Narrador Omnisciente:
Martina no estaba molesta con Jorge. Si no con Estefania. No podía dejarlo por tantos años y luego regresar creyendo que él la sigue amando. La gente y los gustos cambian.
Le cerró la puerta en la cara molesta, del otro lado Estefania chilló de dolor, le había dado en la nariz, salió caminando enfadada hacia afuera. Jorge no entendía como se había puesta así, ella no sabía quien era Estefania, ¿o sí?.
Se sentó en el césped, Jorge la miró desde el umbral de la ventana, se acercó a ella y le acarició la espalda, ella no se negó.
-¿Tú la conocías?.- Preguntó.
No le podía decir que había husmeado entre sus cosas, sería una interesada en cosas que no le incumben. Pero por otro lado, es su prometida y debería saberlo o él debiera habérselo dicho.
- No. Pero por su actitud... Supe todo.- Apoyó su pera en sus rodillas, él la abrazó.
- Entonces sabés que no siento nada por ella.- Asintió.
Ella ya lo sabía todo, sólo quería seguirle la corriente.
- Te creo Jorge. Pero me lastimó que me haya dicho aquellas cosas.-.
- Sabés que eres mejor que ella, tú eres la mejor.- Hizo que la mirara.
Ella sonrió y volteó su cabeza nuevamente al cielo, se tiró de espalda, recostándose en el césped. Jorge hizo lo mismo a su lado, se quedaron mirando el cielo.
Martina se quedó con una idea en su mente. Estos últimos días ha visto mujeres embarazadas, niños recién nacidos, matrimonios jugando con sus niños, demasiadas cosas maternales le inundaron la cabeza y le hicieron pensar en un hijo, que lindo sería ¿no?, un hijo de Jorge y ella, ser una familia feliz, jugar con aquel, enseñarle todas esas cosas y secretos de la vida para que crezca sano. Era menor de edad, pero la idea seguía en pie. No quería decírselo a Jorge, aún no, quería esperar a que se casen, esperar un poco más, quizás un año o unos meses. Sí. Iba a ser mejor en un tiempo.
Jorge pensaba en que bella era su prometida y en que sucedía en su mente. Le encantaba su manera de hablar, tan segura pero la vez inocente, cada una de sus palabras lo enamoraban. Miró su rostro, su cabello, como el bronce, algo dorado. Sus ojos, tan profundos e hermosos, color café, que siempre le quitaban el sueño, su manera de usarlos para conseguir lo que se le plazca. Sus labios, con tan sólo verlos los deseaba, tan rosados y gruesos, perfectos para él, sólo para él, tenían el tamaño perfecto para su boca. Luego pasó su vista a su pequeña y cogible cintura, era tan pequeña, sobraba más de sus brazos al abrazarla, dejando apreciar otra parte de su cuerpo. Suspiró. Ella era su perdición. Pero era suya, sólo suya. Nada ni nadie lo iba a evitar o prohibirle tocarla, besarla u abrazarla.
Tini jugaba con su dije de plata que le había regalado él, tenía una forma de corazón perfecta, los bordes detallados, al medio una M, y atrás tenía un pequeño texto que decía; "Te amo Martina". Con una cadena que sostenía el fin del corazón, abriéndose para rodear el cuello de Martina, era liso, sin ninguna textura, pero a la vez combinaba con el dije. Ella amaba ese dije. Apoyó su cabeza en el pecho de Jorge, cerró sus ojos.
-Te amo Jorge.- Musitó acariciando sus abdominales.
-Yo también te amo.- Besó su frente.
El celular de Jorge empezó a tocar una melodía, avisando que alguien lo llamaba. Deslizó su dedo para aceptar la llamada. Era de su padre.
Llamada Telefónica.
-Hola pa.- Habló.
-Hola hijo.- Habló por la otra línea.- Bien, no sé si te avisaron, pero la fiesta de la empresa se cambió para hoy, debido a qué varios empleados no están disponibles para el jueves.-.
-¿Hoy?, es que esperaba pasar el día con Martina.- Se rascó la nuca.
- Puedes ir con ella, pero recuerda que eres el jefe, es una obligación ir para ti.- Recordó.
-Lo sé. Aveces quisiera no serlo.- Hizo una pausa.- ¿A que hora es?.- Preguntó tomando la cintura de Martina.
- Es a las siete.-.
- ¿Que?, ¡falta una hora!.- Se quejó.
- Será mejor que te apures.- Sentenció.
- Okey papi, adiós.- Suspiró.
Cortó.
Fin de llamada telefónica.
-¿Que sucede?.- Preguntó mirando su rostro.
- La fiesta se cambió para hoy.- Se levantó y le cedió una mano.
ESTÁS LEYENDO
Mi Profesor 2 (JorTini-HOT)
RandomLa vida de Jorge y Martina sigue magnífica. Los dos son muy felices. Algunas cosas cambiaron, mientras que otras siguen siendo las mismas. Jorge siempre va a ser su profesor, el que le enseñó a amar, y a vivir el amor...