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_______ se quedó parada en el mismo lugar y se dejó caer al piso. Lo había dejado ir, y esta vez sabía que no iba a volver. Abrazó sus piernas. Había hecho lo correcto pero no podía parar la agonía que estaba sintiendo en esos momentos, era como si le hubieran arrancado una parte de ella misma que sabía que nunca volvería.

Luego de unos segundos frunció el ceño. Cuando Justin se fue no escuchó el sonido de ningún vehículo. Se levantó del piso, abrió la puerta y salió a la acera. Achicó la vista solo para darse cuenta de la sombra que se veía a lo lejos caminando a paso lento mirando al piso.

Sin pensarlo, empezó a correr y a gritar su nombre. Joder, él estaba realmente loco si pensaba regresar a casa caminando en mitad de la noche. — ¡Justin! gritó con todas su fuerzas pero él no se giró a verla.

Cuando finalmente pudo llegar hasta él lo tomó del brazo. — ¡¿Estás loco?! Le preguntó poniendo ambas manos en sus rodillas tratando de estabilizar su respiración después de haber corrido aproximadamente un kilómetro. — ¿Qué haces? Preguntó al ver que él seguía caminando. — ¿Qué pasa? ¿No me escuchas? Le preguntó corriendo nuevamente detrás de él y empujándolo.

Ella sintió que su corazón se rompía al verlo con la cara surcada en lágrimas. — ¿Qué te importa? Preguntó él con la voz rota. — ¿Por qué me seguiste?

—No puedes volver caminando a casa. Es media noche. ¿No viniste en tu auto?

Él negó mientras ralentizaba el paso. —Regresa a casa, le dijo.

—Por supuesto que no haré eso, no puedo dejar que te vayas solo. ¡Mírame! Estoy hablando contigo. Le gritó.

Justin alzó la vista ante ella. — ¿Qué quieres? Le preguntó abriendo los brazos y sollozando. — ¿Qué más quieres?

________ sintió las lágrimas desbordarse por sus mejillas. — Justin, le dijo con la voz entrecortada. —Ven conmigo.

— ¿Cuál sería el maldito punto? No me quieres en tu vida, escupió bruscamente.

—Eres el papá de mi hijo, aún. Muchas personas estarían tristes si a ti te pasara algo.

— ¿Incluyéndote? Le preguntó.

Ella asintió. — Incluyéndome, repitió tomándolo de la mano y avanzando con él a casa. Ninguno habló en el camino, Cuando estuvieron en casa, ella subió al segundo piso y busco algunas colchas y almohadas. Al verlo sentado en el mueble mirando a la nada sintió que su corazón se partía. Se secó en silencio las lágrimas y se paró delante de él. —dormirás aquí. No puedo conducir a esta hora para llevarte y estoy segura de que Billy tampoco querría venir a buscarte. Suspiró y lo observó por última vez... —Buenas noches, dijo lentamente dirigiéndose a las escaleras.

— ¿Te puedo pedir un favor? Escuchó que le decía Justin.

Ella retrocedió, colocándosele en frente. — ¿De qué se trata?

—Un trato. Dijo él lentamente.

Ella asintió cruzándose de brazos. —Escucho.

Justin respiró hondo realmente se sentía como Marica en ese momento pero habían ciertas batallas que estaban destinadas a no ganarse... Ciertas luchas que era mejor dejarlas ir. Ciertas cosas que aunque dolían debían hacerse. Respiró hondo. Esta vez no estaba en un juego de Ganar-ganar, le estaba dando todo a cambio de nada. —Te daré al niño, él va a vivir contigo de ahora en adelante.

_____ jadeó asombrada y llevó su mano al pecho. — ¿Me lo darás? Preguntó sintiendo las lágrimas amontonarse en sus ojos. Dios sabía lo mucho que había deseado este momento, tener a su pequeñito solo para ella la iba a hacer inmensamente feliz, era el mejor regalo que le podían haber hecho. — ¿Estás hablando en serio? Le preguntó con la voz en un hilo.

—Será todo tuyo, respondió sin mirarla.

Y en ese momento sintió un nuevo sentimiento, si aceptaba tenerlo con ella, el niño aunque estaría bien no tendría ni a Nani, ni a Gray, ni a Billy, ni mucho menos a justin. Ellos todos eran su familia y lo habían cuidado en los últimos meses. Si ella renunciaba a él, cuatro personas se quedaban con él, si ella lo tomaba cuatro personas lo perderían.

Nunca lo había visto de esa forma, eran cuatro contra uno, no se trataba de perder o ganar sino lo que mejor fuera para el bebé y ella lo adoraba y lo quería tener con ella pero no quería dejarlo sin los demás. —Está bien, dijo aceptando. No importaba si ella lo iba a tener con ella todo el tiempo, lo llevaría cada fin de semana con justin y los demás, ellos también adoraban al bebé.

Frunció el ceño y se preparó páralo peor. — ¿A cambio de qué?

Justin la observó y ella pudo ver la tristeza en sus ojos. — Quédate esta noche a dormir aquí, conmigo, le dijo mirándola fijamente.

Ella suspiró con tristeza, no podía creer lo que él le estaba pidiendo, tanto tiempo pidiéndole dejarla pasar tiempo con su hijo y él no cedía y ahora se lo daba con la condición de que pasara una noche con él.

— ¿Qué pasa contigo? Le preguntó acercándosele.

Él se encogió de hombros y miró al piso. —El niño no me va a extrañar ¿Sabes? Empezó a decir, —Tiene a una madre perfecta... Y además tiene a Nani, Billy y a Gray, ellos se encargaran de darle el amor que le pueda hacer falta. Creo que he sido lo suficientemente basura para quitarte lo que siempre te perteneció, te dejó en libertad.

— ¿Por qué lo dices como... como si te fueras a ir? Le preguntó sintiendo las lágrimas rodar por sus ojos.

Él sonrió amargamente. — Porque eso es exactamente lo que pienso hacer.


Un amor entre la mafia y la muerte II (Editada & disponible en físico)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora