144.-EL PRÓXIMO CAPÍTULO ES EL EPÍLOGO.

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—Yo no te cambié... empezó a decir... —Tú me sacaste de tu vida.

—Y me arrepiento de haberlo hecho. Supe desde el momento en que vi a Diego sin ti, que él pagaría las consecuencias de nuestros actos.

____ suspiró con tristeza... —Hemos estado haciendo las cosas mal, justin. Dijo acariciando su pecho.

Él asintió. —Lo peor que hice fue alejar a ese niño de ti, desde el principio él estuvo al margen, cuando estabas en cama, luego cuando estaba creciendo, pensé que estaría bien con nosotros porque yo estaba con él y los demás y estaba sano... Pero él no ha sido feliz... No importa lo lejos que estés, él siempre te ha extrañado, porque ese niño te ama... Y yo también.

—Justin.... yo... empezó a decir.

—Tranquila, sé que he hecho las cosas bastante mal, ¿Sabes? Por eso siento que dejarte al niño es lo mejor que podría hacer para resarcir todo el daño que te he hecho.

—Tú eres su papá...

—Él te extraña a ti, te llama a ti, te quiere a ti... No a mí.

Ella sentía que poco a poco sus lágrimas amenazaban por salir, él estaba renunciando a ellos, se estaba rindiendo. ¿Cómo podían separarse después de todo el tiempo que habían tenido juntos? Después de todo lo que habían pasado.

—El niño estará bien porque tú estás aquí... Todo está bien cuando tú estás, dijo besándole el pelo y entrelazando su mano con la de ella.

En ese momento supo que todo descansaba sobre sus manos, tanto la felicidad de los demás como la tristeza, tanto destruir las cosas como arreglarlas, tanto volverlos felices como infelices, tanto hacer funcionar las cosas como averiarlas, tanto darles un mejor futuro como destruírselo.

Tenía a su lado a los dos hombres que más amaba. Justin siempre había estado con ella, y no importaba de qué manera, no importaba si solo estuviera velando por ella en secreto, o alejando a sus novios, o entrando a su casa cuando ella no podía notarlo, siempre había estado ahí. Incluso cuando le pidió el divorcio... había una conexión entre ellos que no la había podido romper, ni sus padres, ni el tiempo, ni la mafia ni la muerte.

Y luego cuando pensó que no podía amar más a un hombre había nacido Diego. Y su mundo giró ante otra perspectiva. Justin, a pesar de sus errores siempre la había mantenido a su lado y no sabía si eso era un pensamiento obsesivo o enfermo, pero sea lo que sea aún podía sentir las mariposas arremolinarse en su estómago cuando estaba a su lado y la sensación de sentirse completa cuando él estaba cerca, y malditamente sabía que él sentía lo mismo.

Todos podían pensar que justin era un maldito ser humano, una mala persona, que era egoísta, un patán irresponsable y en su defecto así era pero en el fondo, muy en el fondo conocía sus verdaderos sentimientos, esos que salían a flote cuando ella lloraba y él la consolaba y esos que salieron cuando él estaba involucrado en la mafia y no importaba si estaba enojado con ella o si le gritaba, al final siempre la protegía.

Un pensamiento cruzó en su cabeza. Y se encontró a sí mismo recordando lo que había dicho "Cuando él estaba en la mafia" tiempo pasado. Él le había prometido en una ocasión que no la iba a perder por estar metido en sus cosas ilegales y le había cumplido. Luego de que le había pedido el divorcio, todos le habían dicho que Justin había cambiado y no salía ni siquiera de la casa y se dedicaba solo a Diego.

Le había cumplido aunque ya no estaban juntos y están rumbo a divorciarse, le había cumplido, porque él la amaba por encima de todo y de todos, y eso... Eso lo apreciaba porque el amor era mutuo. Y eso era justo lo que necesitaba el niño, solamente eso, se habían vuelto tan egoístas que sin quererlo le habían restringido parte de su amor al que realmente lo necesitaba, que era Diego. Porque él era una parte de ellos, una muy importante.

Un amor entre la mafia y la muerte II (Editada & disponible en físico)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora