Capítulo 4

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Capítulo 4:

"Akira, pásame la 7", "Akira, pásame la 2"

Y así fue toda la clase que me senté entre Sousuke y Rin. Al parecer, a ninguno de los dos se les venía bien el japonés antiguo. Eran insoportables, realmente insoportables. Aunque lindos... sí, muy lindos.

"Muere, muere, muere, muere"

Pensaba cada vez que sentía el toquecito de Sousuke en mi hombro o los "codazos accidentales" de Rin. ¡Inútiles, par de inútiles! Yo (como la tonta que soy) no podía negarme a ofrecerles una ayuda a unos amigos... si es que me consideraban su amiga... bah, más bien su amigo. Aunque no creo que pasar las respuestas sea lo mismo que ayudar, pero ¿Qué más da?

***

-Y, dime, Akira - dijo Sousuke en el almuerzo, mientras nos encontrábamos sentados con Rin en una mesa -. ¿De dónde viene tu miedo al agua?

Rin frunció el ceño y le dio un codazo en señal de "no seas tonto". Luego Sousuke agachó la mirada, algo apenado por haber hecho tal pregunta repentinamente.

-Yo... - mi cerebro comenzó a tensarse - "¿Qué digo, qué digo?" -. Bueno, pues... una vez salí de pesca con mis padres en su bote y hubo una tormenta, el barco naufragó y allí murió mi madre. Desde entonces detesto el agua, pero a la vez me da pavor.

-No debí preguntar, perdona, Akira. - se disculpó Sousuke, a la vez que continuaba con su almuerzo.

-Si de algo sirve, yo también perdí a mi padre en una tormenta. - Rin sonrió con pesar y tristeza.

"Pobrecito, no lo sabía"

-Creo que es mi turno de disculparme. - dije sonriendo de la misma forma.

Momo y Nitori no aparecían por ningún lado. Era extraño. Parecía que para Sousuke y Rin también lo era.

-¿Dónde están Nitori y Momo? - preguntó Sousuke, como si leyera mi mente.

-No los he visto desde que las clases comenzaron - comenté, tirando la caja vacía de jugo al cesto -. Deberíamos ir a buscarlos.

Rin y Sousuke asintieron. Nos levantamos rápidamente y al primer lugar que fuimos fue a la piscina. Nada. Luego a su salón. Tampoco había nadie. La cafetería, la biblioteca, el armario del conserje, el laboratorio. Nada, nada y nada. No había rastros de Momo o Nitori por ningún lado.

-¡Repite lo que has dicho, enano! - oímos gritar a alguien desde el patio trasero de la escuela, donde no había nadie.

-¡Que eres un tonto! - ¡Momo! Oh-oh, ¿en qué lío se han metido?

-Momo, ya cállate. - y ese... ese era Nitori.

-¡Por allá! - dijo Rin señalando hacia el patio.

Cuatro chicos de tercer año estaban parados frente a ellos, quienes estaban en el suelo sentados... o más bien, los habían tirado.

-¿Qué están haciendo con ellos? - grité con mi súper voz de macho, mientras me armaba de valor.

>>Ahora, rómpeles el culo ___... perdón, ahora eres Akira<< dijo mi amado subconsciente.

Corrí hacia ambos y me incliné, extendiendo mi mano para ayudarlos a levantarse. Un puñetazo fue hacia mi estómago y caí al piso, retorciéndome del dolor.

"Así que así se siente que un chico te golpee de enserio"

-¡Akira! - escuché gritar a Sousuke.

El chico que me golpeó alzó su puño, dispuesto a golpear a Momo. Me levanté con dificultad y corrí velozmente, poniéndome entre el chico y Momo, recibiendo su golpe. Caí de nuevo y sentí un líquido que caía por mi boca.

"Sangre..."

Me limpié con la manga de mi sudadera y volví a levantarme. De seguro pensarán que soy una masoquista, pero apenas hoy llegué y ya me encariñé muchísimo con Momo y Nitori, no estaba dispuesta a dejar que los golpearan. Rin y Sousuke estaban paralizados.

-Ahora sí, me las pagarás. - otro chico tomó a Nitori del cuello de su chaqueta.

-S-suéltalo. - ordené en un grito, corriendo a empujar al chico.

Lamentablemente, era más débil que él. Al chocar con el chico, caí al suelo en seco. El que trató de golpear a Momo me tomó a mí del cuello de la sudadera y me levantó. Mis pies no tocaban el piso, parecía que estaba volando. Para mi mala suerte, no era así, si no que estaba por ser masacrada por unos chicos mayores a mí.

-No lo toques, idiota.

¡Rin! ¡Él me salvó de que ese chico desfigurara mi rostro! Me soltó de repente y caí al piso, golpeando mi cabeza con él.

-¡Moritani-Senpai! - fue lo último que escuché antes de caer dormida.

...

Abrí mis ojos y lo primero y único que vi fue a Nitori. Estaba parado junto a mí y al parecer nos encontrábamos en mi cuarto. Su expresión era de preocupación, pero a la vez se veía diferente a esa mañana. Tomó un recipiente de mi mesa de noche y allí mojó un trapo, el cual colocó en mi cabeza, luego de estrujarlo y quitarle el agua.

-No te preocupes, no se lo diré a nadie. - murmuró, ofreciéndome una sonrisa.

-¿De qué hablas? - dije en el tono más alto que podía.

Rio y señaló hacia mí, con un pequeño sonrojo. Yo ya no traía las vendas que cubrían mis "características femeninas", para no decir otra palabra vulgar. Simplemente mi remera y sujetador. Nitori conocía mi secreto...

-Por favor, Nitori, no se lo digas a nadie. - pedí con ojos cristalinos.

-No, no, por favor, no llores - pidió con preocupación -. Nadie sabrá tu secreto, lo juro...

-Gracias. - di un suspiro de alivio.

-Pero... quiero que me digas la verdad sobre ti - completó seriamente.



Pequeñas mentiras| Rin Matsuoka y tú ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora