Capítulo 16

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Capítulo 16:

-¿Qué no te alegras de verme... "hermano"? - preguntó ese pequeño monstruo.

Sentado lo más cómodamente posible en nuestro sofá familiar, estaba Terry Michaels, mi medio hermano. Un pequeño de ocho años, cuyos pasatiempos son hacerme la vida imposible y extorsionarme mentalmente. Los negocios son su fuerte. Hacer un trato con él, es como hacer un trato con el mismo diablo. Su rostro podrá parecer el de un niño normal, pero su alma es tan obscura como sus propios ojos. Tiene el digno carácter de Marcie, sin contar que es la viva imagen de mi padre. Nació cuando yo tenía nueve años, Rin nunca lo conoció, ya que en esa época Marcie y mi padre no estaban viviendo juntos.

Me acerqué lentamente a él. Para su sorpresa, lo que hice fue abrazarlo.

-En cuanto digas algo, te cortaré lo único que tienes de hombre. – amenacé en un susurro, haciendo que Terry se estremeciera.

Me alejé rápidamente de él al sentir los pasos de Marcie acercarse a la sala. En sus manos traía la bandeja con el pastel recién salido del horno. El ver la salsa de chocolate que tenía por encima, hiso que se me hiciera agua la boca. Tomamos asiento y repartió una rebanada a cada uno, para luego tomar asiento junto a Terry.

***

Mi hermano (o mejor dicho, medio hermano), estuvo pesadísimo durante toda nuestra estadía en mi casa. Si estábamos en la sala y yo estaba en el papel de ___, él estaba ahí para entrometerse cuando trataba de entablar conversación con Rin, lo cual era más difícil de lo que parece. A mi lado se comportaba tímido, nervioso e incluso le costaba pronunciar las palabras con claridad; pero cuando Akira estaba presente, todo era normal.

(...)

Cuando faltaban unos cuatro días para nuestro regreso a Japón, inventé la excusa sobre que "Akira se irá a casa de un amigo por estos días". Yo esperaba que los muchachos levantaran campamento y fueran a conseguir un hotel o simplemente a casa de los padre de Sousuke, pero no, lo malditos se quedaron igual. Supuestamente, Momo y Nitori querían conocer a la "famosa ___ de la que Rin tanto les hablaba". Esto no fue tan difícil como el hecho de estar pasando de Akira a ___ y de ___ a Akira. Ahora podía ser yo misma y contarle sobre todo el tiempo que estuve entrenando y preparándome para mi sueño. También le pedí disculpas no sé cuántas veces por el hecho de no haberle escrito y olvidar nuestra duradera amistad. Y Rin simplemente me dijo que era la misma pequeña torpe de siempre.

"Tu pequeña torpe..."

Esa mañana, mi padre junto con Marcie y Terry, salieron a casa de mis abuelos, por lo que fui la encargada de cocinarle el desayuno al cuarteto de Samezuka que tenía como inquilinos en mi casa. Momo se enamoró del queso para untar con sabor a jamón que mi padre compró en el supermercado.

-¡Es casi tan hermoso como Gou-San! – chilló besando el pote que acababa de sacar del refrigerador.

-Pobre de tu hermana – dije a Rin sin apartar mi mirada de extrañez de Momo -. Acosada por los hermanos Mikoshiba. Eso sí que es una pesadilla.

-Jaja, sí, tienes ra... - Rin se detuvo enseguida y me miró enarcando una ceja -. ¿Cómo que los hermanos Mikoshiba? Que yo recuerde, jamás hemos hablado de Seijuro, ¿O sí?

Tragué saliva y miré a Sousuke pidiendo auxilio con la mirada. Él se hiso el tonto y continuó desayunando con tranquilidad. Maldije mentalmente al maldito lisiado de Sousuke.

"Ayúdame o te romperé el otro hombro".

Como si fuera capaz de leer la mente, Sousuke tosió un par de veces, hasta obtener completamente la atención del pelirrojo, quien ya se encontraba acercándose a mí de una manera amenazante y que me ponía los pelos de punta.

-Yo le he hablado de Seijuro – dijo sosteniendo a Rin de la camisa, impidiendo que pudiera continuar avanzando hacia mí -. Ella me preguntó si Momo tenía hermanos y de ahí salió el tema.

Debía admitirlo, el hombro roto sabía sacarme de los líos en los que me metía. Desde mis comienzos en Samezuka lo consideraba el hermano mayor que nunca tuve la oportunidad de tener. Era atento, responsable y protector.

Rin me miró con desconfianza, pero luego de suspirar profundamente, tomó asiento y la charla continuó con normalidad.

-Por cierto... - dije tratando de hacer que olvidaran el tema anterior -. ¿Qué hacían Haru y Makoto aquí? Creí que irían de campamento con los demás del club de natación.

-Haru quería caballa – explicó Rin -. Pero como la última vez que vine a aquí le gustó tanto la lata de caballa que le llevé, vino con Makoto y la familia Tachibana por cinco días. Se fueron hace tiempo.

"Lo que hace Haru por la caballa..."

(...)

Por la tarde salimos a dar una vuelta por la plaza de la ciudad, fue ahí donde me encontré con un viejo amigo mío. Edwin Holmes. Cabello negro, gafas verdes y brillantes ojos verdes como los de Makoto. Estaba exactamente igual a cuando me fui. Los muchachos quedaron un tanto de lado en cuanto me puse a hablar y reír con Edwin. Acabaron yéndose, con la excusa de que estaban cansados y querían dormir. ¡Mentira! No era torpe, me daba cuenta la manera tan fulminante con la que Rin miraba a Edwin. Si las miradas mataran, me preguntaba qué pasaría. Sousuke (con los poderes sobrenaturales para comprender a Rin que le dio su hombro xD), se dio cuenta de la situación y se llevó a todos en menos de un segundo.

-Creo que es tarde – opinó Edwin mirando el reloj que traía en su muñeca -. Tengo que ir por mis hermanas, pero antes... ¿Quieres acompañarme mañana al baile de fin de primavera?

¡Claro, el baile que se organizaba en la ciudad! ¿Cómo pude olvidarlo? Edwin siempre era mi pareja. Pero debo dejar en claro que éramos, somos y seremos amigos. A esas alturas, estaba segura de que amaba a Rin y nadie más.

-Yo... - lo pensé un poco -. Claro.

-¡Genial! – festejó Edwin con una sonrisa y acomodando sus gafas -. Como en los viejos tiempos.

Chocamos puños y cada uno se fue por su lado. Estaba tranquila y feliz. Todo acabó en cuanto llegué a casa. Nitori, Momo y Sousuke estaban arriba durmiendo, y Rin aguardaba en la sala.

-¿Quién era ese? ¿Qué hacía contigo? – preguntó sentado en el sofá y con las cejas fruncidas.

-¿Celoso, Matsuoka? – pregunté burlona enarcando una ceja, él enseguida se sonrojó.

-C-claro que no – respondió desviando la mirada -. Solo que... tú eres mi amiga y debo protegerte.


Pequeñas mentiras| Rin Matsuoka y tú ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora