Duodécimo Capítulo

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Ya por la mañana, me levanté de la cama. Paula se había quedado dormida, así que bajé yo al salón para desayunar y prepararme para ir al hospital a ver a mi hermano. Las marcas que habían quedado en mi garganta me escocían como si de quemaduras se tratasen. Otra cosa que debía hacer era intentar ocultarlas lo mejor posible, para que nadie me las viera. Unos minutos después, Paula bajó las escaleras. Me miraba confusa y tímida. Finálmente me preguntó que qué tal estaba y que si me dolía. Le respondí que no sonriendole, aunque sólo dije eso para evitar preocuparla. Dicho esto, desayunamos. Paula estuvo todo el rato mirandome con cara de miedo. Al final, me preguntó:

-¿Qué... se supone que pasó... anoche?

Yo la miré y le dije que no lo sabía. Después un silencio incomodo lo inundó todo. Paula continuaba con su mirada aterrorizada observandome. En ese momento, llamaron al timbre. Salí para comprobar quién era. Era Virginia. No sabía a qué había venido. Le pregunté extrañada, intentando tapar lo máximo posible mi malherido cuello. Su cara era de preocupación, así que intuí que era por mi hermano. Acabó preguntandome que qué tal estaba mi hermano, que se había enterado de lo que había pasado. Le respondí que estaba bien, que no le pasaba nada.

-Vale... Tienes que escuchar lo que te tengo que decir...

Paula salió entonces y preguntó que qué estaba pasando. Yo no comprendía ni imaginaba muy bién lo que estaba a punto de decirme.

-Creo... que debería pasar...

La invité entonces a entrar a mi casa. Cada vez estaba mas extrañada con lo que estaba pasando. Paula seguía observandome con cara de miedo.

-Verás... ¿recuerdas que el otro día os ayudé a encontra el teléfono de tu hermano?
-Sí pero... ¿qué pasa con eso?
-Bueno pues... A ver, desde entonces el GPS está marcando que hay algo en el lugar donde lo encontrásteis.
-¿Qué? ¿Algo como qué?
-Pues no lo sé pero... mi padre está extrañado por que nadie ha tocado eso y si se entera de que he sido yo...
-Vaya... ¿Y solo es eso?
-No... también recibí un mensaje ese mismo día... un mensaje de esos en cadena que se envían que te dicen que morirás y eso... y desde ese momento he comenzado a notar... algo raro a mi alrededor.

Paula y yo nos miramos. Nuestras caras eran una mezcla de sorpresa y terror. Intentamos tranquilizarla diciendole que no pasaba nada, que era solo un mensaje y que eran imaginaciones suyas.

-Sí pero... lo más extraño es que el mensaje me lo envió el móvil de tu hermano... y me lo envió antes de que lo encontraseis...

En ese momento le dije que me leyese el mensaje. Era el mismo que yo había recibido. Algo aterrador nos estaba afectando a ambas, y por consiguiente a Paula también. De nuevo, tenía el pálpito de que algo siniestro se nos acercaba. Y también, sabía que la respuesta estaba en el lugar donde encontramos el teléfono.

El Mensaje: Primera ParteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora