#22: Víbora (FINAL)

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- No será necesario, un simple portal ya no me puede hacer nada malo, te recuerdo que era peligroso cuando tenía a Harith por la pérdida repentina de fuerza- negué divertida-. Serán un par de horas, a menos que me retrase por cualquier motivo, pero volveré en el mismo día.

- Esas confianzas que tienes ahora con la realeza de Kou no me terminan de gustar- replicó Jafar, frunciendo el entrecejo-. Primero el anterior emperador trató de volverte una prostituta, luego sentenció que si regresabas al imperio te matarían, después dos príncipes te quitan la sentencia y Kouen hasta quiso...

- ¿Quieres calmarte?- resoplé-. Parece que ya nadie se fía de mis ojos, a mí nadie puede engañarme y nunca, repito, nunca me he equivocado al juzgar a alguien. 

- ¿Segura?- los tres dimos un respingo y Jafar hasta sacó sus cuchillas del susto, pero enseguida resopló y las guardó de vuelta al reconocer al sonriente Magi.

- Tú has cambiado- devolví su sonrisa cuando me giré a verlo, y casi al momento la misma se borró de mis labios-. ¿No ibas a venir después del almuerzo?

- Quise adelantarme, Kouen tampoco lo iba a notar- se hundió de hombros-. Un equipo como el de Stolas es algo que necesito ver ya.

- Luego, en cualquier minuto nos llaman a la mesa- negó Sinbad-. Cuando acabemos ya te la llevas, mandaré que pongan otro plato para ti.

- No es necesario, Sinbad- rechazó cortés el pelinegro-. He comido antes de venir.

- Lo que sí puedo mostrarle es lo nuevo que he descubierto de las armas- repuse, indicándole a Sinbad y a Jafar que retrocediesen. En medio del pasillo, esperando para ir al comedor con todos, era un poco peligroso sacar semejantes espadas con un espacio reducido así.

- ¿El qué?- se extrañó el albino, mientras que Judal simplemente observaba con curiosidad. 

Con una leve sonrisa astuta, llamé a Stolas y aferré ambas espadas para poder realizar el movimiento con la mayor velocidad posible. Poco me importó que justo en ese momento apareciesen Aladdin, Sphintus y Tao al lado de mis dos acompañantes, ya que cogí impulso desde abajo y clavé las hojas en forma de cruz en el tórax del Magi, levantando su cuerpo unos centímetros del suelo antes de rajar hacia fuera, matándolo al instante. 

- Buen intento- escupí literalmente sobre el cadáver, que empezó a disolverse formando una masa negra flotante, la cual enseguida limpié hundiendo la mano en ella al sentir mi pecho brillar. Usando unas pocas motas aún sin purificar, envié un mensaje de vuelta a Kou, por primera vez sin ser para Judal-. No vais a poder contra mí, soy más lista que todos vosotros.

Con un chillido escalofriante, la nube blanca regresó al flujo y las manchas negras volaron lejos de allí, de cabeza a los viejos podridos de Al-Thamen que habían intentado engañarme. 

- Nunca me equivoco- repetí, contemplando los rostros desencajados de todos los presentes.

- ¿Cómo sabías que...?- balbuceó Sphintus-. ¡Si era prácticamente igual!

- Judal nunca se dirigiría tan tranquilo a Sinbad, y menos de forma educada. Ha cambiado, pero sigue siendo él en varios aspectos, ya no tiene maldad por muy borde que pueda ser a veces. Además, de todas las veces que me ha visto manejando el poder de mi Djinn jamás ha tenido esa chispa de codicia en sus ojos, se delataron casi al segundo de mandar ese doble. Sabe que tiene muchísimo más poder que yo, simplemente se dedica a observarme con curiosidad a medida que controlo mejor a Stolas, ¿por qué habría de ansiar mi equipo?

- Esos tipos están desesperados- confirmó Jafar lo que ya todos sabíamos-. Reena es un gran obstáculo y ahora que han perdido a Judal como afiliado no les será tan sencillo absorber Rukh negro, menos aún si ella puede limpiarlo.

Gemas amatistasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora