#12: Un toque de pureza

278 35 4
                                    

Tao fue la perfecta representación de la derrota dibujada en nuestros rostros. En cuanto nos detuvimos tras visitar la última familia se dejó caer al suelo, bufando de cansancio y con las orejas gachas en señal de tristeza. Todos los nobles de Parthevia habían visto al Magi y algunos hasta hablaron con él, pero ya nadie sabía dónde se había metido y lo único que pudieron decirnos fue su singular despedida.

- Sólo conozco un lugar estrecho, oscuro y solitario donde puede estar- suspiró Judal-. Por algo lo llaman también el guardián de la Gran Falla.

- Bueno- me negaba a creer que tuviésemos que llegar ahora al Continente Oscuro-, puede que se refiera a otro sitio, no tiene por qué ser allá... 

- Reena- en su tono noté la decepción-. Si tenemos que ir ahí perderemos casi una semana entera en encontrarlo. No aguantarás tanto, cuando te saqué todo el Rukh negro fue inevitable llevarme un poco del tuyo. Si tengo que volver a hacerlo te debilitarás demasiado, tenemos que buscar otra forma como sea. Quédate en Parthevia y yo viajaré allí...

- No te querrá escuchar- suspiré-. Tienes mala fama como Magi oscuro, si vas solo Yunnan se negará incluso a saludarte. 

- ¿Y qué sugieres, genio? Es cuestión de días que te vuelvas a llenar de oscuridad, a estas alturas ya tenemos a Scheherazade de nuestro lado pero sin Yunnan no podemos hacer mucho.

- ¡Maldita sea!- acabé explotando, y las cajas vacías a mi lado lo pagaron. Las pateé con tanta fuerza que las primeras se rompieron y las siguientes hicieron rodar varios barriles, de los cuales dos acabaron estampados en la otra punta de la calle. Lo extraño fue escuchar un gimoteo de dolor, y tras intercambiar una mirada con Judal ambos nos acercamos con cautela.

Tao fue más rápido que nosotros y empezó a rascar la tapa de uno de los barriles, arrancándola con sus garras y olfateando el interior...

- G-G-Ga-tito... 

- ¿Hola?- pregunté, sintiéndome estúpida hasta que me asomé y vi lo que menos esperaba. Ahí, escondido en el barril, una persona de rasgos muy dulces y expresión aterrada chocó sus ojos celestes con los míos. Enseguida enderecé su escondrijo y seguí mirándolo con cara de no saber qué hacer-. Eh... ¿Necesita ayuda?

Por toda respuesta chilló y se encogió aún más en su sitio, y deduje que había sido por ver a Judal a mi lado. Éste rodó los ojos y volvió a tumbar el barril de una patada, haciendo que ese misterioso sujeto cayese justo frente a Tao. Iba a ayudarlo... Pero el Rukh se volvió loco a su alrededor y mis ojos casi salen disparados de sus cuencas. 

- ¿¡Yunnan!?

- ¡No!- gritó, tirando de su enorme sombrero para tratar de cubrirse la cara-. ¡Me han confundido!

- ¡Te hemos estado buscando por todas partes!- yo también gritaba pero de pura adrenalina, lo teníamos justo al lado y ni cuenta nos dimos.

- ¡Yo no he hecho nada!- lloriqueó, y ahí fue donde me di cuenta de que entre los tres lo estábamos poniendo muy nervioso. 

- Espera, espera, cálmate, por favor- lo ayudé a ponerse de pie, buscando sus ojos para que me mirase mejor-. No somos enemigos...- miró a Judal-. Bueno, yo no soy enemiga tuya. Es más, llevo horas preguntando por ti en toda la zona noble de Parthevia. 

- ¿Una fan?- ladeó la cabeza, como un niño confuso. Parpadeé ante ese brusco cambio de actitud, pero lo dejé pasar por el momento. 

- Una víctima- corregí-. Verás... ¿Podemos ir a un sitio más privado y tranquilo?

- ¿Qué pretendes hacerme?- hizo un cómico intento de cerrarse un poco la ropa, ya que tenía todo el centro del pecho descubierto. Por su forma de vestir me recordaba a un gracioso elfo de los bosques-. ¡Mi pureza es algo muy importante para mí!

Gemas amatistasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora