CAPÍTULO XXVI

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Al bajar al jardín me sorprendió ver la mesa dispuesta con un bonito mantel a cuadros rojos y blancos, los platos y la cubertería estaba en su lugar, solamente esperando por nosotros para comer. Busqué a Harrick con la mirada y lo encontré cerca del área de niños, ayudándolos a salir de la piscina para vestirse. Abby y Marisun estaban tomándose fotografías mientras que Samie se encontraba encaramada en un camastro sobre Zac. A pesar que no sabían quién era verdaderamente yo, se sentía muy bien convivir con ellos y descubrir que todos habían madurado en diversos aspectos de sus vidas, pero seguían teniendo ese deseo inamovible de permanecer juntos, como una familia.

Después de degustar la suculenta comida preparada por Robin y Nathan, decidimos aprovechar los últimos rayos solares y tomamos asiento debajo de la palapa, algunos leyendo, otros platicando y algunos más como Gabriela y Nathan discutiendo. Logan organizó un mini partido de fútbol, en el cual reclutó hasta Edward y Harrick; los equipos quedaron de la siguiente manera, equipo uno: Edward en la portería, Harrick y Zac en la defensa y Logan como delantero. Equipo dos: Harrick en la portería, Lance y Robin en la defensa y Nathan en la delantera. Nosotras automáticamente nos convertimos en las porristas, y aunque era un partido amistoso, mi corazón se dividió ya que mis amores estaban divididos entre los dos equipos. Después de una peleada batalla, ganó el equipo del rubio por diferencia de tres goles.

-Fue un robo -exclamó Logan agitado- anoté un gol y no lo valieron.

-Logan, si el balón no entró dentro del área delimitada a la que llamamos portería -instruyó Lance- entonces no cuenta como gol.

Todos nos echamos a reír, la tenacidad de Logan al querer la revancha era enorme. De pronto un grito provocó que todo se moviera en cámara lenta y mi corazón latiera a mil por hora.

- ¡Adam está sangrando!

Volteé hacia todos lados intentando ubicar la fuente que gritaba desesperadamente, era Robin, estaba parado pidiendo ayuda en la puerta que daba a la sala. No veía a Adam. Corrí rápidamente hacia el interior y descubrí a Adam en el suelo boca arriba, con un gran tapón rojizo escurriendo por su barbilla. De pronto los brazos de Logan y Zac lo tomaron del suelo y lo depositaron en el sofá. Apenas se apartaron me senté en la esquina del sillón y coloqué la cabeza de Adam sobre mi regazo, Anne amablemente me trajo algodón y un poco de alcohol. Suponía que los niños seguían jugando, ya que ninguno estaba aquí; era lo mejor.

-Todo está bien -me susurró.

- ¿Qué sucedió?

-Me mareé un poco y cuando caí al suelo no supe más -explicó.

Logan y Zac nos dieron privacidad mientras que Anne estaba al fondo muy conmovida del brazo de su esposo observando la escena.

-Te dije que la aparición de moretones en tu cuerpo no era una buena señal -lo reprendí- te estás arriesgando de más.

-Todo está bien. Voy a estar bien.

Esperé paciente a que él pudiera levantarse por sí mismo y cuando lo hizo le sugería que si lo sentía necesario podía ir a la alcoba a dormir, pero alegó que aún tenía fuerza por gastar. Este era Adam, la persona más estoica, fuerte y terca que pudiera conocer. Sabía que Harrick debía estarse cociendo la cabeza, mientras todos estaban afuera y nosotros permanecíamos dentro, pero ahora mi prioridad era Adam. Le tendí mi brazo y lo ayudé a caminar; la noche había caído y el clima se había vuelto frío por lo que tuvimos que ponernos un suéter. A fuera todos estaban sentados en círculo escuchando anécdotas de Anne y Robin.

-Va a ponerse celoso -me susurró Adam mientras caminábamos hacia la multitud.

-Sí lo hará, pero después debe superarlo.

El reencuentro ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora