Capítulo 24

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Capítulo 24

Por suerte Rin y esos chicos no llegaron a desatar una pelea en medio del local, sino hubiéramos tenido problemas. Sousuke se metió en medio y, sosteniendo fuertemente a Rin por los brazos, salimos. Ai se puso a mi lado, un poco asustado. Todos estaban muy serios, callados y no se atrevían a mirar a Rin a los ojos. Entonces decidí romper el silencio y hablé:

–Quiten esas caras, chicos. No hay que dejar que un par de idiotas nos arruinen el día. ¡Recuerden que falta poco para el torneo de fin de año con los muchachos de Iwatobi!

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Era una noche calurosa, en la que me decidí por ir a la piscina para entrenar. No me molesté en colocarme la remera que usaba siempre para nadar, comenzaba a preguntarme si a los chicos les parecía ridículo o extraño que la utilizara todo el tiempo. Me puse mi bañador y salí de mi habitación sigilosamente, sin despertar a mi compañero (sí, unas semanas después de regresar de la vacaciones me dieron un compañero de habitación).

Estuve alrededor de una hora dentro de la piscina. Mis dedos estaban arrugados como pasas, pero no me importó en lo absoluto. Después de todo, hacía mucho que no tenía esos dolores en las piernas y había que aprovechar que por ahora estaba bien. La distrofia aún no se manifestaba del todo, tal vez había una forma de evitar que lo hiciera...

–Vaya, vaya. Miren quién está aquí. –dijeron.

–¿Esta es la puta por la que Matsuoka no quiere a mi hermana? ¡Pero si está más plana que una tabla de planchar!

Me detuve de repente en medio de la piscina. Jadeando, miré sobre mi hombro. Eran los dos chicos de aquella vez, pero ahora no venían acompañados por la chica castaña. Era obvio, estábamos en Samezuka.

No perdería tiempo con preguntas, burlas o discusiones. Salí de la piscina y corrí hasta llegar a mi habitación. Para mi suerte, Take (mi compañero) seguía dormido. Pude entrar al baño sin problemas y vestirme con mi atuendo de Akira. Pero ahora se me presentaba un problema que jamás hubiera imaginado: esos chicos sabían sobre mi identidad. Me odiaban, eso era seguro, y todo porque Rin me prefería antes que a la hermana de uno de ellos. Definitivamente no dejarían las cosas así, algo harían.

"¡Rayos! Justo hoy tenía que ser... ¿Por qué no le hice caso a mi subconsciente y me quedé durmiendo?"

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Desde que salí de mi habitación por la mañana, hasta que regresé del entrenamiento con el club, mantuve alerta todos mis sentidos por si me cruzaba con esos dos chicos. Tenía miedo, mucho miedo de que llegasen a decir algo.

–Estas muy paranoico y actúas como esquizofrénico –se burló Sousuke–. ¿Pasó algo?

–¡No, nada! –Dije de inmediato–. Solo estoy emocionado por... por el jueves de pollo frito.

–A los chicos de verdad les gusta el pollo frito, a los chicos de verdad les gusta el pollo frito. ¡Pollo, pollo!

–¡Momo! –lo calló Rin, antes de que pudiera continuar.

No pude evitar reírme.

Nunca imaginé llegar a tener amigos tan buenos como lo eran Momo, Ai, Sousuke y Rin. Me hacían reír cuando estaba triste, me daban consejos cuando tenía problemas y, sobre todo, me querían como a un hermano (sí, era considerada un chico más hasta por los que conocían mi secreto).

–¡Los quiero mucho! –dije de repente y me puse totalmente roja. No tuve en cuenta lo muy raro que podía sonar eso de los labios de un chico hacia otros.

Ellos intercambiaron miradas confusas, hasta que Ai me sonrió y el miedo se fue.

–Nosotros también, pequeño homosexual. –y Sousuke palmeó mi espalda.

Lo dije y lo repito: los mejores amigos del mundo...

Continuamos caminando hacia las habitaciones, cuando Momo se detiene.

–¿Ahora qué te pasa? –pregunté.

–Si Akira es homosexual, ¿es uke o seme? –soltó Momo, mirando pensativo al techo.

–¡No soy homosexual!


(N/a): Y volví, con más yaoi para ustedes. Jajajaja, espero que les haya gustado y disculpen la tardanza. Actualicé todos los errores del libro, así que pueden sacarlo de su biblioteca y volverlo a poner para leerlo en versión 2.0 (?)

Pequeñas mentiras| Rin Matsuoka y tú ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora