Capítulo 2

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Capítulo 2:

Fecha de nacimiento, nombre, apellido, documento. La inscripción constaba en la información básica que se necesita normalmente para ingresar a una escuela. Ya había llenado casi todo, faltaba rellenar solo una cosa: Seleccionar club al cual ingresará el alumno. Cada club tenía su definición y persona al mando, además de fotos que mostraban el lugar donde se llevaba a cabo y de los integrantes. Busqué velozmente el club de natación. Por suma curiosidad, quise ver las fotos del equipo. Por poco y mi boca cae al piso. ¡Que guapos eran los chicos del equipo! Definitivamente iba a unirme. Pero... apareció otro inconveniente. Tan concentrada estaba en conseguir las cosas necesarias y la inscripción, que no recordé a que iba a Samezuka. Pues el club de natación. ¿Y qué clase de ropa usa los hombres en natación? Un simple traje de baño, con todo su pecho al descubierto, ¡Y yo no podía estar con el pecho descubierto nadando como si nada pasase! ¡También mi figura femenina! A lo mejor terminaba estudiando en Samezuka la parte teórica, y luego entrenaría cuando pudiera ingresar a la academia de natación femenina.

Di por finalizada mi inscripción y la envié. Estuve alrededor de dos horas esperando respuesta. Y cuando la recibí, esta vez sí me puse a saltar como conejo en una pradera.

-¡Entre en Samezuka, entre en Samezuka! – gritaba, mientras saltaba en la cama. Me dejé caer de rodillas sobre las almohadas. Apreté mis puños y miré hacia la ventana -. ¡Ya verás, papa, cumpliré tu sueño cueste lo que cueste!

...

Y el día tan esperado llegó. Nervios, muchos nervios habían en mi interior. Sentía como si muchos gusanos se encontraran nadando en mi estómago y trataran de trepar por mi garganta, para luego escapar por mi boca. Algo asqueroso, pero define a la perfección como me sentía en ese momento.

Al entrar, parecía que todos habían dejado lo que hacían para verme. Miradas. Acosadoras miradas viendo cada uno de mis movimientos. ¡Era horrible! Tuve que sacrificar mi lindo y largo cabello, para cortarlo como un chico. Una venda apretaba mi pecho hasta dejarme sin aire y traté de usar pantalones holgados para que mi trasero no se notase. Y para darme un toque más varonil, una gorra de mi padre ocultaba mi cabello. Era todo un reto estar en Samezuka, pero valía la pena si era por mi padre.

"203, 203"

Daba vueltas por un larguísimo pasillo, observando los números de las puertas. Según mi carta de aceptación, la escuela poseía habitaciones para residir a los estudiantes. La mía era la doscientos tres. Y ahí me encontraba yo, buscando como torpe la puerta.

"¡Aquí estas 203!"

Saqué las llaves de mi bolsillo y, sin poder esperar más, abrí la puerta. Casi me da un paro cardíaco cuando la luz se encendió sola. Oí unas trompetillas y tiraron papelitos de colores sobre todo el cuarto. Un tipo de pelo naranja, mucho más bajo que yo, se puso a saltar por todo el cuarto. El otro permanecía sonriendo y sosteniendo un cartel que decía "Bienvenido".

"Que gente más rara, dios mío". – pensé mirándolos con cara de susto.

-Oh, lo sentimos. ¿Lo hemos asustado, Senpai? – preguntó el de cabello gris.

Asentí en señal de respuesta. Él dio un suspiro y cerro el cartel, formando un cilindro con él. Se acercó al otro chico y le dio un zope. Fue entonces cuando la música se detuvo.

-Baka, lo asustaste – murmuró inclinando su cabeza hacia donde me encontraba -. Lo sentimos. Ejem, soy Aichiro Nitori. Es un gusto.

-Akira Moritani. – dije sonriendo y poniendo la mejor voz masculina que podía.

-¡Y yo soy Momotaro Mikoshiba, ¿Cómo la ves?! – Gritó el pequeño naranja –. Pero obvio que puedes llamarme Momo, ¿Verdad, Nitori?

Y, una vez más, Momo se puso a saltar por todo el cuarto. Gritaba su nombre con euforia y daba saltitos alrededor de Nitori. Quise creer que Momo había bebido alguna clase de energizante y por eso estaba así. Realmente daba miedo el creer que así era todo el tiempo.

-¿A qué club se unirá, Moritani-San? – preguntó Nitori, poniéndole la traba a Momo y este cayó al suelo.

-Yo... supongo que al de natación – respondí, dejando mi bolso en la cama (sobra decir que tenía mi voz fingida).

-¿De verdad, Moritani-Senpai? – preguntó Momo, aún con la cabeza en el suelo.

Asentí y tomé asiento en una silla que había frente a un escritorio. La foto que vi por computadora vino a mi mente. En un rinconcito de ella distinguí a Nitori, parado junto a un chico pelirrojo y luego Momo, junto a un chico idéntico a él, solo que mayor.

-¿Ustedes son del club de natación también? – pregunté, esperanzada de por lo menos tener unos conocidos en él.

-Así es. Mi hermano es el capitán. – dijo orgullosamente Momo, sonriendo con grandeza.

-Pero le queda poco para graduarse, así que se retirará en unos días. – completó Nitori.

"¡Momo, Momo!"

Un grito se oyó desde el pasillo. Nitori asomó su cabeza por la puerta y agitó su mano hacia algún lado del pasillo, quien sabe dónde.

-¡Mikoshiba-Senpai, venga! – gritó el pequeño Nitori, agitando su mano hacia el pasillo.

Al cuarto entró aquel chico parecido a Momo. Me llevaba como dos cabezas y era muy lindo, aunque no podía decirlo en voz alta o me tratarían de homosexual.

-¡Hey! – dijo alzando su mano, para que chocara lo cinco con él. Eso hice - ¿Quién es su amigo?

-Akira Moritani, tercer año – me presenté, volviendo a mi lugar en la silla.

-Un gusto, Akira, soy Seijuro Mikoshiba – dio una sonrisa que lo hiso verse aún más lindo –. Mi hermano menor es ese tonto.

Momo agitó su mano en señal de saludo y sonrió. Eran parecidos, sí. Nitori dio una mirada al reloj de su muñeca.

-¡Es tarde y hoy tenemos entrenamiento! – Gritó saliendo del cuarto, pero volvió hacia atrás para llevarse a Momo y Seijuro – Nos vemos, Moritani-Senpai.

-Nos vemos – dije riendo.

Me levante y cerré la puerta. Tendría que acostumbrarme a cerrarla con seguro, simplemente por precaución.

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(N/A) Hola queridos lectores, quería avisarles que no se impacientaran con la aparición de Rin. Supongo que en el siguiente capítulo ya entra en la historia. Y además, me gustaría hacer un pedido especial a az22neko: ¡Martu-San, deje de acosarme! >.<


Pequeñas mentiras| Rin Matsuoka y tú ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora