Miro el reloj de la mesilla por enésima vez esta noche, las horas pasan cada vez más lentas. Son las seis de la mañana y llevó despierta desde las tres. Las pesadillas me han despertado del todo y soy incapaz de dormir. Falta media hora para que suene mi despertador, hoy empezaré el día antes.
Noto como mi cuerpo se va relajando por donde pasa el agua caliente, como un analgésico natural. Cuando creo que ya estoy suficientemente tranquila salgo de la ducha y me empiezo a preparar. Antes de pasar a la ropa me pinto un poco la raya del ojo y me pongo un poco de rimel. Decido ponerme unos vaqueros azul oscuro y un jersey de lana de color granate, por último cojo mis botas negras preferidas y me suelto la melena. Intento poner un poco de orden en mi pelo pero es imposible. Me llega a la altura de la cintura, es ondulado y Castaño claro. Es de las pocas cosas que me gustan de mi.
Mis padres me están ignorando desde el primer momento en el que me he sentado a la mesa. Ni siquiera me han dado los buenos días. Carmen me mira con lástima desde la puerta, sabe como son mis padres y se compadece de mi, cosa que no me gusta nada. Me terminó mi bol de cereales lo antes posible y subo a por mi mochila.
Ya casi estamos llegando al colegio y ni Adrián ni yo hemos mencionado lo que pasó ayer. Creo que Adrián me gusta, siento algo por el que no había sentido por nadie antes. Es pensar en él y sonreír como una idiota.
- Te acompaño a clase, vamos.
Asiento con la cabeza y me pongo a su lado. Esta muy raro conmigo y pienso preguntarle luego que le ocurre. Me pasa el brazo derecho por encima de los hombros mientras nos dirigimos a la puerta principal de entrada al edificio. Veo a lo lejos a Javi y decido que lo mejor es ir a hablar con el ya que ayer prácticamente le eche de mi casa.
- Adrián, voy a hablar con Javier. Nos vemos luego ¿vale?
Asiente con la cabeza y se dirige hacia su clase a paso rápido. Acelero el paso para alcanzar a mi amigo y cuando estoy casi tocándole le tapo los ojos y le pregunto que quien soy.
- ¿Eres la mejor y la peor amiga que un ser humano puede tener?- se ríe y le doy una colleja a modo broma.
- No perdona, soy la mejor amiga que se puede tener- le paso el brazo por la cintura y vamos a clase en silencio.
El día esta transcurriendo tranquilo, Eva, Ainhoa y yo hemos hecho planes para el domingo a la tarde ya que tenemos que hablar dado que las cosas no van muy bien y luego queremos ver unas pelis en casa de Ainhoa. Son las doce y media y voy corriendo a mi clase de biología ya que, como no, llego tarde. Justo cuando entro por la puerta y el profesor me esta mirando con cara de pocos amigos me suena el móvil, vaya suerte la mía.
- Señorita Helena, le importaría apagar el móvil y a ser posible, deje de llegar tarde a mis clases.
Sonrío a modo disculpa y voy a mi puesto de trabajo, miro un poco por encima el móvil y decido que leeré luego el mensaje de Laura. Querrá pedir disculpas por lo de ayer. En la clase de biología estoy toda la hora dibujando chorradas en mi cuaderno hasta que toca la campana y nos indica que solo nos queda una hora más de clase, en mi caso una aburridisima clase de inglés. La hora de inglés transcurre muy rápidamente por lo que para cuando quiero darme cuenta estoy saliendo por la puerta principal esperando a que Adrián salga.
Veo varios mensajes de Laura en los que pone que le urge verse conmigo, seguidos de un mensaje de voz. Me pongo los cascos y escucho el mensaje: " Helena... necesito ayuda de verdad, ellos están ganando la batalla... No quiero seguir viviendo y necesito estar contigo por que me he vuelto a cortar y es mucho peor que la de ayer. Son varios cortes y no puedo parar la hemorragia, por favor no te lleves un concepto malo de mi. Estoy en el parque de ayer... ven rápido"
Sonaba tan cansada... Salgo corriendo hacia el parque como si me fuese la vida en ello. Me tuerzo un pie pero sigo corriendo, espero que este bien, que haya cortado la hemorragia. Es Laura, seguro que esta genial pero su voz sonaba tan cansada... Cuando estoy llegando al parque oigo una sirena y me pongo a correr con todas mis ganas. Por favor dios que este bien. Veo un cuerpo tirado en el suelo y muchísima gente alrededor de ese cuerpo inerte. Me quedo en shock, todo ocurre muy rápido. De repente no oigo nada, es como si todo a mi alrededor estuviese embotellado. Por un momento dejo de respirar y oigo mi propio grito, me tapo la boca y noto como me dan pequeños espasmos de llorar. Salgo corriendo hacia el cuerpo de mi amiga y me tiro al suelo mientras intento que reaccione, un policía me agarra de los hombros pero yo me abrazo mas fuerte a Laura, le miro a la cara ya sin color, sin movimiento... la abrazo y lloro su muerte mientras me culpo por ella. Me voy quedando sin respiración, me tiro del pelo sin saber que hacer y vuelvo a abrazarla intentando así que su corazón vuelva a latir. Nada. No reacciona.
Un policía vuelve a intentar separarme de ella pero me aparto de un empujón y vuelvo a levantar a Laura del suelo mientras la muevo intentando que abra los ojos, que su corazón vuelva a latir, sigue sin funcionar. Apoyo mi cabeza en su pecho y le digo que le quiero, que me perdone, que no es justo.
De pronto siento como alguien me levanta del suelo y empiezo a patalear y a agarrarme a los árboles que pillo a mi paso. Veo como me voy alejando del cuerpo de mi amiga y mi ansiedad no hace mas que aumentar. Por fin dejo de oír esa especie de ruido embotellado y oigo como Adrián me esta llamando.
- Helena, por favor. Relájate, tienes que escucharme. Estas llena de sangre y el estar allí no va hacer más que empeorar la situación.
Me siento en la hierba húmeda y miro al cuerpo de mi amiga. Ya no se mueve, ya no se ríe ni hace el tonto para alegrarme los días tristes, ya nunca más va a cantar, ya nunca mas la voy a volver a ver, esta muerta joder, nunca va a poder hacer una familia como ella tanto queria, ya nunca va a poder vivir. Simplemente esta ahí, tirada como si no le importase estar empapada en sangre y agua, ya no hay color en sus mejillas ni en su pelo. No veo el subir y bajar de su pecho por la respiración, esta ahí, como si de un juguete roto se tratase... dejando a otro juguete un poco mas roto que antes.
Siento como si me estuviesen pinchando en el pecho, es un dolor inexplicable. Soy incapaz de oír mas aya de mi agitada respiración, noto como algo me atraviesa el pecho por dentro, como me incapacita para respirar y como se va borrando la silueta de mi amiga según mis lagrimas se amontonan. Levanto las piernas a la altura del pecho y me tumbo en la hierba mientras me culpo de su muerte.
ESTÁS LEYENDO
Tras mi oscuridad, estabas tú
Teen FictionHelena es una chica de 17 años y como cualquier otra chica de su edad, está pasando por momentos complicados con sus padres y amigos. Lo normal en la adolescencia ¿no? Quizás estos problemas serían de lo más normal si no fuese por el pequeño detalle...