Capítulo 22

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Capítulo 22:

Sentada en mi cama con la cabeza a gachas, aguardaba en silencio a que Rin dejara de matarme a preguntas.

-¿No habías dicho que tu madre había muerto? – continuaba dando vueltas por la habitación -. ¿Y qué hay de Marcie? ¿Acaso ella no es tu madre?

Mi madre me miraba con una sonrisa que parecía burlarse de mí y a la vez me castigaba por haber mentido.

Una vez que las preguntas de Rin cesaron, tomé aire y alcé la mirada. Los chicos se encontraban sentados frente a mí.

-Les diré la verdad... - suspiré y enseguida señalé a mi madre -. Ella es prostituta y me daba vergüenza admitirlo...

Cerré los ojos y enseguida un golpe de mi madre fue directo a mi cabeza.

-¿En serio es lo que se te ocurrió? – preguntó con un tic en la ceja.

-Akira, por favor... Di la verdad. – insistió Rin cruzado de brazos.

-Bien, bien – asentí -. Mis padres se separaron hace tiempo, cuando tenía nueve años. Cuando mi madre se fue, me llevó con ella y ___ quedó con mi padre. Marcie solo es nuestra madrastra y Terry mi medio hermano.

-¿Terry? – mi madre puso una expresión triste -. ¿Quién es Terry?

-El hijo de papá y su esposa. – respondí encogiéndome de hombros.

Solo hicieron falta un par de segundos de silencio para que mi madre se sentara a los pies de la cama, abrazara una almohada y se echara a llorar. Nitori se acercó a ella y frotó a su espalda. Mi madre se aferró a él, tal y como hiso con la almohada unos segundos antes.

-Mamá... - rodé los ojos y estampé mi mano con mi frente -. ¿Es enserio? Digo, tú decidiste irte y ahora lloras por él. No... tiene sentido.

-¡Insensible! – me arrojó una almohada a la cara, la cual dio en el blanco.

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Mi madre continuaba con sus llantos, hasta que fue interrumpida por el sonido del timbre.

-Bien, nos vemos. – dije corriendo hacia afuera.

Los chicos salieron un rato después.

Ese día en clases le lancé un papel a Sousuke y Rin, pidiéndoles que fueran directo a mi cuarto cuando sonara el timbre.

Apenas salí del salón, envié un mensaje a Momo y Nitori.

Momo: Allí estaré.

Nitori: Esta bien __... digo Akira.

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-¿Vas a decirnos ya para qué vinimos? – insistió nuevamente Momo, colgado de cabeza en la cama superior.

Sin siquiera voltear a mirarlos, continuaba revolviendo mi mochila. Los chicos continuaban sin comprender la razón por la que los cité en mi cuarto.

Al principio estaba decidida a decirles sobre mi posible enfermedad, pero luego me acobardé y comencé a perder tiempo revolviendo todo en mi habitación. Ellos me seguían con la mirada hacia cualquier rincón donde fuera corriendo. Así estuve un buen rato hasta hallar lo que yo consideraba "una buena distracción".

-Esto... Quería pedirles si podemos ir esta tarde a Iwatobi – dije sosteniendo un pequeño papel en mis manos, luego se los mostré -. Es que en el hospital regalaban cupones para una depilación gratis y... yo quería regalarse a Gou-san.

-¡Claro! – chilló Momo y luego se acercó para susurrarme -. Pero que te quede claro que Gou-san es mía.

Asentí insegura. El tono tan escalofriante con el que lo había dicho era un poco perturbador. Jamás había conocido ese lado de Momo y era mejor no hacerlo.

Me coloqué una campera y caminé hacia la puerta. Pero uno de ellos me tomó del brazo, haciéndome retroceder. Rin miraba al piso, con sus mejillas rojas.

-Akira... ¿Me darías el cupón a mí?

No pasó ni un segundo desde que Rin dijo eso para que todos – incluyendo a mi madre – rompiéramos a carcajadas. Ni el mismo Sousuke podía creérsela.

-¡¡¡Es para más velocidad al nadar!!! – gritó sonrojado y un poco molesto.

-Ay, sí, Rincito – rio Sousuke con tono afeminado -. ¿Te parece si luego de clases te acompaño a comprar un lindo vestido con el que puedas lucir tus piernas?

Bufó molesto y se marchó dando fuertes pisotones. Sousuke le había dado en el orgullo... No se lo perdonaría tan fácilmente.

-Voy a vigilarlo para que no muerda a nadie. – se despidió Nitori con una leve risita.

Momo estaba por recostarse en mi cama, cuando el reloj de su muñeca comienza a sonar.

-¡Oh, es hora de alimentar a Pyunsuke! Nos vemos... - salió corriendo y tratando de alcanzar a su compañero de cuarto.

Mi madre se marchó, ya que tenía que pagar la renta del departamento donde estaba alojándose. Quedamos solo Sousuke y yo...

-Más te vale decirme que pasa contigo – dijo mirando hacia la puerta y luego uniendo sus intimidantes ojos aqua con los míos. Yo negué repetidamente, con algo de miedo -. Si te hace sentir mejor... tú fuiste la primera en saber sobre mi hombro. Cuando te lo conté, ni Rin que es mi mejor amigo lo sabía.

-Sousuke... tengo miedo... – murmuré abrazándome a su brazo -. Puede que tenga que abandonar mi sueño.

-¿Qué? – me miró con sorpresa en sus ojos, inmediatamente asentí y comencé a contarle todo.



Pequeñas mentiras| Rin Matsuoka y tú ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora