Prólogo

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Pasé de mis padres, a Judal.

De Judal, pasé a manos de la calle.

Y de la calle, pasé a estar bajo la protección de Sindria. 

Parezco una pelota: en cuanto me despisto, alguien toma el control de mi persona.

Ya sea para criarme, cuidarme...

O torturarme hasta llegar a la locura.



Gemas amatistasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora