capítulo 2

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La fiesta como era de prever, es un asco. Sonrisas despectivas, amabilidad sospechosa... Menos mal que están aquí mis mejores amigos, Eva, Ainhoa, Javier y Gonzálo. Son los únicos que me animan.
Mi fiesta de cumpleaños es como una reunión. Viene gente con la que nunca hablo y familiares a los que nunca veo. Claro que la familia tiene que mantener su popularidad en el barrio. Pues que le den al barrio. En un momento de rebeldía cojo las llaves de casa y salgo a dar una vuelta, cuando mi señora madre se de cuenta de que no estoy me va a matar.
Diez minutos después me encuentro en un parque pensando en como podría arreglar todo este embrollo. No disfruto haciendo nada, antes leer, escribir y escuchar música me sacaban de todo, me distraian. Pero últimamente me siento tan vacía que nada me motiva, nada me hace sentir. Estoy sumida en una constante neutralidad en la que ni siento ni padezco. Hace dos noches me corte, nunca lo había hecho y no se que fue lo que me hizo hacerlo. Pero lo hice y al acabar, solo podía llorar. Lloraba por que estaba mal lo que acababa de hacer. Lloraba por que me relajó, y ese efecto no tendría que ser así. Pero sobre todo lloraba por que veía como mi vida se me iba de las manos.
Empecé a tener frío así que decidí que era mejor volver a casa.
Para cuando había llegado mucha gente se había ido. Pero mis chicos seguían allí.

- ¿Se puede saber donde has estado? -Javier me miraba preocupado, creo que empieza a notar un cambio en mi. Di algo inteligente Helena.

- Perdonad chicos, necesitaba salir a pasear. Me ha llamado un tío y aquí había mucho ruido.

- Joder Helena, has estado una hora fuera, te estábamos buscando.

- Chicos no os preocupéis además que... -bajo la voz para que solo ellos me oigan- ya sabéis que odio estas fiestas. Quería salir a tomar el aire.

Eva me analiza el rostro, lo sé por la forma en la que me mira. Sabe que oculto algo.

- ¿Podemos hablar un minuto? -No me gusta este tono.

Accedo a ir con Eva y subimos a hablar a mi habitación para estar más tranquilas.

- Y... Bueno ¿de que querías hablarme?

- Helena ¿que pasa? Llevas unos días en los que no te reconocemos. Desde que te juntas con esa nueva chica no estas igual. Te notamos distante, seca, no eres tu.

Sus palabras me hacen daño. Laura no es mala. Laura me ayuda, entiende como me siento, ella también se corta. Ella entiende lo que es sentirse vacía, lo que es no sentirte querida, lo que es sentirte una mierda.

- Eva, no metas a Laura en esto. Ella es buena conmigo, me ayuda. No me pasa nada, simplemente estoy distraída ya sabes que mis padres me agobian.

- Lo que tu digas Helena. No vamos a andar detrás tuyo. Ya eres mayorcita como para saber con quien estar y con quien no. Siento lo de tus padres pero sabes que puedes contar con nosotros para lo que sea. -Me mira como si fuese un ser extraño, me está molestando. Se dispone a hablar otra vez. -Mira me tengo que ir. Mañana a la mañana te llamo.

Me da un beso y se va sin decir nada más. Aveces me agobia. La quiero, si pero no es mi madre.
Vaya día el de hoy. Bajo a darles las buenas noches a mis padres y subo a intentar dormir. Mañana será otro día, y mejor, mañana he quedado con Laura para pasar la tarde.
Me pongo el ipod a todo volumen para no oír los demonios de mi cabeza y poco a poco me voy quedando dormida.

Tras mi oscuridad, estabas tú Donde viven las historias. Descúbrelo ahora