58.

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Los días pasaban de manera lenta, y no había cambios en ___, el bebé tenía dos meses de vida y Justin mantenía una relación Padre-hijo. Todo en la casa iba relativamente normal, pero no esa noche, no ese inicio de mes, no ese primero de Octubre.

Ella sentía que despertaba, pero al abrir sus ojos se encontró con oscuridad, oscuridad extrema, no podía visualizar absolutamente nada, trató de mover sus manos pero sentía que estaban pegadas al piso, un duro y frio piso, sus piernas estaban atadas, intentó librarse pero el esfuerzo fue en vano, su respiración estaba acelerada, ¿Dónde estaba? Solo podía oír sus lágrimas al caer por sus mejillas, cada gota le hacía daño, como si la cortaran.

Escuchaba a alguien hablar, hablar algo que ella no entendía, ¿Fisioterapia? ¿De que hablaba? ¿Quién hablaba? Sentía sus huesos ser desprendidos una y otra vez ¿Qué estaba pasando? Reconoció una voz, ¡Era nani! Ella hablaba con un hombre, un desconocido. Ponían algo en su cabeza pero ella no podía tocar ninguna de sus extremidades, estaba pegada a algo. 

— ¿Ella estará bien?

—No lo sé, sin embargo, hoy sus músculos están más receptivos.

— ¿Está despertando? Preguntó esperanzada.

—Señora, le dije que esto necesita tiempo. 

El doctor recogió sus cosas y se fue, nani lo acompañó hasta la puerta y luego volvió a la habitación de ___, —Si no te levantas de ahí... empezó a decir... —Tienes que hacerlo, tu hijo te necesita, Justin te necesita...


¿Justin? ¿Su hijo? ¡Su hijo! ¿Qué le había pasado a Diego?


—El niño está hermoso, tendrías que verlo, se parece más a ti que a su papá. Dijo tristemente, nani cada vez que hablaba con ella se sentía realmente triste, quería albergar alguna esperanza, pero ella estaba tan quieta que parecía como si estuviese muerta. Acercó su mano a su pecho para notar si respiraba o no. 

____ sintió que su tacto la quemaba, Calor, Calor, demasiado calor ¡Quita las manos! Gritaba pero su voz hacía eco.


—Es mi impresión, ¿O estás más fría? Preguntó Nani a sabiendas de que no podía recibir ninguna respuesta.

En ese momento Justin entró con Diego en brazos, — ¿Le podrías decir o hacer algo? No para de llorar, Y lía no puedo controlarlo.


El corazón de __ dio un vuelo. ¡Era Justin! Y su bebé, se moría de ganas de abrazarlo, entendió en ese momento que si todos ellos estaban ahí entonces ¿Dónde estaba ella? ¿Ese era el infierno? — ¿Hola? ¿Alguien puede ayudarme? Preguntó—. 


Eco, solo el eco de su voz se escuchaba. ¿Quién era Lía? Se preguntó. Suspiró, lo único que tenía por certeza era que ella no estaba con ellos ahí y realmente no sabía dónde estaba.


— ¿Y si acercamos el bebé a __? No sé, tal vez... Puede funcionar. Sugirió nani.

—No, Diego no lo entendería, creo que fue un error venir a esta habitación. No le presentaré al niño a su madre muerta. Eso sería cruel.

—No sería cruel, piénsalo...

—No hay nada que pensar, respondió mientras salía de la habitación.


—Ella tal vez nos pueda escuchar, dijo nani para sí misma.

¡Estúpido! ¡Estúpido! ¡Estúpido! Gritaba __, ¿Hola? ¡Déjame ver al niño! Volvió a gritar pero no recibió respuesta, solo escuchó cuando la puerta se cerraba, la habían dejado sola, el tiempo empezó a pasar lentamente, no volvió a escuchar más a su bebé, ni a Justin, de vez en cuando entraba nani y le hablaba de algunos temas generales, le había contado que había una chiquilla nueva que era muy presumida, ¡Si tan solo estuviera despierta! Le dijo también, que Justin había cambiado muchísimo. Lo próximo que escuchó fue a un hombre hablando de su estado, no daba esperanzas de que se volviera a parar de la cama......

Un amor entre la mafia y la muerte II (Editada & disponible en físico)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora