Sandy era la chica que Edmundo conoció en una de las galerías de arte de la ciudad.
Edmundo había ido en busca de inspiración para uno de sus dibujos, le habían pedido que plasmara algo que transmitiera el sufrimiento humano, así que se coló a una de las salas donde se exhibían pinturas y esculturas abstractas, debía haber algo que disparara su imaginación e inspiración.
Fue allí donde vio por primera vez a la muchacha, que parecía estar observando minuciosamente una imagen donde varias formas humanoides ardían en llamas.
Se paró junto a ella y miró el mismo cuadro tratando de buscar qué era lo interesante en la imagen.
—El infierno no es como lo pintan, literalmente—, habló, parecía haberlo dicho más para sí misma.
—¿Ah no?— indagó Edmundo, —¿y cómo ha de ser?— la miró de soslayo.
—La gente sufre por presenciar lo que más le duele y lastima, la pérdida de algún familiar, el descubrimiento de alguna traición; el peor castigo no sólo es el dolor físico—; sacó las manos de sus bolsillos y giró para poder encontrarse con él.
—Vaya, parece que sabes mucho sobre eso—; Edmundo también giró para encararla.
—No es que lo sepa; es sólo lo que me imagino—, sonrió; —mi nombre es Sandy—, se presentó.
—Edmundo—, contestó con el mismo gesto.
Y fue desde entonces que sus encuentros empezaron a ser más frecuentes, tal vez por obra del destino.
—Te gusta el arte, ¿eh?— cuestionó Adam al llevar la segunda cucharada del postre hasta su boca, ya había escuchado bastante de la persona que acababa de conocer pero quiso preguntar algunas cosas más; —dime, ¿cuál es tu favorito?
—Todo lo referente a la Edad Media; los siglos V y VI fueron buenos— respondió tranquilamente.
—¿Buenos? ¿Qué tuvo de bueno ese siglo, qué no era de los bárbaros?— preguntó curioso.
—La caída de Roma y el Oscurantismo— contestó Sandy.
—¿Eh?— Adam frunció el ceño mientras Edmundo veía divertido a las dos; él estaba seguro de que Sandy tendría un buen argumento contra su amigo.
—Por algo suceden las cosas, sin esos dos acontecimientos quien sabe qué sería de la humanidad; puede que sean hechos extraños, incluso considerados bárbaros y crueles, pero por alguna razón el destino es así.
El pelirrojo rió, no de manera burlona, sino porque simplemente le causó un poco de gracia ya que tenía entendido otra cosa por la palabra "destino", —¿no has escuchado eso de que nosotros somos los dueños de nuestro propio destino?
—Lo he escuchado; pero también creo que hay algo más grande que la humanidad, algo que no puedes manipular; por ejemplo— se aclaró la garganta, —el hecho de que hayas nacido; o el hecho de que a alguien se le haya hecho tarde y vaya rápido en su automóvil ocasionando un accidente y en consecuencia un embotellamiento, o simplemente que tú estés aquí, debatiendo conmigo, en este preciso momento cuando deberías estar camino al trabajo.
Adam miró su reloj de pulsera y abrió los ojos en demasía, hacía cinco minutos que debieron abandonar el restaurant para llegar a su trabajo, —¡Ed!— exclamó y se puso de pie, —llegaremos tarde—; sacó unos billetes de su bolsillo y los dejó sobre la mesa.
Sandy se echó a reír al momento de que Adam le clavaba la mirada con molestia fingida; —tú— dijo, —eres buena, admito que has ganado esta vez.
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Susurro en la Oscuridad
ÜbernatürlichesLos hijos de los demonios Nisroch y Kelen han "pasado la eternidad" abusando de todo, en especial del sexo desenfrenado; hasta ahora. Edmundo y Adam son unos dibujantes novatos, trabajan en el mismo lugar y son los mejores amigos. Cuando Edmundo con...