#14: Ansias de control

287 34 16
                                    

- ¡Eso no es excusa, te dije que necesitaba ese pergamino para hoy!

- ¡Y lo tendrás, sabes que puedo escribir rápido si me lo propongo!- repliqué, muy cabreada on Jafar por andarme gritando tan temprano.

- ¿¡Piensas hacer un informe completo de los últimos tratados comerciales en una hora!?

- Jafar, creo que te estás excediendo- intervino Sinbad, apareciendo con Yamuraiha y Masrur-. Te ha dicho que lo hará, cálmate.

- ¡Que le haya llegado el periodo anoche no es mi problema!- repuso él, furioso. Sin duda alguna él era el que más se estresaba con los informes, incluidos los que a veces me pedía a mí para poder acabar lo antes posible. Y por una vez que no tenía un pergamino a tiempo se ponía así de histérico, cuando sabía perfectamente que el periodo de las mujeres era un infierno de hormonas y sangre. 

- Lo haré yo, no puedes exigirle algo tan extenso en tan poco tiempo- suspiró Sin-. ¿Acaso no puedes entender que Reena, Yamuraiha y Pisti tienen que hacer el menor esfuerzo posible en esos días para que no les duela más?

- ¡Me da igual, como mujer debería aguantar eso y más! 

- Eso ha sido muy machista, imbécil- protesté-. Ojalá tuvieses las contracciones que nosotras tenemos, así a lo mejor serías más comprensivo. 

- ¡Lo último que quiero es ser una mujer y menos aún si eso significa ser como tú!

Eso no me lo esperaba. La revolución de hormonas hizo el resto y pasé de enojada a llorona sin consuelo, siendo abrazada por Sinbad enseguida.

- Jafar, 26 años, experto en hacer llorar a las mujeres- soltó Masrur con su habitual expresión neutra. De no estar dolida por lo que había dicho antes, le habría reído el chiste al pelirrojo. 

- No seas tan así, Jafar- le recriminó también Yamuraiha, acercándose para frotarme la espalda-. A veces te pasas exigiendo a los demás.

No estaba dispuesto a dar el brazo a torcer, así que me dedicó una última mirada molesta y se fue por donde vino, maldiciendo por lo bajo. 

- El pergamino está en tu cuarto, ¿verdad?- asentí cuando Sinbad preguntó con cariño-. Descansa el resto del día, si te encuentras mejor por la tarde seguiremos practicando para que puedas usar el Equipo Djinn. Vas bien con el armamento, seguro que dentro de poco consigues tener todo el poder de Stolas.

Gimoteé un "gracias" por lo bajo antes de secarme las lágrimas e irme a mi habitación. Estaría sola hasta la hora de comer, puesto que en mi ausencia Sphintus había encontrado trabajo como médico, acudiendo a varias citas por la mañana para así estar libre por la tarde. Me alegraba que hiciese algo que le gustaba y se le daba bien, se le veía feliz de poder ayudar en Sindria a su manera.

Por suerte mi periodo era de tres días, y después del mensaje de Judal de que Kouen había adelantado el viaje me asustó pensar que me encontraría con él en ese estado. No sería así, si calculaba bien llegarían en cinco días y para entonces yo ya habría dejado de sangrar.

Mejor para él.

*************

Segundo día. El peor de todos. La marea roja haría su peor movimiento y los dolores me convertirían en un ser insoportable. Sin embargo, al despertar no noté nada raro, salvo que Sphintus no estaba abrazado a mí como de costumbre. 

Rodé en la cama con pereza y miré hacia abajo, extrañada por no sentir absolutamente nada ahí abajo, sólo un peso desconocido. No le di importancia y bostecé, carraspeando al notar que mi voz estaba un poco más grave, ¿tanto había dormido? 

Gemas amatistasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora