Capítulo 2.

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- ¿Como te fue en el trabajo?.- Preguntó acariciando su cabello lentamente.

Jorge aún no podía creer como hermosa mujer se estuviera por casar con él. Nunca creyó que su alumna se fijaría en él, pero se equivocó, cayó en sus brazos y no lo quiere dejar.

-Bien. Como siempre.- Sonrió tierno.- ¿Y a ti?, ¿Como te fue?.- Le acarició el cabello a su amada prometida.

- Ya sabés.- Dejó de sonreír y bajó su cabeza.

Jorge sintió pena por Martina. Quería un mejor empleo para ella, quería que se sienta a gusto con lo que hacía. Y él perfectamente sabía que ella no estaba bien. Todos los días le insistía en conseguir otro consultorio, pero ella se negaba.

-Te lo he dicho miles de veces nena, consigue otro consultorio.- Le alzó la pera, haciéndola mirarlo.

- No puedo.- Sintió como sus ojos se llenaban de lágrimas.

-¿Por que vida?.- Estrechó sus brazos a su espalda.

Martina tenía un contrato del que no podía escapar, debía pagar una enorme suma si lo rompía.

-Hay un contrato, si lo rompo, tendré que pagar Jorge, y es mucho dinero.- Sollozó, iba a soltar una lágrima, Jorge la detuvo.

-No, no, no llores mi amor.- Apoyó su pera en su cabeza.

Tuvo una idea de inmediato. No se iban a meter con su Martina. Si algo odiaba, era verla mal.

-Tengo una idea nena. Pero no quiero que llores.- La miró.

- Está bien.- Se secó la lágrima que había recorrido su mejilla.

-Debo arreglar algunas cosas y dentro de unos días va a estar libre del contrato.- Sonrió, ella igual.

Lo único que deseaba Martina en ese momento, era librarse de ese estúpido contrato.

-Voy a hacer la comida.- Se levantó de la silla que permanecía adelante del piano de cola.

Se dirigió a la cocina, a preparar canelones. Los favoritos de Jorge y ella.

Jorge se fue a su oficina y verificar algunos datos sobre el mejor abogado de México, quería que Martina de librará del contrato, y para eso tenía un arma, Logan Henderson (Big Time Rush :3). El mejor abogado, había ganado millones de casos, tantos como policiales o empresarios. Era un gran amigo de él.

Llamada Telefónica.

-¿Logan?.- Habló.

- Jorge, amigo. Tanto tiempo. ¿Que de te ofrece?.- Preguntó del otro lado de la línea.

-Tengo un problema empresarial, es de mi prometida.-.

-¿Cual es el caso?.-.

- Tiene un contrato con el consultorio en el que trabaja. Ella quiere retirarse, pero el consultorio le obliga a pagar una enorme suma de dinero si se retira.-.

-Okey. Puedo resolverlo. Mañana ven a mi departamento con el contrato, y voy a ver que hacer.- Bostezó.

- Gracias Logan.- Rió.

- No de nada Harry.- Mascullo.

- Odio que me llamen así y lo sabés.- Regañó a Logan.

- Lo sé, por eso lo hago.- Rieron.

- Adiós Logan. Tengo una novia que satisfacer.-.

-¿De que forma?.- Preguntó pícaro.

- Idiota.- Dijo esa última palabra antes de cortar.

Fin de llamada telefónica.

Martina colocó los dos platos juntos, acompañados por una buena botella de vino; El Contrato.

Jorge llegó y se sentó junto a Martina, empezaron a comer juntos hasta no dejar ni un poco de salsa. Martina llevó los platos al lavavajillas y los remojó con una esponja, hasta quitar los restos de comida, hizo el mismo procedimiento con los cubiertos y vasos.

Jorge la esperaba en la habitación, boca abajo, como siempre. Esperando a que Martina llegará con el aceite y masajeara hasta el último centímetro de su cuerpo. Ella se puso su bata de seda rosada, sacó de un cajón su aceite y lo puso a un costado de la espalda de Jorge. Se subió arriba de su espalda, para obtener más facilidad al acariciar su piel. Pulso un botón que mágicamente tiró aceite en sus manos, se lo esparció por las manos y empezó a esparcir el aceite de sus manos en la espalda de su amado. Presionó sus palmas en su columna, provocando un gemido por parte de Jorge, sonrió, sus dedos engrasados recorrieron cada parte de su espalda.

Jorge no podía creer como unas manos y dedos tan pequeños, dieran demasiado placer. Lo que podía hacer con sus manos era impresionante. Y a él le encantada.

Ella en cambio, disfrutaba satisfacerlo y escuchar sus gemidos, ya que ella era los que lo provocaban. Amaba esa voz ronca gemir su nombre de esa forma, lo que la impulsaba a seguir con su trabajo, para conseguir más halagos por su parte.

- Dios Martina.- Presionó sus labios.

Terminó de esparcirlo el aceite besó su espalda, Jorge se volteó, para mirar a Martina y besarla apasionadamente. Ella jaló con sus labios los suyos, llevando estos a su boca, para tener más acceso a su boca.

Mi Profesor 2 (JorTini-HOT)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora