Capítulo 23

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Disclaimer: Los personajes pertenecen a Stephenie Meyer, yo solo me adjudico la historia, prohibida su publicación en otros sitios sin mi consentimiento.

26 de enero de 2012

Para: Isabella Swan

De: Edward Cullen.

Sigues sin contestar mis mensajes, tal parece ser que me has olvidado. No sé qué pensar de ti. Se supone que estaríamos juntos para siempre. Se supone que siempre me amarías.

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27 de enero de 2012

11:17 a.m

Para: Isabella Swan

De: Edward Cullen.

No puedo vivir en un mundo en el que no estés tú a mi lado, no quiero vivir un futuro en el cual tú no me acompañes. Tú eres mi salvación Isabella. No me dejes ir...

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Edward POV

27 de enero de 2012

La seguía extrañando. Mi cuerpo, mi alma aun clamaban por ella. Me sentía como el drogadicto que necesita a su droga, como un moribundo que necesita de un rayo de luz para vivir.

Las peleas no habían servido, los golpes que daba no servían para sacar mi frustración, mi ansiedad. Deje que me golpearan y me mandaran al hospital, ya no podía aguantar el dolor en mi pecho.

Mis compañeros eran mi teléfono celular, mi botella de cerveza y mi paquete de cigarros. No había ido a la universidad y sabía que mi madre estaba muriendo de angustia por mi culpa.

Quería arrancarme el corazón y nunca sentir, quedarme dormido y al despertar que nada haya pasado y que Bella este a mi lado acariciando mi pecho con sus estilizados dedos, luego tomarla por la cintura y hacer el amor con ella para exorcizar todos nuestros demonios y ser felices.

Pero Bella no estaba aquí, estaba a miles de kilómetros de distancia y estaba claro que nunca volvería conmigo.

¡Dios la odio! Tire la botella a la pared y esta exploto en miles de pequeños pedazos. Prometió que estaría conmigo, que estaríamos juntos. Estúpido de mí al subir a ese avión para pedirle que se quedara conmigo y regresar a nuestra ciudad, al único lugar al que podríamos ser felices.

Todo era una escusa para irse de mi lado, para abandonarme, para romperme por dentro.

Yo ya no podía vivir así, no me sentía con la fuerza necesaria para seguir resistiendo este dolor, toda mi vida estaba desecha; mis planes y mi futuro cambiarían por completo. ¿Qué iba a ser mí sin ella? ¿Cómo iba a vivir con este dolor que me arrancaba gritos, que me hacia sufrir, alucinar y hasta quitarme las ganas de vivir?

El teléfono sonó y corrí hacia la mesita de noche esperando que fuera ella. No, era mi madre. Corte la llamada, no quería hablar con ella ¿Qué tal si durante la llamada Bella hablaba? Yo no podría contestarle, yo quería hablar con ella, que me perdonara.

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No, no podía continuar con esta tortura, ya no puedo continuar así. ¿Por qué no me habla? ¿Y todas las promesas? ¿Nunca me amo? Solo quería descansar un poco, dejar a mi cabeza y corazón descansar. Ella nunca volvería, ya no más.

Amor y CelosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora