Yo sabía que su intención no había sido lastimarme, pero lo había logrado. De muchas maneras diferentes; tener noticias de mi pasado acrecentaba esa pena que estaba intentando mantener apagada dentro de mí. Descubrir que tanto Nathan como Gabriela habían encontrado la felicidad que él y yo no, me hacía desear gritar con fuerza hacia la nada. Golpear con fuerza el firmamento y reclamar hacia el cielo por tan cruel destino. Pero aunque lo hiciera y mi pecho se despejara un poco yo sabía que nada cambiaría.
Por otro lado estaba esa constante en mi cabeza a la que deseaba no prestarle atención, pero que sabía que había posibilidades de que fuera real. Él en algún momento reanudará su vida. Y aunque yo ya estaba reanudando la mía, me llenaba de tristeza imaginarlo a él con alguna otra mujer; pensar que su corazón albergará sentimientos incluso más puros que los que sintió -si es que en algún momento los sintió- por mí, era algo devastador y sofocante. No quería, no quería aceptar que ya no pertenecíamos al mismo camino, que nuestras vidas ya no se cruzarían, que su mirada no volvería a brindarme seguridad; no quería reconocer que jamás volvería a sentirme tan viva como me sentí con él.
- ¿Te falta mucho? -preguntó Adam, estaba asomado por la ventana de mi oficina.
-No, solamente etiqueto estos paquetes y termino -le respondí.
-Recogeré mi maletín y podremos irnos.
Dejé los dos paquetes sobre la barra de recepción y me despedí de Alicia, la recepcionista. Adam me estaba esperando abajo en el aparcamiento, estaba hablando con el velador, se veía tan sereno. Llevaba dos días viéndolo cansado y un tanto preocupado, pero él siempre decía que todo estaba bien. Hoy viernes, los niños cumplirían su primera semana en la guardería y yo me sentía muy afligida por ya no poder pasar todo el día a su lado. Llegamos a la estancia infantil donde ellos estaban y apenas se estacionó, bajé volando.
-Zoé -me saludó la maestra- en un momento los traen.
-Gracias.
La verdad era que me había cerciorado de que fueran a recibir el mejor trato posible antes de desprenderme de ellos. Sentí un nudo enorme en el pecho el primer día que vinimos a dejarlos, pero me tranquilicé porque en todo momento Adam estuvo conmigo diciéndome que solo sería por unas horas. En cuanto vi que ellos venían de la mano de su maestra corrí emocionada, como si no los hubiera visto en días, cuando la verdad era que apenas en la mañana les di a los dos un beso en la frente. Edward aun traía puesto un mandil celeste mientras que Harrick vestía el segundo cambio que embalé en su maleta.
-Trabajamos con acuarelas y se manchó -explicó Lara.
- ¡Oh por Dios! -Dijo Adam- Alguien se emocionó de más.
Nos despedimos de todos por ahí y salimos rumbo a la camioneta. Según Adam tenía planeado todo un fin de semana divertido para nosotros, mismo que empezaba hoy mismo. Bañé a los pequeños mientras él preparaba nuestra comida. Cuando los dejé vestidos él se encargó de alimentarlos en lo que yo tomaba una ducha. No demoré mucho bajo la lluvia artificial para dejarle tiempo de que tomara una él también. Estaba colocando mi pantalón de mezclilla cuando la toalla que usé para secarme se cayó de la cama y con ella un pequeño collar.
No solo un simple collar... el dije que él me regaló.
Dejé de hacer lo que estaba haciendo y lo recogí del suelo, lo apreté en mi mano y un dolor se suscitó en mi pecho. Jamás había dejado de ponérmelo, pero al llevarlo siempre debajo de mis blusas no me había detenido a pensar en todos los recuerdos que me generaba. Ahora que lo veía, la realidad me golpeaba; estaba cargado de murmullos sordos, de recuerdos vagos y latentes. Tenía una energía enorme, apenas lo tocaron mis manos todo se proyectó en la habitación, sus ojos dolidos cuando me lo entregó, las palabras que me dijo aquella noche merodearon mis oídos. Su cálido tacto me abrazó aun en la distancia; ¿Será que jamás iba a olvidarlo?
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El reencuentro ©
Fiksi RemajaCuando las cosas no van bien en el amor, dicen que la solución está en el tiempo y la distancia. ¿Será este el caso? Pudiera ser que sí, solamente que debemos ser conscientes que en ocasiones puede ser demasiado tarde para volver...