Capitulo 30

472 13 0
                                    

Tu tenías la extraña sensación de que Liam se debatía para entre decirte algo o no.

-Creo que será mejor que no vayas a clase esta noche, con el tiempo que hace ...

-Teníamos pensado salir a celebrar la Navidad -dijiste soplando el humeante té de la taza- Kevin nos va a llevar a un club. No quiero perdérmelo.

Con el rabillo del ojo, te diste cuenta de que Liam apretaba la mandíbula. Aunque deseabas hacerle sufrir un poco, al ver su reacción, lo pasabas muy mal.

-Ya veremos cómo te encuentras esta tarde -dijo Liam, y se dio la vuelta para marcharse y de repente, tu sentiste la necesidad imperiosa de que se quedara.

-Mis padres, como siempre, vendrán a pasar las Navidades con nosotros -dijiste. Liam se detuvo bruscamente en la puerta del baño- Pero este año tenemos un problema ...

Liam no te miraba, tan sólo te daba la espalda esperando a que terminaras lo que tenias que decide.

-El año pasado la habitación de Jason estaba libre. Ahora, no sé cómo van a poder pasar aquí dos noches. No me imagino a mi padre durmiendo en el sillón de tu estudio ni a mi madre durmiendo en el sofá -dijiste esta última frase con la intención de hacer gracia, pero Liam se dio la vuelta sin la menor sombra de una sonrisa en el rostro. Tu sentiste un gran vacío en el corazón, aún mayor que el que tenías aquellos días.

-¿Y qué quieres que haga? -dijo Liam-. Ya he perdido la cuenta de las veces que te he dicho que quería mudarme a una casa más grande. Pero no te has molestado ni siquiera en discutido. Pues mira, ahora tienes un problema que vas a tener que solucionar tú sola. Yo no quiero saber nada.

Tu te lo quedaste mirando con asombro mientras salía de la habitación dando un portazo.

Aquella noche asististe a tu clase de dibujo. No porque te sintieras lo bastante bien para ir, que no era así, no porque tuvieras ganas, que no tenías, sino porque estabas tan enfadada con Liam que no querías darle la satisfacción de estar en casa cuando volviera.

Pero no disfrutaste de la clase. Tenías la mente ocupada en el millón de cosas que tenías que hacer en casa, y tu estómago se negaba a tranquilizarse. Estabas cansada, tensa y pálida. Y además, Kevin pasó la mayor parte de la clase mirándote.

Era la primera vez que lo veías con otra cosa que no fueran unos vaqueros, y tenías que reconocer que estaba muy atractivo con su traje oscuro de seda y una camisa de color crema. Tu llevabas un vestido negro corto que habías comprado en tu escapada a Londres. Dejaba los hombros y las piernas al descubierto, y despertó la admiración de los hombres de la clase.

Pero te sentías muy incómoda ante las miradas de Kevin. Sus ojos no dejaban de decirte que recordaba el beso que se habían dado en su coche, aunque ya habían pasado algunas semanas desde entonces. A ti no te había resultado difícil olvidarlo, lo que no lograbas vencer era un sentimiento de culpa.

Al terminar la clase, se dirigieron a un nightclub que había cerca de allí. Era en realidad un viejo cine remozado. Tenían una mesa reservada en la zona de los antiguos palcos del cine, con vistas al viejo patio de butacas convertido en pista de baile. Había un gran montaje de luces y la música estaba tan alta que era imposible hablar. En cualquier otra ocasión, habrías disfrutado del lugar. Lo sitios a los que te llevaba Liam eran mucho más refinados. Antes de tu crisis matrimonial, habías deseado muchas veces soltarte la melena e ir a bailar toda la noche. Aquella era la ocasión.

Kevin se había sentado a tu lado y quería monopolizar tu atención. La música estaba tan alta que te veías obligada a inclinarte hacia él, con lo que no dejabas de rozar su cuerpo.

Kevin empezó a tocarte ligeramente en el brazo, en los hombros, en las mejillas o en el pelo. Tu te sentías incómoda con la situación, pero no sabías qué hacer para librarte de él sin provocar una escena. Te alegraste cuando Kevin tei nvitó a bailar.


Al menos bailando no tendría por qué tocarte, no si bailaban del modo en que se bailaba en aquel lugar. Así que dejaste que te condujera hasta la pista de baile. Pero una vez allí, te estrechó entre sus brazos.

-No, Kevin-dijiste queriendo apartarte de él.

-No seas estúpida, _____. Sólo estamos bailando.

No estaban sólo bailando y él lo sabía. Después de algunas semanas, Kevin había decidido dar un paso adelante para conquistarte. Si no lo detenías, entonces, sí serías culpable de traicionar a Liam.

-No -repetiste con firmeza, te soltaste y te alejaste de la pista.

No debías haber ido. Después de aquel beso, no debías haber ido. Kevin te deseaba, pero tu a él no.

Tu sólo deseabas a Liam. Aquella certeza te dolía tanto que te daban ganas de llorar.

Kevin fue tras de ti hasta el vestíbulo principal. Tu te dabas cuenta de que te seguía y te metiste en una cabina telefónica para llamar a un taxi.

Como era Navidad, no pudiste encontrar ningún taxi libre, todos estaban reservados.

Casi con desesperación llamaste a tu casa. Se te hizo un nudo en el estómago al escuchar la profunda e impaciente voz de Liam.

-Soy yo -dijiste con voz grave.

Se hizo una larga pausa. Sólo pudiste escuchar la respiración de Liam al otro lado de la línea.


-¿Qué ocurre? -dijo él por fin.

-No puedo volver a casa. Es imposible encontrar un taxi ... ¿Qué hago?

Qué fácil había sido volver a ser la misma _____ de antes. La mujer indefensa que recurría a Liam para resolver cualquier problema. Lo único que tenías que hacer era sentarte y esperar que tu marido encontrara una solución.

El silencio continuó. Tu agachaste la cabeza; levantabas el auricular con fuerza, como si así estuvieras más cerca de Liam.


Guía para padres (Liam y tu) Terminada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora