Take my hand♔

Capítulo XXIII

Steve salió de su facultad, y tomó rumbo a la cafetería, donde se vería con Sam para charlar, pero de camino alguien lo llamó.

-Steve

- ¿Si? -. Levantó la cabeza hacia la voz, y vio como éste caminaba hacia él.

- ¿Puedo hablar contigo? -preguntó Clint Barton, viendo a cada lado.

-Sí, claro.

El rubio tragó saliva. Sabía lo que venía. La conversación que no quiso tener la noche anterior la tendría ahora, en medio de la universidad. Caminaron en silencio hasta encontrarse en un lugar donde no había nadie cerca.

-Lo de anoche... ¿Sabes algo sobre eso? -investigó el hermano mayor de Nat, tratando de contener la rabia que sentía de tener a Steve frente a él.

-Solo que Brock estaba a punto de abusar de Nat -respondió con los músculos más tensos que una piedra, con las manos formando puños a cada lado de su cuerpo.

Clint no tardó en ponerse igual. -Ese maldito... Me las va a pagar.

-No te preocupes -dijo Steve, para calmarlo, pero éste solo frunció el ceño-. Le puse una orden de alejamiento. Si se acerca a menos de veinte metros de Natasha, irá a la cárcel -explicó.

Esto pareció calmar a Clint, pero su expresión decía que seguía molesto. -Es que ¡Mierda!... no sé qué tiene mi hermana -. Se pasó las manos por el rostro, frustrado, molesto y preocupado.

Y la culpa nadó por Steve, cuál pez en arrecife nuevo, sus manos fueron a parar en el fondo de sus bolsillos y su mirada en el piso, junto a su zapato jugando con la nieve. Se rascó la nuca y el cuello, luego se pasó las manos por el cabello.

-Creo eso ha sido toda mi culpa...-murmuró, sabiendo perfectamente lo que vendría.

Clint pareció destaparse, explotar. Empujó violentamente al rubio más alto que él contra la pared cerca mientras que con el antebrazo lo presionaba en el pecho, con fuerza.

- ¿Crees que ha sido tu culpa? Rogers, te dije que no la lastimaras, y es lo primero que hiciste. Estoy malditamente seguro que no la dejaste, que no dejaste que te dijera por qué estaba en esa mierda -. Los ojos de Steve afirmaron lo que él sospechaba. Barton se alejó, sin dejar de mirar con odio a Steve-. Eres un asco.

- ¿Un asco? ¿Seguro? ¿Y lo que ella me hizo qué? ¿Dónde queda? -replicó Steve-. ¡Dime, porque no sé! ¡Me mintió y se suponía que confiaba en mí!

- ¡Lo hizo! -exclamó.

- ¡No lo hizo! Porque si lo hubiese hecho, no hubiésemos terminado de esa, si lo hubiese hecho estaríamos mejor.

- ¿Mejor? Mierda, sí que eres un cínico. ¿Sabes cuantas veces se la pasó pensando en cuanto la odiarías, en cuanto la dejarías de querer? ¡Miles! Todas y cada una de las noches pensaba en cómo decirte -. Su tono de voz era algo, pero nadie estaba cerca.

-Lo pensó demasiado.

-Sí, pensó en lo que perdería y estuvo dispuesta a eso creyendo que la ibas a seguir queriendo.

Esas palabras parecieron hacer encajar algunas piezas en la cabeza de Steve. Clint se quedó en silencio.

-La sigo queriendo -confesó.

-Si la quisieras, no le hubiese dejado. La convertiste en la misma que me costó sacar de un maldito agujero donde solo existían las exigencias de su padre, y por ti, no ha dejado caer ni un maldita lagrima. Así que solo imagínate cuán rota está.