#15: Ángel

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- Estoy bien, de verdad- reí intentando apartar el báculo de Sphintus. Al regresar de las citas con sus pacientes estuvo a punto de ir directo a por Kouen, verme la herida en la cabeza y escuchar lo que había pasado consiguieron sacarle el lado asesino-. Ya deja de malgastar magoi.

- Te has dado un buen golpe, deja al menos que me asegure de que no hay daño interno- protestó, frunciendo el ceño con atención. Hasta me había obligado a tumbarme en la cama, cosa que veía un poco innecesaria ya que había estado como tres o cuatro horas con el corte abierto, y no me había pasado nada-. Lo voy a matar, ¿cómo se atreve a...?

- Eh, cálmate, te estás alterando demasiado- puse una mano sobre la suya, haciendo que me mirase-. Sinbad ya le dejó claro que no conseguirá nada de mí, y que si quiere hablar conmigo exige su propia presencia o la de alguno de los generales durante dicha conversación. 

- ¿Pidió disculpas?

- ¿Kouen? Claro que sí- dije riendo-. Después de calmarse se fue, que yo sepa no ha vuelto a salir de los aposentos que le preparamos. 

Nuestra charla y revisión médica se vio cortada por unos suaves toques en la puerta. Tras dar permiso al mismo tiempo, el moreno y yo vimos entrar a Sinbad.

- ¿Qué tal está?- le preguntó directamente al nuevo médico de Sindria, quedándose de pie a nuestro lado.

- Nada grave, el impacto fue fuerte pero no veo ningún desperfecto cerebral ni craneal. 

- Yo estoy loca desde que nací, no le hagas caso al enanito que tengo dando brincos por ahí dentro- bromeé, sacándole risas a ambos hombres. Luego me puse un poco más seria y miré al rey-. ¿Kouen?

- Sigue en la habitación, según su escolta está leyendo listados de todos los pequeños comercios de Sindria. Aunque creo que después de lo de antes está usando eso como excusa para tragarse el orgullo.

- No me esperaba eso para nada- suspiré, sentándome en la cama-. Fue como vivirlo dos veces, pero aún peor... Si tuve esa reacción fue porque veo en él algo muy frío, sé que sería capaz de cualquier cosa con tal de obtener más poder, terreno y buen futuro para el imperio Kou.

- Yo no permitiría nunca un compromiso forzado, me da igual si es concertado o por conveniencia, repudio esas cosas.

- Lo sé, estuviste a punto de casarte con la princesa Kougyoku por un engaño- reí al acordarme de aquel episodio que me contaron al poco de llegar al país. 

- Por eso- fingió un escalofrío-. Pero en fin, lo que importa es que parece que se le ha pasado el capricho, ya veremos a lo largo de la semana si permanece tranquilo. Aunque eso aparte parece muy interesado en ti, uno de su escolta me sopló que él quería hacerse con Stolas y no lo consiguió.

- Otro que asesinó con la finalidad de obtener un Djinn.

- Pues no, él vio suicidarse a uno de sus hombres que intentó conquistar esa celda, y por mucha curiosidad que le entrase no se atrevió a probar suerte hasta mucho tiempo después, y cuando Stolas pidió sangre le dijo que o lo elegía a él como su amo o no habría sangre.

Ese pobre iluso, estuvo cerca de acertar y por orgulloso no lo hizo.

- Sí, Stolas se acuerda de eso- confirmé al escuchar al Djinn desde la cadena de mi cintura. 

- A propósito, después de reposar el almuerzo podemos seguir entrenando. No creo que te falte mucho para poder usar tu Djinn por completo, manejas muy bien el armamento. 

- Me da mucha curiosidad cómo será el equipo- dije sonriendo-. Teniendo en cuenta que su forma es la de un búho de patas largas y con una corona sobre la cabeza... A saber, capaz salgo con plumas.

Gemas amatistasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora