capítulo 6

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Son las cuatro y media de la tarde y mis nervios aumentan con los segundos de la hora. Este chico tiene un efecto especial en mi, creo que nunca había sentido nada así por nadie.
Vuelvo a comprobar mi aspecto en mi espejo de pared. Creo que voy bien para esta cita: pitillos negros con unas botas de la marca "ugg" marrones y un jersey también marrón unas tallas más grande que la mía para que quede más suelto. Decido salir ya de casa para ir al parque donde le vi por primera vez.
Diez minutos después me encuentro en el parque.
Son las cinco menos diez cuando veo a Adrián a un par de metros. Que guapo esta. Lleva unos vaqueros con una sudadera blanca. El es un ángel comparado a mi, hasta su forma de vestir lo dice. El tiene su mundo perfecto mientras que el mio se desmorona.

- Hola Helena -Me sonríe tímido.

- Hola, bueno no se que es lo que quieres ver pero puedo empezar enseñándote la urbanización.

- Mm... Si, como quieras pero había pensado en ir a dar una vuelta en coche. Podemos ir al centro a tomar algo. - Esta nervioso pero nose por que.

Accedo a ir a pasar con el la tarde al centro y la verdad es que me lo paso genial. Me cuenta que el antes vivía en Londres, por el trabajo de su padre. Tenía ganas de volver a Madrid, y me alegro de que hayamos coincidido, este chico tiene algo que me vuelve loca.

-Bueno será mejor que te lleve ya a casa que mañana hay que madrugar, ambos tenemos clase.

-¿Estas en mi clase? -No me lo creo, ¡va a estar conmigo en clase!

-No, yo estoy en segundo de bachiller, aunque debería de estar en el primer año de carrera. Tu estas en primero ¿No?

-Si, yo estoy en primero, si. -Seguimos caminando y mis iusiones cada vez son más bajas, las voy arrastrando.

Cuando llegamos a mi casa me bajo del coche sin decir nada, me apetece llorar. Ay Helena ¿Qué te pasa?
Adrián me deslumbra con su sonrisa mientras sigo andando hacia la puerta de casa.

Una vez que estoy en mi cama, me hecho a llorar como si no hubiese mañana, lloro tanto que pienso que esta tristeza nunca se va a acabar. Pequeños ríos negros recorren mi rostro y caen a la almohada, no me importa mancharla de maquillaje. No me importa nada ahora mismo, excepto el. Se ha hecho un pequeño hueco en mi corazón y nose como ha llegado a pasar tan rápido, nunca había sentido nada así por nadie. Sigo llorando y lamentandome de lo ridícula e inútil que soy hasta que me quedo dormida.

Tras mi oscuridad, estabas tú Donde viven las historias. Descúbrelo ahora