Vigesimosegundo Capítulo

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Decidí entonces hacer averiguaciones por mi misma. Imaginé que si había sido un caso tan importante en España, habría salido en los periódicos y habría bastante información sobre él, así que decidí ir a la biblioteca para intentar informarme sobre el caso. Primero, intenté buscar algo en internet, pero no salía nada. Comencé entonces a buscar en la hemeroteca periódicos de la época de la desaparicion para intentar encontrar algo, pero no conseguí dar con información alguna. Entonces, el bibliotecario se acercó a mí y me tocó el hombro. Yo estaba tan absorta que no me di cuenta de que venía hacia mí y me llevé un sobresalto.

-Oye chica, ¿Te podría ayudar?
-No, muchas gracias.

Se quedó mirando los periódicos que había cogido.
-Umm... así que buscas periódicos de 1997...
-Sí.
-¿Podría preguntarte por qué?

Me giré para responderle entonces, y le dije sarcástica que sí, que podía preguntarme.

-Estoy buscando información sobre un caso de desaparición.
-¿Una desaparición? En 1997... Um, te refieres quizá al caso de María Ordoñez.
-Sí, exactamente.
-Vaya... pues lo siento mucho, no vas a encontrar gran cosa aquí.
-¿Pero por qué? Si fue un caso tan importante, debería haber mucha documentación al respecto, ¿verdad?
-Sí. Y la había.
-¿Cómo que la había?
-Verás... en aquellos años yo ya era bibliotecario aquí. El caso llegó como un jarro de agua fría al pueblo, nadie esperaba que una cosa así pudiera pasar en un pueblo como este. Nunca se supo nada de la niña, hasta ahora que ha aparecido el cadáver. La madre de la chica llegó a enloquecer tanto por la perdida de su hija que obligó a la biblioteca del pueblo a destrozar todo papel en el que saliese ella. Claramente, nos opusimos a ella, ya que la mejor forma de poder encontrar a la niña sería difundiendo su imagen. Sin embargo, en un ataque de locura entró aquí y le prendió fuego a la biblioteca.
-Vaya... ¿en serio?
-Totalmente. De todas maneras, aunque quemara este lugar había infinitas bibliotecas mas en todo el país en las que estaría el periódico con su hija. Pero claro, no puedes explicarle eso a un loco. Los bomberos llegaron y lograron detener las llamas a tiempo antes de que devoraran todo la biblioteca, pero la sala de hemeroteca quedo calcinada. En cuanto a la mujer, se prendió fuego sin querer y quedó totalmente desfigurada. Tiempo despues se encontró muerta en su casa y llena de cicatrices, como si algo la hubiese atacado.
-Guau... ¿Cómo se llamaba esa mujer?
-No lo recuerdo bien... creo que era Lourdes o no se... Empezaba por L creo.

Un escalofrío recorrió mi espalda en ese momento.

-Y no se llamaba quizá... ¿Laura?
-Sí, eso es. Laura Grande.

Ahora todo comenzaba a cobrar sentido: Mi historia de terror particular comenzaba a aclararse cual agua depurada.

El Mensaje: Primera ParteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora