Decimotercer Capítulo

22 2 0
                                    

Cada vez estaba más segura de que ese mensaje tenía algo que ver con todo lo que estaba pasando. Tras hablar con nosotras sobre lo que le estaba pasando, Virginia se marchó a su casa. Yo me preparé para ir a visitar a mi hermano al hospital. Aproveché la escusa de que hacía frio para llevar una bufanda que cubriría toda mi garganta. No quería que nadie viese las marcas que tenía. Paula siguió inquieta todo el rato. Creo que, de alguna manera, presentía igual que yo que algo malo iba a suceder. No hablamos practicamente nada en todo el rato. Cuando ya me iba a ir al hospital, me preguntó que si podía acompañarme. No quería dejarme sola después de todo lo que había pasado. La abracé y le dije que por supuesto.

Una vez en el hospital, subimos hasta la segunda planta, lugar en el que Raúl se encontraba hospitalizado. Su habitación era sombría y oscura. Se encontraba sólo con Álvaro.

-¿Dónde está mi madre?
-Ha bajado con tu abuela hace un rato para desayunar algo.
-Ah, vale.
-Tengo que hablar contigo.
-¿De qué?
-Ahora te cuento.

De nuevo, no sabía que quería. Me acerqué a Raúl y me puse a su lado. Estaba dormido plácidamente. Le cogí la mano y lo miré mientras sonreía. Paula estaba en el otro lado de la habitación, también sentada. Seguía con cara de preocupación. Entonces, miré a Alvaro y le pregunté:

-¿Qué me querías decir?

Álvaro levantó la mirada y me miró serio.

-No le quería decir nada a nadie pero... creo que esto ha pasado a ser más grave de lo que pensaba.
-¿De qué estás hablando?
-A ver... Hace un tiempo tu hermano conoció a un tío y comenzó a hacerse su amigo. Un día salió con él y... comenzó a...
-Álvaro... qué es lo que ha hecho mi hermano...
-Joder, este tío era traficante de droga y convenció a tu hermano para probarlas. Desde entonces la adicción de tu hermano ha ido a más y más y más... hasta el punto de saltarse las clases para ir a drogarse con ese tío y a vender su propia moto para comprarse más droga.

En ese momento me levanté de la silla muy sorprendida y le solté la mano a Raúl bruscamente.

-¿Qué? ¿Qué estás diciendo?
-Joder, yo soy el primero que no quería que acabase en esa situación ¿vale?
-Pero ¿Porqué no lo has dicho antes? Cuando faltó al instituto te pregunté si sabías dónde había ido y no me dijiste NADA, JODER.
-Andrea cálmate, ¿vale? -dijo Paula acercandose a mí-.
-A ver Andrea, él es mi mejor amigo y no quería causarle problemas diciendolo. Aunque quizá no diciendole le haya causado más problemas aún... lo siento, ¿vale?, pero no podía hacer nada. Ya lo he contado y... ya está. De todas formas no podemos hacer nada... Joder...

No podía creer lo que estaba pasandome. Todo eran problemas en mi vida. Entonces noté un horrible dolor en mi garganta. Era como si me quemasen con ácido. No me quedó mas remedio que quitarme la bufanda dejando mi cuello al descubierto ante la atónita mirada de Álvaro.

El Mensaje: Primera ParteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora