Capítulo 17

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Disclaimer: Los personajes pertenecen a Stephenie Meyer, yo solo me adjudico la historia, prohibida su publicación en otros sitios sin mi consentimiento.

—Te amo—volví a besar a Edward. Ambos estábamos en la puerta de su departamento, eran las 10 de la mañana y llevábamos más media hora despidiéndose, sentía una necesidad muy grande de que me demostrara cuanto me amaba y borrara los celos de la mañana.

—Te amo más—Edward la volvió besar repetidamente en sus labios—Si me dejaras, no sé lo que pasaría —tomo mi cara entre sus manos y me miro fijamente, tratando de meterse en mi memoria y que sus palabras quedaran marcadas con fuego. Yo sabía que estaba hablando enserio, así que solo pude morder mi labio y asentir a sus palabras — ¿Segura que no te puedes quedar? —me pregunto esperanzado.

—No lo siento, tengo que hacer unas compras antes de navidad...ya sabes, cosas para la cena y regalos.

—Espera a ver tu regalo, te encantara —Edward sonrió como niño en navidad.

—Espera tu a ver el mío —le sonreí de vuelta.

Por fin nos despedimos, en el camino hacia el centro comercial marque a Ángela, la cual no había visto desde que llegue y ella acepto acompañarme al centro comercial. Ángela fue siempre mi mejor amiga, pero Alice estaba ganando su lugar rápidamente, pero eso no significaba que me olvidaría de mis amigos de Estados Unidos.

Llegue en diez minutos al centro comercial, rápidamente encontré a Ángela sentada en la fuente revisando su teléfono móvil. Las personas cambian con el paso del tiempo, pero debo decir que Ángela se miraba mayor en el buen sentido, su cabello era más largo de lo que recordaba y sus anteojos habían desaparecido.

Su cabeza se levanto de lo que estaba viendo, fijo su mirada en mí, sonrió y se levanto de su asiento.

— ¿Bella Swan, eres tú? — se acerco a mí y me tomo de los hombros para observarme mejor.

—Debería preguntar lo mismo, Ángela —Empezó a chillar y se abalanzó a mis brazos.

—Te extrañe mucho.

—Yo también deberías de haber aplicado para el intercambio también.

—Lo sé, me arrepiento de eso— me dijo con una sonrisa triste — Pero dejemos atrás las cosas tristes y vamos a comprar, ya casi es navidad.

Rodé los ojos ante su entusiasmo y juntas fuimos a visitar las tiendas del centro comercial. Mientras paseábamos por las tiendas mirando y comprando, Ángela me conto que había encontrado un empleo de medio tiempo en un pequeño periódico local y ayudaba a un columnista de política que estaba a punto de jubilarse, tenía la esperanza de que él le cediera su lugar por lo cual prácticamente todas las semanas escribía un artículo para que este lo leyera y le diera consejos.

—Realmente me alegro por ti—le dije cuando nos sentamos en una mesa de un restaurant de comida Italiana.

—Muchas gracias Bells.

—Aunque no se mucho de política tienes que enviarme algunos de tus artículos —le señale. Ella asintió con una sonrisa. Pronto llego el mesero y decidimos pedir una pizza con champiñones y Jamón junto con una ensalada para compartir.

— ¿Ya terminaste tus compras? —Ángela tomo de su copa de vino, decidió que como ahora era una casi columnista debía de comportarse a la altura.

—No —en cambio yo tome un trago de mi Coca-cola— Aun no se que regalarle a Edward.

— ¿Has pensado en algo?

Amor y CelosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora