¿Qué era tan grave como para llegar a ese extremo? ¿Había hecho algo Natasha? ¿Estaba en problemas o solo era una amenaza del tipo? ¿Era el mismo del que ella la había hablado el sábado pasado? Seguramente, sí.

Luego de ese montón de incógnitas, recordó lo que había seguido de ese enfrentamiento, ese beso que habían compartido le había sentir cosas que creía olvidadas y que solo había percibido con Peggy, se sentía... bien, de alguna manera le gustaba. Sonrió. Natasha era todo un caso; tenía la actitud de una chica problema, ¿lo sería? Indudablemente, no la juzgaría, así que solo pensó que era una universitaria normal con un toque de misterio, al igual que él.