Capitulo 1: llegada a la tierra

142 7 2
                                    

—Ine okiwa Cosmo –Se escucha decir en aquella habitación solitaria en la que se encuentra Kilgums trabajando.

Seguidamente de que Kilgums ha exclamado tal frase, aparece en medio del cuarto, Cosmo un poco extrañado pues no tiene idea de porqué ha sido llamado.

—¿Para qué me has invocado? —pregunta Cosmo ariscamente con aquella expresión de seriedad con la que se caracteriza tanto.

—Porque necesito algo de ti...­ —y antes de que Kilgums pudiera terminar de hablar Cosmo le interrumpe con su arrogante voz —sí, es obvio que necesitas algo de mi, de lo contrario no me hubieras invocado, así que se directo, tengo mejores cosas que estar aquí—.

—Quizá si no me hubieras interrumpido habría sido muy breve –contesta Kilgums molesto–. Te he invocado porque necesito que te encargues de estos cuantos casos — le dice mientras le señala la pila de carpetas encima de su escritorio.

—Debe ser una pésima broma —responde Cosmo con una sonrisa de burla— No soy un tumishi al que puedes ordenarle algo y mucho menos eres mi superior para darme una orden.

—Deja el drama Cosmo, además de esta forma tienes la excusa perfecta para ir a la tierra, sé que las putas de allá te gustan más que las de cualquier otro planeta —insiste Kilgums intentado convencerlo; Cosmo por un momento lo piensa pero finalmente dice —puedo ir a la tierra cada vez que me plazca sin tener que hacer este trabajo.

—El padre de todo ha estado haciéndote seguimiento a todas tus acciones irresponsables y no esta muy feliz con ellas, así puedes redimirte un poco y aprovechar tu estancia en la tierra.

—Está bien, iré —responde Cosmo de mala gana antes de tomar los archivos e irse a la tierra.

—Que te diviertas —dice Kilgums burlándose de Cosmo.

Cosmo aparece en su habitación para revisar la primera carpeta, pues necesita saber que debe hacer específicamente en la tierra, asume que son casos de deudas acumuladas por los humanos que han pagado la suma mensual de tanen que han prometido a los dioses.

CASO Nº 4563674

Pais: Colombia

Ciudad: Bogotá D.C

Contratante: Carlos Alejandro Saval Muriel

Deuda: 246 tanen's

Plazo: VENCIDO

Ni siquiera lee por completo el caso del archivo solo le importa saber cuantas almas debe, y donde encontrarlo, observa con detalle las imágenes adjuntas al mismo expediente para poder aparecer en dicho lugar; los dioses tienen muchas habilidades entre ellas la de poder aparecer y desaparecer de un lugar a otro pero debe saber exactamente a donde va, que conozca el lugar o que lo haya visto.

Toma de su armario un traje formal de color negro y cambia su apariencia de dios por una humana para poder pasar desapercibido en la tierra, se viste y finalmente se dirige a la oficina presidencial de las empresas Saval Companic Inc. donde podría estar Carlos Alejandro Saval Muriel; sin importar que el señor Carlos se encontraba ocupado en una reunión privada, Cosmo interrumpe sin más, paralizando a todos los presentes excepto a uno que es por quien va, de esta forma puede hablar con total libertad pues en ese estado les impide escuchar o ver algo.

—¡¿Pero qué carajos?! —grita Saval por lo que acaba de ocurrir —¡¿Qué mierda le has hecho a mis socios?!

«Los humanos de verdad que nunca cambian, siempre de irrespetuosos ante sus superiores» piensa Cosmo. — Estan perfectamente bien, no les va a pasar nada, por otra parte, tu tienes deudas que no has pagado y he venido precisamente por eso— responde Cosmo mientras camina hacia donde se encuentra Saval mirándolo fijamente.

—¿Quién eres? — pregunta Saval tratando de mantenerse calmado cuando en realidad tiene un conflicto de emociones entre el miedo y la ira.

—No importa quien sea, lo que importa es que necesito esas 246 almas que has dejado de enviar — contesta Cosmo.

—¡Pero mira nada más! —exclama Saval — que es lo que tenemos aquí, ahora sé que soy importante pues el diablo en persona me ha venido a cobrar — termina de decir de forma burlesca y despreocupado.

Cosmo no dice nada, solo lo mira fijamente con una expresión tensa en su rostro, frunciendo un poco el señor desaprobando aquel irrespetuoso comportamiento.

—Eres pésimo pasando desapercibido, al menos los anteriores no se delataban tan fácil — dice Saval rompiendo el silencio que se había creado.

«¿Y a ti qué te importa si paso o no desapercibido?» piensa Cosmo —¡es suficiente! — exclama —quiero esas almas, ahora—.

—¿O si no qué? —pregunta Saval como si estuviera retando a Cosmo —¿Me matarás? ¿Qué es un alma comparada con las 246...— antes de que pudiera seguir hablando, Cosmo ha introducido su mano en el pecho de Saval y justo antes de aplastarle el corazón, mientras que él aun conservaba un poco de su conciencia le dice —esto es lo que pasa — finalmente aplasta su corazón dentro del pecho como si fuera una uva, saca su mano del pecho de aquel insoportable sujeto y lo deja tirado en el suelo para que alguien lo encuentre, al ser daño interno, no se aprecia un gran charco de sangre.

El alma de Saval sale de su cuerpo, Cosmo la mira hasta que desaparece; desparaliza a los socios y sigue su camino a por el siguiente caso.

Aparece en una biblioteca siendo de los pocos lugares donde puede pensar con tranquilidad antes de dirigirse a otro lugar, cuando se dispone a leer el siguiente expediente, le llega un kirihayai de Kilgums diciendo:

"Te doy una sencilla tarea, y terminas destruyendo todo, sólo debías cobrarle, no matarlo, esas tanen's se han perdido. –Kilgums"

Luego de haber leído el mensaje le responde:

"Soy el dios de la destrucción y si creíste que haría lo que querías entonces eres un idiota. –Cosmo"

No pasa ni un segundo cuando recibe otro mensaje

"El padre de todo estará complacido el saber que arruinaste un contrato que nos proveía de 100 tanen's mensuales. –Kilgums"

"Deja de quejarte, te repondré el contrato, pero ya déjame hacer este estúpido trabajo que en un principio no quería aceptar. –Cosmo"

"Pero lo aceptaste, así que espero que esta vez si lo hagas bien, deja de hacer tus idioteces. –Kilgums"

Dulce vida destruida. (editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora