Cosmo se encuentra en la barra de una de las discotecas más exclusivas en Andalama pidiendo cada vez más tragos, aun cuando no tiene el mismo efecto en el que el de los humanos, le place tomar, le gusta el sabor y todas las combinaciones que hacen; de cierta forma esta es su recompensa por toda rabia que había tenido en los últimos días, hace un rato que una joven lo había estado mirando, pues le atraía mucho Cosmo, decide acercarse a él.
—Hola — saluda la joven mundana; Cosmo se da la vuelta y se la queda mirando de arriba abajo, una mala costumbre de él de analizar siempre a las personas.
—Hola — le devuelve el saludo.
—¿Por qué tan solo?
—Estoy esperando que alguien me haga compañía.
—Quizá podría ser yo — le dice coqueteándole.
—Claro, cualquier persona quisiera poder tener una compañía como tu.
Después de muchos tragos y una larga charla, llegan hasta el apartamento donde se esta quedando Cosmo mientras esta en la tierra, lo curioso de todo esto es que ninguno de los dos dijeron sus nombres, a Cosmo porque no le interesaba saber el nombre de ella, y ella porque tampoco le dijo nunca el suyo, además de que no lo preguntaron, pero si hubiera preguntado, hubiera buscado una forma de evadirlo. Al llegar al apartamento se queda un poco asombrada por el lujoso lugar, lo cual es raro porque ella no parece la clase de chicas que viven con un sueldo mínimo y menos en una ciudad con un estilo de vida muy costoso, de igual forma, los humanos siempre se dejan deslumbrar por un poco de brillo.
Se sienta en la cama de Cosmo como si hubieran sido amigos de toda la vida, por la confianza en que lo hace, él no le replica que lo haya hecho, ella comienza a besarlo y ambos empiezan a dejarse llevar por el deseo. Después de una larga noche y antes de que aquella joven se despertará, muy temprano Cosmo se dirige rápidamente a Supralunar para buscar a las trillizas Tid, por suerte casi siempre se la pasan en los oráculos, sólo necesita de la ayuda de Kamlish, diosa del presente.
—Kamlish, querida ¿Cómo has estado? — pregunta Cosmo al llegar a los oráculos.
—Ten la dirección de donde vive, y ya vete — le responde Kamlish, entregándole un papel con la dirección de la joven.
—¿Pero por qué eres así? ¿Crees que sólo vengo a buscarlas cuando las necesito? —pregunta Cosmo como si estuviera indignado —pero sí, tienen toda la razón, y muchas gracias por la información.
Cosmo regresa nuevamente al apartamento confiando de que la mundana no haya despertado, que para su suerte, no lo esta. La carga con cuidado para que no despierte, y se dirige a llevarla a su casa, la despierta cuando la ha dejado en la entrada, y se va, pero no sin antes haberle borrado el recuerdo de donde vive él para que luego no vaya a buscarlo.
Se va nuevamente a su apartamento a terminar de descansar, después de una hora, Cosmo empieza a sentir que Trems lo llama, pero decide ignorarlo hasta que escucha fuertemente su grito diciendo –¡¡COSMO!!– por lo que va por segunda vez en el día a Supralunar hasta donde esta Trems.
—¡¿Ahora qué pasó?! —dice Cosmo enojado —ni dormir puedo ahora.
—Cuantas veces tengo que decirte que las Tid no son un buscador, deja de usarlas para tus actos egoístas —Contesta Trems sumamente furioso —eres un dios, compórtate como tal, deja de exhibirte de esa forma con los humanos.
—No fue egoísmo... —intenta Cosmo defenderse pero Trems le interrumpe —me llego a enterar que nuevamente has usado a las trillizas y tendremos serios problemas — le termina por advertir.
—Bueno, bueno, ya dejaré de consultar con las trillizas — responde Cosmo arrogantemente y con los ojos en blanco.
—Ya estas advertido.
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Dulce vida destruida. (editando)
FantasíaEsta historia se desarrolla en la contemporaneidad, en la que los dioses mantienen relaciones sociales con los humanos a través de acuerdos basados en la reciprocidad, en la que ambas partes se benefician, no por esto significa que los dioses sean s...