Han pasado tres días desde la ultima vez que dormí en condiciones. Han pasado tres días desde que comí por ultima vez. Han pasado tres días desde la muerte de Laura... ayer fue su funeral y a pesar de que no quería ir me obligue a salir de la cama e ir a verla por ultima vez, a despedirme de ella sin todos esos policías de por medio. Parecía una muñequita de porcelana, su larga melena rubia brillaba como nunca, estaba perfectamente maquillada: ojos con sombra marrón clarito y rimmel, pómulos marcados por el colorete, labios rosas como solía pintarse ella y una base notable para esconder su pálida piel. Llevaba un vestido blanco con adornos en color azul, algo que nunca se habría puesto ella, y sus manos descansaban en su vientre. Le dije en voz baja una vez mas que la quería, que no había derecho. Ella era la única persona que me comprendía hasta el momento, la única en quien confiaba sobre mis cortes ¿Por que dejo que todos ellos ganasen la batalla? ¿Porque no se esforzó? Por un momento parecía tranquila, parecía que solo estaba descansando después de un largo día, pero la realidad me golpeó como un látigo. De pronto no pude parar de reproducir en mi mente su ultimo mensaje de voz, no pude dejar de verla en la hierba llena de sangre. Salí corriendo de la iglesia como si alguien me persiguiese y sin volver la vista atrás llegue a casa y me encerré en mi dormitorio. No he vuelto a salir desde ayer. Desde que Laura murió no puedo dormir, y no por que no quiera sino por que tengo pesadillas, diferentes pesadillas de su muerte y en todas ellas la culpable sigo siendo yo. Tampoco puedo comer por que todo me da asco. Carmen me trae alguna que otra bebida con bastante azúcar para que así meta algo al cuerpo pero no puedo probar bocado, cada vez que intento comer algo salgo corriendo al baño para vomitar. Tampoco hablo, pero no por que no pueda sino por que no quiero. No quiero hablar con nadie, enseguida me preguntarían como estoy, me intentarían convencer de que no soy la culpable de su muerte, me dirían que lo olvidase, que ella ahora esta un sitio mejor. Tonterías.
Llaman a la puerta de mi habitación, espero que solo sea Carmen que deje algo en la mesilla y se vaya. La puerta se abre y veo una silueta alta acompañada por otra mas bajita. Se quienes son al instante.
-Helena cariño ¿podemos entrar?- Eva me mira como si fuese un animalillo acorralado.
Me quedo en silencio como ellos esperaban así que abren la puerta del todo y entran. Se dirigen a mi cama y me dan un beso, Eva en el moflete y Adrián en la frente. Desde que pasó todo esto Adrián y Eva vienen todos los días a verme, literalmente ya que no hablo en ningún momento. Me dedico a escuchar con poca atención las cosas que me dicen. Encima de mi mesa se están amontonando cosas varias que me traen como chocolates y golosinas, peluches, libros...
Adrián y Eva me empiezan a hablar sobre la película que vieron anoche y de vez en cuando Eva comenta algo de la revista que esta ojeando. Los padres de Laura vinieron a verme ayer después de que Laura fuese enterrada. A ellos tampoco les hable, solo la hable ayer a Laura. Sus padres me dijeron mil y una veces que la culpable de su muerte no era yo, ni siquiera esos niños que la hacían sentir mal. Su madre la veía a ella como la responsable de su muerte por que como ayer dijo " quien juega con fuego, se quema". Como se atrevía su propia madre a decir algo así de su hija. Laura tenía problemas, por eso se encontraba en esa situación.
La madre de Adrián les comentó a mis padres que me encontraba en estado de shock, que acabaría explotando tarde o temprano y que ellos debían tener paciencia y hacerme ver su apoyo, claro que Sofía no conoce a mis padres... Apoyo dice. Esto se lo dijo a ellos en privacidad solo que yo les oí ya que estaban al otra lado de mi puerta.
Al cabo de una hora Eva y Adrián se fueron a sus respectivas casas, hasta el día siguiente que vendrían claro. El sueño me va atacando poco a poco y se que si me duermo acabare despertándome por una pesadilla, necesito tanto dormir... pero me dan tanto miedo las pesadillas... Decido que lo mejor es probar suerte a dormir un poco y si veo que va mal no vuelvo a dormir hasta que no lo necesite realmente.
Me despierto sobresaltada por un grito. Me quedo en silencio esperando a oír otra vez el grito y así saber de donde procede. Vuelvo a oír el grito aun mas alto que la primera vez, viene de la cocina. Voy a la cocina con paso lento ya que tengo miedo. Alcanzo el pomo de la puerta y con valor, la abro. Dirijo la vista atrás para asegurarme de que sigo en mi casa, la cocina ya no es una cocina sino que es el parque que hay entre mi casa y el colegio. Entro y no veo a nadie por ningún lado, vuelvo a mirar a los columpios y allí esta Laura. Se que algo falla pero no consigo saber que es. Me acerco a mi amiga pero ella no levanta la cabeza para mirarme. Saca una hoja de una cuchilla de afeitarse y comienza a hacerse pequeños cortes, la miro sin decir nada hasta que veo que empieza a llorar y entonces clava la cuchilla muy profundo. La sangre empieza a resbalar por su brazo cayendo al suelo poco a poco. Laura cada vez esta mas pálida y sus pantalones están llenos de sangre. De pronto ella me mira y me suplica que la ayude, me suplica para que la lleve a un hospital, me suplica por su vida pero algo no me deja llegar a donde esta ella. Cuando miro mas detenidamente veo que lo que me retiene es Marta, la madre de Laura. Me mira con asco, como si yo fuese lo peor que hay en el mundo, cuando Laura no puede resistir mas cae al suelo y es entonces cuando puedo avanzar hasta ella. Marta me grita, me grita que todo esto es culpa mía, que...
Me vuelvo a despertar entre gritos, solo que esta vez son mis propios chillidos los que me despiertan. Carmen entra corriendo a mi habitación, me seca las lagrimas como ya lleva haciendo tres días y se tumba a mi lado mientras me abrazo a ella. Me acuna lentamente, como si fuese una niña pequeña y es lo que mejor me sienta ya que no me pide que hable ni nada por el estilo, solo me abraza. Veo de refilon el reloj de mi mesita de noche, son las dos de la madrugada, bueno al menos he dormido unas cinco horas, es todo un récord. Carmen se queda dormida a mi lado y yo me dedico a mirarla durante gran parte de la noche. Le quiero mucho, es la única persona que siempre ha estado ahí para mi y por la que yo estaré siempre. Me acurruco entre sus brazos y cierro los ojos para intentar olvidar otra pesadilla que se que no olvidare y que se volverá a repetir.
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Tras mi oscuridad, estabas tú
Teen FictionHelena es una chica de 17 años y como cualquier otra chica de su edad, está pasando por momentos complicados con sus padres y amigos. Lo normal en la adolescencia ¿no? Quizás estos problemas serían de lo más normal si no fuese por el pequeño detalle...