Capítulo 11

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Nota: ¿Es un tanto tarde para subir el capítulo? ¡Para mí no! Sigo despierta, así que (como prometí) acá el capítulo 11. Quería agradecerles por apoyar (no malpiensen) tanto la historia. Sinceramente, nunca pensé que le iba a gustar a tantas personas ^-^

Capítulo 11:

-¿Por qué lo has hecho? – preguntó, mirándome directo a los ojos.

-¿Q-que haces aquí? – pregunté, tratando de mantener el tono de voz.

-Yo pregunté primero – contradijo él -. Ahora habla.

-S-sousuke... - tomé aire, para evitar caer de espaldas directo al suelo – Y-yo...

Me quedé callada. Sentía como si hubieran cortado con unas tijeras mis cuerdas vocales y eso no me dejara hablar. Sousuke continuaba mirándome, directo a los ojos y con una mirada casi tan fría como el mismo polo sur. En estas circunstancias, llegaba a dar miedo.

-Quiero que me contestes, Akira... si es que así te llamas. – volvió a ordenar con voz firme.

-N-no, mi n-nombre es...___ - respondí con dificultad -. T-te explicaré todo, pero prométeme que no se lo dirás a nadie.

Asintió y tomé asiento junto a él. Expliqué toda mi historia, e incluso le comenté más detalles que a Nitori. Luego de mencionar lo de mi padre, su expresión fría desapareció totalmente, cambiando el rostro de chico malo al de uno tierno y comprensivo.

-No te preocupes. Entiendo perfectamente tus razones. – dijo sonriéndome tiernamente.

-Gracias, en verdad.

-Y ahora también comprendo por qué mirabas a Rin de una manera tan extraña cuando estábamos en los vestidores – comentó mirando hacia el techo y soltando una risa -. Y yo que creía que eras una especie de travesti o algo así.

-¡¿Qué cosas dices, Sousuke?! – Grité ocultando mi rostro entre mis manos, para que notara mi sonrojo – Ahora entiendo por qué todos te toman por pervertido.

-No se puede ocultar la verdad – dijo riendo -. ¿Piensas decírselo a Rin?

-N-no lo sé – me encogí de hombros -. ¿Qué pasa si se enfada o me echa del equipo? Tendría que volver a Australia y...

-¿A-Australia? – repitió Sousuke.

-Así es... ¿Qué no prestaste atención a lo que te decía, idiota? – fruncí el ceño, preparando mi puño para golpearlo, pero me detuvo con su mano.

-Por suma casualidad... ¿Asistías a algún club de natación allá o algo por el estilo? – preguntó rascando su nuca.

-Pues claro, en fue donde comencé a practicar natación – respondí, mientras tomaba entre mis manos la medalla que siempre traía colgada a mi cuello. Desaté la pequeña cadena y se la entregué a Sousuke -. Era la única niña del grupo de relevos, con tres niños más.

-Ya veo... - y de un segundo a otro, Sousuke me estaba apretujando en un abrazo - ¡Lo sabía! ¡Eras tú!

-¿De qué hablas? ¿Acaso ya te volviste loco? – me quejé, tratando de zafarme de su agarre.

Sousuke continuaba abrazándome y repitiendo cosas como "¡Sabía que no estaba muy lejos de encontrarte!" o "¿Cómo no me imaginé que serías tú?".

-___-Chan. – escuché una voz, seguida de que la puerta se abrió, dejándome ver a Momo y Nitori parados al umbral de la puerta.

-¿I-interrumpimos algo? – preguntó Nitori, cubriendo su rostro con sus manos, mientras Momo desviaba la vista.

Paré de forcejear de repente. Miré a Sousuke, quien se encontraba sobre mí.

-¡No es lo que parece! – grité, tirando a Sousuke al piso.

-¿A no? – Momo se cruzó de brazos -. Esto me recuerda mucho a un manga que encontré bajo la cama de mi hermano, luego de eso, la chica y el chico...

-No sigas. – dijo Sousuke, tapando la boca de Momo.

Luego de un par de minutos explicando a Momo y Nitori la razón por la cual Sousuke y yo estábamos así, y que Momo gritara el final del manga de Seijuro, Sousuke dijo que tenía algo que buscar y se marchó corriendo a su cuarto. Momo sacó de su bolsillo un mazo de cartas y nos sentamos a jugar en el piso con Nitori.

-¡Lo encontré! – anunció Sousuke, cerrando la puerta de un portazo.

Tomó asiento junto a mí y colocó en mis manos un pequeño marco. En la foto estaban Rin, un niño de cabello rubio, otro castaño y... ¿Yo? Sí, era yo. Recuerdo haber competido junto a un pequeño grupo en mi niñez en la escuela, pero nunca que uno de esos niños fuera Rin. Dios, que soy ignorante.

-¿Estás seguro de que ese es Rin? – pregunté atónita, a lo que Sousuke asintió.

-Recuerdo el día que Rin regresó a aquí – dijo él mirando hacia un punto fijo de la pared -. Revisando entre las cosas de Rin un día, encontré un viejo sobre que estaba dirigido para "___-chan". No lo leí, pero sí lo decidí guardar. Tenía el presentimiento de que algún día aparecería la dueña de aquella carta y podría entregársela.

De su bolsillo sacó un pequeño sobre y me lo entregó. Los tres me miraban con picardía, mientras esperaban a que abriera el sobre.

-No voy a abrirlo mientras ustedes estén aquí. – dije, haciendo que comenzaran a quejarse.

-Oh, pero, ___-Chan, queremos saber que dice. – se quejó Momo.

-¿Tú no tienes un trabajo que hacer? – pregunté mirándolo amenazadoramente.

Momo juntó velozmente sus cartas y salió corriendo, seguramente a su cuarto. Nitori se quedó en medio del silencio incómodo, entonces se levantó y también se fue. Sousuke fue el único que me miraba con una sonrisa y, al parecer, no tenía intenciones de irse.

-¿Sabes algo? – comenzó a decir, sin apartar su mirada de mí -. A Rin le gustabas mucho, estoy seguro.

-D-deja de decir tonterías y vete de una vez – dije, ocultando nuevamente mi sonrojo -. Es tarde y quiero dormir.

Sousuke estaba por hacer algún otro comentario de burla, pero lo tomé de la oreja y saqué a rastras de mi cuarto. Lo dejé en el pasillo, para luego cerrar la puerta en su cara.

-Buenas noches a ti también. – se despidió irónicamente.

Me tiré en la cama y sostuve el sobre en mis manos. No tenía el valor para abrirlo.

Pequeñas mentiras| Rin Matsuoka y tú ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora