Versículo XVI. Vida nocturna.

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El líquido frío y amargo acarició sus labios haciéndolo soltar involuntariamente un sonido gutural. Hacía mucho tiempo que Edmundo no probaba una cerveza.

—Creo que es una oportunidad grandiosa— exclamó Sandy al arrojar la lata vacía a la bolsa plástica que tenía a unos metros de sus pies; ella y su novio se encontraban sentados en el viejo sofá del apartamento donde vivía como humana; —lo harás maravillosamente.

Edmundo suspiró, —por alguna razón creo que no me siento tan feliz.

—¿Es por Adam?

—Tal vez.

—No deberías preocuparte— exclamó seria.

—¿Eh?

—¿No has aprendido nada con los hechos recientes?— la demonio se removió en el asiento de tal manera que apoyó la espalda, antes había estado de lado para poder charlar cómodamente, luego agregó, —Ed, no quiero que lo tomes a mal pero... recuerda que el futuro de Adam está sellado, él ya vendió su alma y pues... tal vez tu destino es diferente, tal vez tú si debas sobresalir y tener éxito— explicó tratando de no sonar ofensiva, ya que esos dos eran como hermanos. Y dijo la verdad, lo que pensaba, aunque Adam hubiera usado su deseo en él Sandy sabía que eso también podría ser parte del destino.

Suspiró y arrugó la lata vacía para arrojarla a donde su novia lo había hecho antes, luego se dejó caer también en el respaldo del sofá y apoyó su cabeza en el hombro de Sandy.

—Lo sé— musitó, —pero es que aún no me acostumbro a esto.

—¿A qué?

—A saber que hay algo más allá de todo lo que conocía.

—¿Te refieres a la muerte, el averno y el destino?

—Sí, a eso.

—Ed, yo no preten...

—Sólo quiero que por esta noche seamos tú y yo— la interrumpió y giró para quedar cerca de su oído, —por favor, no hablemos de lo diferentes que somos— y besó su cuello suavemente.

Eso la tomo desprevenida causando que su piel se erizara, en ocasiones pasadas había sido besada de esa forma, incluso por varias mujeres y hombres a la vez, pero eso no se comparaba con lo que estaba viviendo en ese momento. Edmundo se incorporó y se colocó a horcajadas, sosteniéndose sobre sus rodillas a los costados de los muslos de su novia y luego besó su boca.

El sabor amargo de su bebida se sentía en su aliento pero eso no fue para nada incómodo, por lo que sólo atinó a aferrarse a la camisa del humano para profundizar el contacto. Su habilidosa lengua se introdujo en su boca y al encontrar lo más húmedo de su cavidad un sonido de gozo se ahogó entre sus labios.

...

..

.

—Hola— saludó a su mascota al momento que encendía las luces del apartamento y la gata se enredaba entre sus tobillos, —¿me extrañaste?—, arrojó sus llaves sobre la mesa que esta próxima y se acuclilló para acariciarla.

Pensó que últimamente no había pasado mucho tiempo con Marí, así que se incorporó y caminó a la cocina, le daría un poco de leche y luego pasaría con ella un par de horas en el sillón viendo algún programa de variedades mientras compartían un paquete de galletas, era el plan perfecto, salvo por alguien que apareció mágicamente en medio de su apartamento.

—¿Estás listo para salir esta noche?—, el demonio se acomodó el cuello de la gabardina.

Adam agradeció el haber colocado la botella de leche sobre la mesa, de lo contrario se hubiera hecho añicos y habría sido un desperdicio, ya que Eivan lo había tomado por sorpresa.

Susurro en la OscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora