Capitulo 30: Una orden

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Mientras tanto en Supralunar, Sophia se dirige otra vez a la Cueva de los Milagros para buscar a Jádu.

—¡Sophia! —exclama Jádu —no esperaba volver a verte tan pronto, dime ¿funcionó? —pregunta respecto a la gema.

—Sí, Jádu, funcionó, por eso he venido, necesito de la ayuda que prometiste para crear el tanbarikh —responde Sophia sin dar muchas explicaciones.

—Greta por favor necesito que te vayas, hasta nuevo aviso —le ordena Jádu a Greta y ella sumisamente obedece.

—Ten, deberás colocártelo mientras voy por la gema —le dice al entregarle el praesidium a Jádu para que se proteja, él lo recibe y se lo coloca antes de que ella se vaya a buscar la gema.

Sophia aparece en el lugar donde había dejado escondida la maceta que tenía la lágrima de dragón, deshace las barreras protectoras que había creado al rededor de la gema, hasta que queda totalmente descubierta, la toma y se regresa a la cueva de los milagros donde espera Jádu.

—Hace tiempo no la veía, es hermosa —dice Jádu cuando ve la gema.

—Es peligrosa —responde Sophia.

—Pero en especial, es poderosa.

—Ya debemos comenzar.

La cueva de los milagros hay un lugar en el centro en el cual no hay nada, podría decirse que un gran salón, usualmente usada para crear grandes hechizos que necesitan de espacio, ambos van a ese lugar y llevan la planta, la dejan en medio del lugar mientras ellos se colocan alrededor de la gema.

—¿Todavía recuerdas como hacer esto? — le pregunta Sophia a Jádu.

—Recuerdo lo necesario —responde Jádu.

—¿Comenzamos?

—Cuando quieras.

Ambos dioses comienzan a levitar, a pesar de que Sophia tiene alas, no vuela con ellas, deben levitar por si solos, una vez han alcanzado una altura considerable, se sientan cruzando las piernas para empezar con la meditación, cierran los ojos y por poder propio hacen que la gema también comience a levitar quedando a la altura de sus caras; luego de eso tanto Sophia como Jádu crean con sus mentes un wetiteg, una versión tan diminuta de ellos pero no se han encogido, simplemente se recrean a si mismo siendo sumamente pequeños, más pequeños que la misma gema; la wetiteg de Sophia toma de la mano al wetiteg de Jádu y lo conduce dentro de la gema, tan profundo que encuentran la estructura interna de la gema, lo que los humanos conocen como átomos, también pueden ser comparado con un gran código de sistema, la misión de ellos es cambiar ese código para que la gema no absorba todo el poder de aquellos que estén cerca, sino de que absorba el alma que ya haya abandonado el cuerpo físico de alguien; cuando llegan allí Sophia suelta la mano de Jádu, para que el proceda a modificarlo mientras que ella le va transmitiendo toda la energía que necesite, Jádu comienza a hacer uso de su poder emitiendo el hechizo que se requiere.

Es un proceso largo y agotador, por eso se necesita de tanta energía que proviene de las tanen's. Pasan varias horas hasta que finalmente dan por terminado el proceso, las versiones pequeñas de ellos salen de la gema y desaparecen, Sophia y Jádu comienzan a descender hasta estar de pie en el piso, la gema por otra parte sigue levitando. Por ultimo solo queda convertir la gema en un collar para que no hiera al portador cuando cambie de forma.

Ambos dioses quedan sumamente agotados y deben mantener reposo evitando en lo posible el uso de sus poderes, Sophia le envía una kirihayai a los supremos diciendo

"El tanbarikh ha sido creado. –Sophia"

Una vez que Maísha y Trems han recibido y leído los mensajes, responden con otro kirihayai diciendo

"Buen trabajo, es hora de llamar a Cosmo, ven nuevamente al gran salón de cristal ya hemos citado a Cosmo para darle las indicaciones"

Tanto Cosmo como Sophia aparecen en el lugar indicado por los supremos, Sophia llega con una pequeña caja de madera, con muy pocos detalles pero que en el guarda el tanbarikh, camina por la enorme sala hasta llegar a la mesa de los supremos, haciendo la debida inclinación de cabeza como muestra de agradecimiento les presenta la caja con el tanbarikh, pero deciden no abrirla, Sophia se queda al lado de la mesa mirando hacia donde esta Cosmo, justo enfrente de los supremos y de Sophia.

—¿Entiendes la responsabilidad que se te va asignar?—pregunta Trems muy serio mientras mira a Cosmo fijamente con sus ojos negros y profundos.

—Sí —responde Cosmo sin titubiar.

—Se te ha elegido a ti Cosmo, dios destructor, de ser el portador del segundo tanbarikh creado en toda la historia de Supralunar, en razón de que ya tienes cierta cercanía a la joven con quien será usado, conoces sus lugares, y puedes aparecer ahí... —continua con la explicación Maísha.

—Tu misión es matar a la llamada Vita Leuxtonsso mientras usas el tanbarikh, absorberá su alma y vendrás aquí —agrega Trems.

—No es una misión, es una orden —rectifica Maísha.

—Sí mi señora —responde Cosmo.

—Deberás usarlo siempre como collar, nunca lo agarres con la mano mientras absorbe el alma, ni que este muy pegado a tu cuerpo, cambiará de forma y sin importar donde se encuentre, completará su forma lo que significa que puede herirte considerablemente, sabrás que ha terminado cuando deje de cambiar —le explica Sophia a Cosmo mientras le coloca el tanbarikh.

—Ya lo sabes Cosmo, llegas, la matas, el tanbarikh absorbe su alma y te regresas —recalca Trems

—Lo entiendo perfectamente —responde Cosmo.

—Son las 25 horas con 32 minutos, o sea que es de noche en la tierra, puedes ir de una vez a matarla —le dice Maísha.

—Sí mi señora.

Cosmo desaparece de la sala y de Supralunar. 

Dulce vida destruida. (editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora